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Las pandemias que vienen: ¿estamos preparados?

Para el doctor Federico Arribas (Sociedad Española de Epidemiología), existen tres aspectos cruciales para abordar futuras pandemias: las reservas estratégicas de material sanitario, unos buenos mecanismos de coordinación y la cooperación internacional

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Las pandemias que vienen: ¿estamos preparados?
Freepik

Por Juan García

13 de febrero de 2024

Que la pandemia de la Covid pilló a España, como a otros tantos países, con el pie cambiado no es ninguna novedad. En enero de 2020 no estábamos suficientemente preparados para hacer frente a una pandemia de tales características, como se evidenció en el informe "Evaluación del desempeño del sistema nacional de salud español frente a la pandemia de Covid-19", encargado a un grupo de expertos independientes por parte del Ministerio de Sanidad el pasado año. También el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, volvía ayer a dar un tirón de orejas a la comunidad internacional en este sentido, al declarar que “el mundo no está preparado” para afrontar futuras pandemias que es cuestión de tiempo que vuelvan a surgir.

La ausencia de reservas estratégicas del material necesario para hacer frente a la pandemia, la descoordinación de los protocolos entre el gobierno central y las comunidades autónomas, la toma de decisiones contradictorias o la debilidad de los sistemas de información y alerta temprana, por citar algunos ejemplos, son algunas de los principales fallos que detectó este informe independiente sobre la gestión de la Covid.

Una vez pasada aquella traumática experiencia de 2020, ahora es el momento de plantearse hasta qué punto han calado las lecciones que sacamos de la pandemia en materia de gestión sanitaria, así como medidas de protección a nivel individual y colectivo. 

Para el doctor Federico Arribas, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología, existen tres aspectos que resultan cruciales para abordar futuras pandemias: contar con reservas estratégicas de material sanitario, tener unos buenos mecanismos de coordinación y fomentar la cooperación internacional. Además, a nivel poblacional, la actitud que desarrollan los ciudadanos frente a un estallido pandémico también determina el nivel de propagación de una infección contagiosa.

Civismo y medidas de protección

En materia de responsabilidad individual, a la hora de implementar las medidas de protección personal y colectiva, el doctor Arribas considera que las lecciones extraídas de la pandemia han calado “de forma parcial” entre la población. “Parte de la población ha adquirido algunas medidas o comportamientos para prevenir pandemias nuevas, pero hay otras veces que te das cuenta de que somos muy mediterráneos y cuando no vemos el lobo encima nos olvidamos”. 

En este sentido, comenta el ejemplo de los turistas asiáticos que, desde hace años, vienen usando mascarillas como medida preventiva, algo que antes los hacía ser vistos como “bichos raros”. Tras lo vivido con el coronavirus, esto demuestra, a su modo de ver, un “rasgo de una cultura más avanzada en ese aspecto”. Por ello, considera que estos conceptos de salubridad o de higiene deberían contar con una “mayor extensión en nuestra sociedad”

Reservas de material sanitario y refuerzo de los sistemas de vigilancia 

Más allá de nuestro comportamiento como sociedad, la actuación de los distintos gobiernos es el principal determinante de la respuesta que se da para controlar emergencias sanitarias producidas por epidemias. Para el doctor Arribas, resulta fundamental disponer de una industria mínima preparada para hacer frente a pandemias. “Por ejemplo, que una empresa pueda redirigir sus líneas de producción a producir respiradores, en el caso de la Covid”, expone. 

El doctor también señala la excesiva dependencia de terceros países en la producción de vacunas como un aspecto a mejorar. “Mantener una industria mínima productora en estos casos, aunque sea más costoso, es lo más inteligente para estar preparados frente a una posible crisis”, señala, a la par que lamenta que no se haya aprendido esta lección. Así, considera que debería ser una inversión prioritaria como “elemento estratégico de país”.

