Por Virginia Delgado
2 de julio de 2024Las quemaduras y las manchas no son lo único que podemos sufrir cuando nos exponemos al sol y no nos protegemos. Una excesiva radiación ultravioleta también produce alteraciones en el sistema inmune, cataratas, infecciones y cáncer de piel. Por ello, se insiste en el cuidado, sobre todo, cuando estamos en verano. Pero ¿sabemos protegernos correctamente? De todo lo que se cuenta ¿qué es realidad y qué es mito?
En Medicina Responsable damos respuesta a las preguntas más comunes en torno a las cremas solares:
Cuando estamos en la playa o en la piscina, momentos en los que estamos más expuestos al sol, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) recomienda aplicar la crema solar cada dos horas y después de bañarse, secarse o sudar. “Es el tiempo que tarda el producto en degradarse en la piel, pero se acorta si ha habido un baño prolongado o ejercicio”, explica Eduardo Noguera, jefe clínico del servicio de Dermatología del Instituto Valenciano de Oncología, a Science Madia Centre España (SMC). Para el día a día, los expertos indican que se puede aplicar la crema solar una vez por la mañana.
Respecto a los protectores resistentes al agua, no sólo son adecuados durante el baño. Al fijarse mejor, son idóneos cuando se suda mucho y, por tanto, en las horas que hacemos deporte al aire libre.
El factor de protección solar (FPS) indica el tiempo que una persona tarda en quemarse. Así, alguien con FPS 30 tardaría 30 veces más (es decir, el tiempo multiplicado por 30) que una persona sin protección, y una con el factor 50, 50 veces más.
No obstante, no es algo exacto, ya que no todas las pieles son iguales y los filtros FPS no protegen al 100%. Como hemos visto, el FPS no es un porcentaje, pero hay productos en los que se indica 90+ o incluso 100 que pueden dar a entender lo contrario. Además, la protección solar contra los rayos ultravioleta no sigue una escala lineal. Una protección 50+ es prácticamente igual a una 90+ o 100 y, en ningún caso, garantiza una protección total.
Según el director médico de Medicina Responsable, el doctor Pedro Gargantilla, existe la siguiente tabla de equivalencia, siendo el mínimo recomendable el de 30:
Por otra parte, el FPS no mide la protección frente a los rayos UVA, un tipo de radiación ultravioleta. Las quemaduras en la piel, que es contra lo que protege el FPS, se suelen producir por la radiación UVB. Pero los UVA también son peligrosos. Contribuyen al envejecimiento prematuro de la piel y, al igual que los UVB, aumentan el riesgo de sufrir cáncer y afectan al sistema inmunitario.
Para evitar confusiones con la protección frente a diferentes radiaciones ultravioletas, la normativa de la Comisión Europea sobre protectores solares obliga a usar descriptores sencillos como “protección baja”, “media”, “alta” o “muy alta" en todos los envases, y la AEMPS recomienda combinar productos que protejan tanto de la radiación UVB como de la UVA, con otras medidas de protección como prendas de ropa, sombreros y gafas de sol.
Para proteger la cara, la AEMPS recomienda usar dos líneas extendidas en los dedos. Para el cuerpo, lo ideal son dos medidas similares a las de una cucharada. “La gente se aplica entre tres y cuatro veces menos”, ha comentado a SMC José Aguilera Arjona, biólogo especializado en Fotobiología y coordinador nacional del Grupo Español de Fotobiología de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
En cuanto al resto del cuerpo, los expertos recuerdan que las zonas más sensibles también son las más olvidadas, como los labios, las orejas o la zona de la calva. Allí, recomiendan aplicar el producto media hora antes de la exposición al sol.
La Comisión Europea y la AEMPS desaconsejan el uso de fotoprotectores en menores de seis meses porque se absorben en mayor cantidad y podrían tener un efecto tóxico. “La piel del lactante todavía no tiene la función barrera totalmente constituida”, ha explicado el doctor Noguera a SMC España.
A partir de esa edad, se recomienda usar protectores con formulación pediátrica y FPS alto. “Deben tener filtros minerales, porque las moléculas son más gordas y hay menor probabilidad de que penetren la piel. No obstante, se recomienda evitar la exposición al sol hasta los tres años y usar otras barreras, como ropa, sombreros o gafas de sol”, ha manifestado el biólogo Aguilera Arjona.
