Por Virginia Delgado
4 de febrero de 2025En una jornada como hoy, en la que se celebra el Día Mundial contra el Cáncer, la pregunta “¿Y para cuándo una vacuna?” está muy presente. No hay una respuesta, pero los expertos aseguran que estamos cerca. Hay quien, incluso, se atreve a anunciar un año. “Al ritmo que vamos, podría estar lista en 2030”, dice a Medicina Responsable el científico Rolando Pajón.
Pajón es uno de los creadores de la vacuna contra la Covid 19 de Moderna y se muestra esperanzado porque, en aquella y en otras muchas inyecciones que se desarrollaron para luchar contra este coronavirus, se empleó algo que está ayudando al organismo a luchar contra el cáncer: el ARN mensajero. “Es una molécula que lleva la información de un lado a otro dentro de una célula”, explica el científico.
Aunque se emplea la palabra “vacuna”, lo correcto cuando nos referimos al cáncer es llamarlo “inmunoterapia”. “Las vacunas tradicionales se utilizan para prevenir enfermedades y esta se emplea cuando el paciente ya tiene la patología”, explica el científico.
Por otro lado, existen vacunas que son capaces de prevenir el cáncer. Son las denominadas “preventivas”. Su inoculación disminuye el riesgo de sufrir infecciones virales que podrían transformar células sanas en tumorales, desarrollando un cáncer. Hablamos, por ejemplo, de las vacunas contra el virus del papiloma humano (VPH) y el de la hepatitis B (VHB). La primera tiene excelentes resultados en la prevención de los cánceres de cuello uterino y de cabeza y cuello, y la segunda, de hígado.
Volviendo a la vacuna contra el cáncer o inmunoterapia, como matiza el experto, hay algo que la hace totalmente diferente a las tradicionales y preventivas: “Que es personalizada”, responde Pajón. “Aquí es donde está la gran innovación”, añade. Esto quiere decir que cada paciente necesita un ajuste de dosis, de regímenes y de frecuencia diferentes. “Lo único que comparten es la medicina terapéutica”.
La personalización es necesaria porque el mismo tipo de cáncer evoluciona de diferente manera en las personas, ya que nuestros sistemas inmunes son distintos. “Los cánceres tienen una alta carga mutacional. Un melanoma, por ejemplo, para escapar y combatir una respuesta inmune, evoluciona en un paciente de una manera diferente que en otro”, explica Rolando Pajón.
Las terapias personalizadas están basadas en ARN mensajero que, como subraya el experto, “es la manera más natural de generar una respuesta inmune”. En el proceso, al enfermo se le toma una muestra de sangre que sirve para detectar las mutaciones. Con los datos de la misma, se genera la secuencia en ARN mensajero que irá en la vacuna. Finalmente, esta se inyecta al paciente que desarrolla una respuesta inmune específicamente contra su cáncer.
Actualmente, en España, los tratamientos personalizados que se están llevando a cabo son los denominados CAR-T. Sin embargo, su coste, que puede alcanzar los 320.000 euros por paciente, impide que llegue a todo el mundo y haya restricciones de uso en el sistema de salud. Pajón asegura que la utilización del ARN mensajero permitirá a las compañías farmacéuticas bajar su precio hasta 10 veces y, por tanto, más personas tendrán acceso a la terapia. “Se ahorrarán costes porque gran parte del proceso de generación de la medicina es digital”, explica.
El desarrollo clínico de las vacunas se divide en tres fases, durante las cuales las farmacéuticas deben seguir unas pautas regulatorias. La Fase 1 se centra en la seguridad, la 2, en la investigación de la respuesta inmune, y es en la Fase 3 donde se ve la eficacia a gran escala en poblaciones diversas. En oncología, en muchas ocasiones, se combinan las dos primeras. En la actualidad, varias compañías con terapias personalizadas de ARN mensajero se encuentran en la última. “Moderna tiene, en este momento, dos en fase 3 que ya están avanzando muy rápidamente; una contra el melanoma y otra contra el cáncer de pulmón. Por otro lado, está lanzando una tercera contra el de cabeza y cuello”, señala el científico.
Respecto a la elección de los pacientes para los ensayos, Rolando Pajón indica que se escoge a aquellos que han sido sometidos a otras líneas de tratamiento, pero no están teniendo los resultados esperados. “En la fase 3 contamos, voluntariamente, con personas que no tienen muy avanzada la enfermedad y, por tanto, tienen un sistema inmune más cercano al normal. No han pasado por extensas terapias, como la quimio, que son devastadoras”, añade.
Hasta la fecha no se ha aprobado ninguna vacuna personalizada contra el cáncer basada en ARN mensajero. Rolando Pajón cree que las compañías farmacéuticas comenzarán a anunciar la aprobación de alguna en 2027, aunque insiste en que no llegará al enfermo hasta tres años después. “Será entonces cuando los países tengan que estar preparados para llevar estas soluciones avanzadas a cada paciente. Esto es un reto. El tiempo de despegue de estos tratamientos es crucial. La demora cuesta vidas. El enemigo es el tiempo”, subraya.
¿La inmunoterapia hará que desaparezcan tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia? “Ojalá. En un mundo ideal, podría ser, pero no se eliminarán completamente las terapias que existen en la actualidad”, concluye el científico.