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Día Mundial de la Diabetes

Elena Pineda, diabética tipo 1: “Las personas con diabetes debemos ser muy disciplinadas. Esta enfermedad solo depende de nosotros”

Cuando hace 10 años le diagnosticaron esta patología, tuvo que cambiar su vida. Aun así, asegura que se puede vivir con ella “pero siempre estando muy pendiente”

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Elena Pineda, diabética tipo 1: “Las personas con diabetes debemos ser muy disciplinadas. Esta enfermedad solo depende de nosotros”
Imagen del sensor que Elena lleva en su brazo izquierdo, que le controla los niveles de glucosa en sangre.

Por Virginia Delgado

13 de noviembre de 2025

Alivio. Esto es lo que sintió Elena Pineda cuando le diagnosticaron diabetes tipo 1. Paradójico, pero sí. Esta mujer de 45 años experimentó cierto consuelo aquel día, porque llevaba tres meses encontrándose mal y ningún médico le decía el porqué. “Todo ese tiempo tuve un constipado que no se curaba. Me encontraba mal y muy cansada. Estaba rara y sabía que algo me pasaba. Cuando me dijeron lo que tenía no me sentó mal y sentí alivio. También es verdad que no era consciente de lo que suponía tener diabetes tipo 1”, recuerda Elena.

Hoy, 10 años después, lo es y da las gracias porque en los primeros momentos (los más difíciles) estuvo muy asesorada y acompañada. “Enseguida me dieron cita en mi hospital, la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, con un endocrino y una educadora. Fueron muy cariñosos, me explicaron y enseñaron cómo cambiar mi vida. La diabetes no es sólo no comer dulce, que es lo que piensa mucha gente. Tienes que aprender a comer, a pincharte y no todos los días son iguales. Tampoco lo son los enfermos. Cada persona la vive de una forma”, señala Pineda, quien no quiere dejar pasar la oportunidad de aplaudir el trabajo de los educadores. “Son los que te enseñan. Están ahí las 24 horas del día detrás de un teléfono o un email, por si tienes dudas o alguna subida o bajada de azúcar y no sabes cómo controlarla”, explica a Medicina Responsable.

Para ella el cambio más drástico que tuvo que hacer en su vida fue la alimentación, pero considera que lo más importante que debe hacer una persona cuando le diagnostican diabetes tipo 1 es conocerse a sí misma. “Tienes que conocer tu cuerpo y ser muy disciplinado, porque esta enfermedad solo depende de ti. Aun así, puedes hacer una vida normal, pero siempre estando muy pendiente”, subraya.

Elena es insulinodependiente, lo que implica que se tiene que inyectar dos tipos de insulina; la de acción lenta, una vez al día, y la rápida, en función de las comidas.

“Es una enfermedad silenciosa”  

Con el tiempo, ha aprendido a ir de la mano de su enfermedad y a saber que no gira en torno a la alimentación. Y es que, como explica a Medicina Responsable, a un diabético le afectan los cambios hormonales, sus emociones e incluso los cambios drásticos de tiempo. “Esta patología no es lineal ni una ciencia exacta. Puede que un día te hayas inyectado la misma dosis de insulina que el anterior, pero estás disgustada y esto te provoca una subida o una bajada de azúcar”, añade.

Como en todas las enfermedades, el apoyo de los familiares es primordial para los pacientes. “La persona que está a tu lado lo sufre contigo o quizá más. En mi caso, mi marido Iván es un gran apoyo. Es importante que la familia acuda a los cursos que se ofrecen porque se les da nociones sobre alimentación y se les explica cómo reaccionar en caso de subidas y bajadas”, subraya.

Elena da las gracias porque en la década que lleva conviviendo con la diabetes de tipo 1 no ha sufrido ningún episodio grave. Desde hace un tiempo tiene un sensor de insulina en su brazo izquierdo que recoge y almacena los valores de glucosa día y noche. Un dispositivo que, en caso de algún desajuste, hace sonar una alarma. “Antes, nos hacíamos los controles pinchándonos en los dedos. Ahora también, pero menos porque contamos con este aparato que va conectado a un terminal, en mi caso, al móvil. El sensor va señalando los niveles de glucosa a tiempo real y a cada momento, las 24 horas del día. Yo lo consulto antes de comer”, explica. Pero no solo el paciente recibe los registros, también llega a los médicos y educadores, por lo que, como añade Pineda, “tienes un seguimiento total”. En España, este dispositivo no supone un gasto extra para los diabéticos porque los cubre en su totalidad la Seguridad Social, al igual que las agujas y las lancetas. En cuanto a la insulina, el médico la receta por lo que la aportación económica es reducida.

Elena va a revisiones cada seis meses, donde le atiende su endocrino y su educadora. También, acude al oftalmólogo porque, como explica a Medicina Responsable, la diabetes afecta a los ojos y a los riñones. “Es una enfermedad silenciosa”, dice. Hasta el momento, las noticias siempre han sido buenas y cruza los dedos para que sigan así. “A día de hoy, no tengo ningún órgano afectado. Soy muy estricta y estoy muy controlada. Obviamente, esto es importantísimo e influye”.

A la hora de dar consejos a una persona recién diagnosticada, Pineda insiste en que es primordial conocerse a uno mismo, y recomienda no agobiarse, apoyarse en el equipo médico, hacer ejercicio y cuidar la alimentación. Sobre esto último, incide en que “los hábitos alimenticios que lleva un diabético son los que debería llevar todo el mundo, porque es una alimentación equilibrada. Realmente, nosotros podemos comer de todo. Se puede vivir con diabetes”, concluye.



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