Por Juan García
16 de abril de 2024Tras el anuncio de la ministra de Sanidad Mónica García de la creación de la futura Ley de Gestión Pública del SNS, con el objetivo de "poner fin a las malas prácticas que han afectado a la gestión sanitaria en España" y de limitar los conciertos con la privada, los consejeros que han pasado por las distintas ediciones del desayuno informativo El primer café, organizado por Medicina Responsable, se reafirman en la necesidad de una colaboración público-privada como un mecanismo necesario para el funcionamiento del Sistema Nacional de Salud (SNS).
El establecimiento de conciertos y otras fórmulas de colaboración público-privada es una de las vías que utilizan las administraciones autonómicas para hacer frente a la saturación de los sistemas públicos de salud y una de las cuestiones centrales de los debates sobre el modelo sanitario de nuestro país. La aportación de la sanidad privada para reducir la carga asistencial de los centros públicos en un contexto de descontento profesional y ciudadano con altas las listas de espera y la falta de profesionales, dibuja una situación en la que pública y privada desarrollan acuerdos de cooperación con frecuencia.
El consejero de Sanidad de la Comunidad Valenciana, Marciano Gómez (PP), cree que “la sanidad privada está demonizada” y, en su defensa señala que “no todo tiene que ser público. El que haga bien las cosas que las haga”.
Uno de los argumentos que más apuntan los consejeros para defender el papel de la sanidad privada es la reducción de la carga asistencial para el sistema público. “La sanidad pública colapsaría sin el apoyo de la privada”, destaca José Luis Bancalero, consejero de Sanidad de Aragón (PP), quien apunta que esta colaboración es “más necesaria que nunca”. En esta misma línea, la consejera madrileña, Fátima Matute (PP), señala que la clave para un buen funcionamiento de esta colaboración es la “optimización de los recursos”, por lo que aboga por recurrir a la privada para hacer frente a la saturación de los centros de AP.
Para atajar el problema de las listas de espera, que según el Ministerio de Sanidad en 2023 batieron récord, con un total de 849.535 pacientes a la espera de una intervención quirúrgica en nuestro país, a juicio de la consejera balear, Manuela García (PP), resulta “fundamental” contar con los servicios que ofrece la privada. En su comunidad este sector tiene un peso importante, con “un 55% de centros que realizan una actividad puramente privada o mixta”, aunque en otras regiones con una menor presencia de la sanidad privada, la conclusión es la misma. Como apunta el consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha Jesús Fernández Sanz (PSOE), “nuestra prestación asistencial es del 97,2% de pública desde el punto de vista de prestación asistencial, pero en otros ámbitos colaborativos trabajamos con muchos socios”, por lo que ambas ramas de la sanidad “tienen que coexistir”.
Una de las fórmulas más habituales en la mayoría de comunidades autónomas es el establecimiento de conciertos sanitarios con hospitales. A este respecto, el consejero de Cantabria, César Pascual (PP) destaca que “aunque no sea gestión directa, no quiere decir que no sea gestión pública”. Para el cántabro, no hay razón para no aprovechar “todas las herramientas que permitan aumentar la eficiencia de la asistencia sanitaria”.
Para el consejero castellanomanchego, la conclusión es simple: “juntos somos más fuertes. Cuanto mejor le vaya la privada, mejor le irá a la pública y viceversa”. El aumento en la contratación de los seguros de salud privados que se viene experimentando desde la pandemia refleja cómo ambos modelos se complementan para aumentar la cobertura sanitaria de la población.