Por Julia Porras
27 de marzo de 2023Las mujeres mueren más por problemas con el corazón y los hombres por cáncer. Así lo determinan los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y lo confirma la doctora Milagros Pedreira, coordinadora del Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), quien asegura que “la enfermedad cardiovascular constituye la primera causa de muerte entre las mujeres”.
Un total de 63.291 mujeres fallecieron en España en 2021 debido a alguna enfermedad cardiovascular, lo que supone que cada ocho minutos muere una mujer por esta causa en nuestro país. La Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC) ponen el foco en estos datos para recordar que las patologías cardiovasculares no son “cosa de hombres”. Si bien es cierto que el infarto de miocardio clásico es tres veces más común en hombres que en mujeres en edad avanzada, no es menos cierto que está aumentando el número de mujeres por debajo de los 65 años que sufren infarto de miocardio.
En general, hay aspectos de las enfermedades cardiovasculares (ECV) que son diferentes entre hombres y mujeres, pero también los hay comunes. En nuestro país, la manifestación más frecuente de ECV en mujeres es el ictus y en segundo lugar la insuficiencia cardiaca, pero también son habituales la enfermedad coronaria como angina de pecho o el infarto de miocardio. Pero ¿por qué las mujeres mueren más de accidentes cardiovasculares e ictus? Según la doctora Pedreira, “existe una mayor vulnerabilidad hacia esta patología vascular en las mujeres debido sobre todo a la presencia de hipertensión arterial y a la aparición de arritmias muy prevalentes a partir de determinada edad, como la fibrilación auricular”.
Otra de las razones por las que las mujeres mueren más puede estar relacionado con en el hecho, comprobado en múltiples registros internacionales y nacionales, de que aún “se considera una enfermedad de hombres por parte de las propias mujeres. Además, el papel de cuidadora que tradicionalmente tiene la mujer en la familia y en la sociedad hace que priorice la atención a los demás antes que su propia salud y que acuda más tarde al médico”, asegura Pedreira.
Más allá de los factores de riesgo clásicos (presión arterial, alimentación, colesterol, tabaquismo, obesidad y sedentarismo), que son más prevalentes en edades avanzadas, las mujeres experimentan cambios hormonales a lo largo de su vida, lo que también puede afectar al riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
La disminución de los niveles de estrógenos en la menopausia se relaciona con alteraciones en la función vascular. Los cambios hormonales característicos de esta etapa también se asocian a alteraciones en la composición corporal con un incremento de la grasa abdominal (la más peligrosa) y a cambios en el perfil lipídico, de forma que se producen incrementos de entre un 10 y un 15% en los niveles de colesterol LDL (colesterol malo) y triglicéridos, mientras que bajan levemente los niveles de colesterol HDL (colesterol bueno). Además, entre el 30 y el 50% de las mujeres desarrolla hipertensión antes de los 60 años.
Pero, antes de llegar a la menopausia, existen otras condiciones propias de la mujer que pueden ser factores desencadenantes de problemas cardiovasculares, como son los derivados del embarazo: parto prematuro, preeclampsia, diabetes gestacional, abortos de repetición, hipertensión arterial gestacional y menopausia precoz. Todos ellos son factores que deben tenerse muy en cuenta para tomar medidas de prevención apropiadas y así evitar la aparición de ECV entre las féminas.
Como en el caso de los hombres, la prevención es clave para evitar la enfermedad cardiovascular. Así, llevar una dieta saludable, practicar ejercicio de forma moderada y diaria, evitar el sedentarismo y el sobrepeso, controlar los niveles de colesterol y de glucosa y las cifras de tensión arterial son factores igualmente favorables para hombres y mujeres. “Pero hay factores de riesgo que penalizan más a las mujeres como son la diabetes, la hipertensión, las enfermedades reumáticas e inflamatorias”, asegura la doctora Pedreira. Por eso es importante mantener a raya los valores como el colesterol, la glucosa y la tensión arterial mediante el control de la alimentación y la práctica diaria de ejercicio, “siempre que no haya factores de riesgo añadidos ni cardiopatías”.