A propósito de la gestión de las administraciones públicas, incide en la necesidad de reforzar los sistemas de vigilancia. “No sé si como estado hemos aprendido. Con los refuerzos anunciados en epidemiología y salud pública ha pasado lo que esperábamos: cuando hubo la pandemia a todo el mundo se le llenaba la boca de que se iban a mejorar los servicios de salud pública y la realidad es que luego, por temas presupuestarios, estamos igual o peor de gente”, concluye.

¿Cómo pueden aparecer las pandemias futuras?

Los virus estacionales nos recuerdan la importancia de cumplir las pautas de vacunación como principal mecanismo defensivo frente a las infecciones más comunes. Sin embargo, también existen riesgos producidos por otros agentes patógenos frente a los que no contamos con herramientas para evitar su propagación. Así, las mutaciones de los virus que ya conocemos o el paso de algunas variantes animales a humanos, son factores de riesgo que obligan a mantener la vigilancia y resaltan la importancia de invertir en investigación. 

“Hoy en día, al hablar de pandemias pensamos que solo se trata de virus, pero también es importante no descuidar la investigación de las resistencias bacterianas”. El epidemiólogo explica que, con el desarrollo de los antibióticos hace años, “se dio por desterrada” la amenaza de las bacterias, pero incide en la importancia de hacer una vigilancia continuada sobre el desarrollo de resistencias frente a los tratamientos con antibióticos. “Va a ser necesario que siga la investigación en el diseño de nuevos tratamientos de tipo antibacteriano. Hay muchas posibilidades de que alguno de los que hemos estado tomando durante años con éxito necesiten innovación”, concluye el doctor Arribas.

Volviendo a los virus, señala como ejemplo los virus hemorrágicos, como el zika o el ébola, que también suponen una amenaza si no se toman medidas de prevención. “Aunque los focos de infección puedan darse en zonas aisladas, la llegada de turistas puede hacer que se propaguen rápidamente por otros países. Los virus no entienden de fronteras”, concluye.

Cooperación internacional

Teniendo en cuenta el mundo globalizado en el que vivimos, el doctor considera esencial la promoción de los mecanismos de cooperación internacional. “Cuando apareció la pandemia, los países hicieron acopio de provisiones para sí mismos sin darse cuenta de que la protección exclusiva de nuestro entorno no es suficiente”, argumenta en relación con la falta de stock de mascarillas o equipamiento sanitario que se vivió durante la primera oleada. En este sentido, explica el efecto bumerán que provoca mirar exclusivamente por la comunidad propia: “El virus se puede seguir replicando en esos terceros países y desarrollar variantes que sean inmunes a las vacunas que hemos desarrollado y administrado en nuestro país, algo que nos puede afectar a posteriori. Creo que es necesaria la colaboración y la solidaridad entre países, más en estos aspectos epidémicos”. 

Transparencia sin caer en la infoxicación

El campo de la comunicación sanitaria es otro elemento a tener en cuenta para el epidemiólogo, ya que ve necesaria una colaboración conjunta para elaborar campañas comunicativas “transparentes, pero sin meter miedo a la ciudadanía. Los medios de comunicación a veces son tan machacones que llegan a insensibilizar”, advierte.  

A propósito del papel de los medios de comunicación, también reflexiona sobre la figura de los “expertos”, cuyos mensajes son amplificados a través de estos, siendo en ocasiones interesados o sensacionalistas. Una crítica que extiende a su propio sector: “En temas formativos hay mucha carencia y hace falta potenciar la formación reglada. Hay una necesidad de profesionalización de exigir unos mínimos de formación para la gente que se dedique a estos oficios relacionados con la epidemiología que son muy cambiantes”.

No sabemos cuándo, ni cómo. Pero es seguro que deberemos hacer frente a nuevos brotes epidémicos que pondrán a prueba nuestro grado de respuesta como sociedad frente a estas amenazas para la salud pública. Así que convendría que tanto gobiernos como ciudadanos no olvidáramos todas estas lecciones que, en ocasiones, queremos desterrar de nuestra memoria.