La AEMPS y la Comisión Europea estiman que, una vez abierto el envase y pasado un año, la protección podría no ser adecuada, ya que con el tiempo las cremas solares se oxidan y pierden eficacia.
¿Son de buena calidad las cremas solares de otros países?
“La eficacia de los fotoprotectores a nivel internacional es prácticamente la misma, aunque cada país tiene sus regulaciones. En el caso de los europeos, se basan en la de 2006, que indica cómo debe ser el etiquetado”, ha explicado Aguilera Arjona.
Según el experto, estos productos siguen las mismas normas ISO, que especifican el espectro (UVB-UVA), la resistencia al agua y el FPS. No obstante, en los últimos años, la AEMPS ha observado “cierta variabilidad” a la hora de aplicarlas, lo que ha dado lugar a alertas. La más reciente se emitió el pasado mes de marzo a raíz de un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y del International Consumer Research and Testing (ICRT). En él se denunciaba que la mitad de las cremas solares analizadas no cumplía con la protección anunciada. Ante ello, la agencia ha tomado medidas y está promoviendo cambios en el etiquetado y en la forma de medir el FPS.
Las cremas solares suelen llevar filtros químicos que se absorben a través de la piel y, por tanto, pueden pasar a la leche materna. Por ello, aunque el riesgo es bajo, no están recomendados durante la lactancia. En ese caso, los protectores minerales se consideran una alternativa adecuada.
Todos los animales son sensibles a los efectos nocivos de la radiación ultravioleta. En el caso de perros y gatos, pueden llegar a desarrollar quemaduras y tumores donde el pelo es muy corto y fino, o no hay, como en el abdomen, la zona interna de los muslos, la trufa (el hocico), los párpados y la orejas.
Para evitar complicaciones, se recomienda evitar la exposición directa y continuada al sol, así como aplicarles cremas solares específicas en las zonas destapadas, sobre todo, en animales de piel clara y rosada. “Un caso frecuente en las clínicas veterinarias es el del carcinoma de células escamosas, propio de los pabellones auriculares, los párpados y la trufa de los animales de mucosas sonrosadas y pelo blanco. En los animales de piel oscura, la exposición al sol puede generar melanomas”, explica la experta. “Si en estas zonas hay pigmentación, es decir, de forma natural la piel es oscura, ya sea negra o parda, están también en cierto grado protegidas de la radiación solar”, ha explicado a SMC España María Luisa Fernández Miguel, veterinaria clínica de animales de compañía y presidenta del Colegio de Veterinarios de Tenerife.
En los últimos años, se ha popularizado el uso de cápsulas de administración oral, cuyo principal reclamo es que reducen el riesgo de quemaduras y favorecen un bronceado homogéneo.
Los expertos alertan sobre ellas y, sobre todo, aclaran que nos son sustitutas de las cremas solares. Por otro lado, temen la falsa sensación de seguridad que generan. “Lo peor es que, por su uso, la exposición al sol acabe siendo mayor, lo que teóricamente, aumentaría el riesgo de carcinogénesis. Además, podrían estar contraindicadas en algunos tratamientos o enfermedades”, han manifestado a SMC España.
Hay ropa y sombrillas que se fabrican con filtros que actúan como barrera de los rayos ultravioleta. A la hora de adquirir estos artículos, se debe tener en cuenta su factor de protección, que se mide en unidades FPU y cuya enumeración es igual que en el FPS; de 6 a 50+. No obstante, su protección también depende de otros factores, como el color del tejido, el tipo de material y el acabado de fábrica.
Los tintes oscuros aumentan de tres a cinco veces el grado de protección de un tejido porque bloquean mejor la radiación. Respecto al tipo de material, la textura y el grosor, si en la prenda el espacio entre los hilos es muy pequeño, la protección es mayor porque pesa más y es más gruesa. Así, las de poliéster o rayón protegen más que las de algodón o las de lino. En cuanto al acabado, hay artículos que se tratan con detergentes que absorben la radiación ultravioleta, como el óxido de titanio o zinc, para aumentar el FPU.