Por Virginia Delgado
14 de noviembre de 2024La medicación que toman los diabéticos tiene como fin proporcionar la insulina que el páncreas no produce o que no funciona adecuadamente. Las personas con diabetes tipo 1 se la inyectan varias veces al día para controlar la concentración de glucosa en la sangre. Para la administración puede utilizarse una jeringuilla, un inyector, una bomba de insulina o un páncreas artificial. Este último es un sistema integrado que vigila automáticamente el nivel de azúcar en la sangre.
Hay varios tipos de insulina y cada uno comienza a funcionar a una velocidad diferente, por lo que, cuando se administra, se tiene en cuenta lo que se conoce como inicio y duración, además del tiempo que tarda en hacer efecto. Una vez que lo hace en su punto máximo, los efectos de la insulina desaparecen durante las horas siguientes. Elegir un tipo u otro va a depender del estilo de vida y de los hábitos alimenticios del paciente, además de su edad.
Los agonistas del receptor GLP-1 y los inhibidores de SGLT2 son los dos medicamentos que se recetan con mayor frecuencia para tratar la diabetes tipo 2. Los primeros son los que han hecho posible el desarrollo de Ozempic, Wegovy y Mounjaro, los populares fármacos que han supuesto una revolución en el tratamiento de la obesidad.
Respecto a su funcionamiento, los agonistas del receptor del GLP-1 utilizan como principio activo la semaglutida, un péptido semejante a la hormona glucagón-1, que juega un papel de contrapeso de la insulina en el equilibrio del azúcar en sangre. Así, cuando el nivel de azúcar baja, el glucagón induce al hígado a liberar glucosa y, cuando sube, se genera más insulina. Su administración se realiza mediante inyectables.
Los inhibidores del SGLT2, también denominados flozinas, reducen los niveles de azúcar en sangre al impedir que los riñones reabsorban el creado por el organismo y eliminando el sobrante a través de la orina. Se toman vía oral.
Varios estudios han descubierto que tanto los GLP-1 como los SGLT2 disminuyen el riesgo de otras enfermedades, además de la diabetes. Así, los primeros ayudan a perder peso, ya que adelantan la aparición de la sensación de saciedad después de comer.
Por otra parte, según un grupo de investigadores estadounidenses, ambos medicamentos pueden reducir el riesgo de volver a sufrir un ataque cardíaco o segundos accidentes cerebrovasculares. Estos científicos evaluaron los resultados de las personas a las que se les había recetado alguno de estos dos fármacos después de su accidente cerebrovascular, con el fin de determinar si esto había influido en el riesgo de sufrir un segundo, un ataque cardíaco o el fallecimiento. Después de un seguimiento de tres años, el análisis encontró que tenían un 74 por ciento menos riesgo de muerte y un 84 por ciento menos de probabilidad de sufrir un ataque cardíaco. Asimismo, vieron que quienes tomaban SGLT2 también tenían un riesgo del 67 por ciento menor de sufrir otro accidente cerebrovascular. Respecto a la tasa de mortalidad, la de los supervivientes de un ataque cerebral que tomaron GLP-1 o SGLT2 fue del 11,8 por ciento, mientras que la de aquellos que no lo habían hecho había sido del 54 por ciento.
Otros ensayos clínicos han demostrado que los inhibidores del SGLT2 mejoran la salud renal de las personas con enfermedad renal crónica (ERC).