Health Goals País Vasco

La jornada (Health Goals País Vasco) comenzó con una distendida conversación entre Ernesto Sáenz de Buruaga y Alberto Martínez, consejero de sanidad del gobierno Vasco. Todos tenemos un pasado y los protagonistas también, porque han compartido apariciones públicas en las que hubo lanzamiento de chaquetas y lanzamientos de globos, pero tuvieron el pudor de no ahondar en esos episodios. Eso fue la anécdota. La categoría fueron los proyectos positivos del aumento de más de 3.000 camas hospitalarias, el horizonte de las huelgas que puede empezar a despejarse, y una observación del consejero, tras sus entrevistas con el Secretario de Estado del Ministerio -dicho sin acritud- y es que quizás la ministra focaliza mucho sus objetivos en Madrid, más que en el resto de las autonomías. Suele pasar. Le pasa incluso al presidente del Gobierno, que se refiere a menudo a la presidenta de la comunidad de Madrid, no sé, que es algo así como si el presidente del Gobierno francés criticara a menudo a la alcaldesa de París.

El pacto de Salud vasco goza de buena salud y, además de buscar el consenso entre pacientes y profesionales de la Sanidad, se ha podido lograr el consenso político. Bueno, se ha podido con todos, menos con Podemos, porque los de Podemos no han podido.

Antonio Herráiz no es de Podemos, pero ha podido plantear la interrelación entre el enfermo y el sano con su pueblo, su ciudad, y el medio ambiente.

Iñaki Gutiérrez Ibarluzea, doctor de Investigación e Innovación, citó una frase humorística de Woody Allen: “Mi padre cerró la farmacia porque no teníamos más remedio”. En ese sentido, el enfermo acude al hospital en busca de remedio, cuando no tiene más remedio.

Manuel Franco, investigador especializado en epidemiología social y urbana en relación con la crisis climática, confesó que él quería especializarse en obesidad, y que le costó alejarse del enfermo y ver el conjunto, es decir dejar de ver el árbol, alejarse, y observar el bosque en su conjunto.

Isabel Idígoras, responsable de prevención del cáncer de colon, cuenta su experiencia de que, aumenta la gripe, pero no aumenta el uso de mascarillas, por ejemplo, en el metro. Pero se muestra optimista de que la concienciación aumente y, coincide con Gutiérrez Ibarluzea, de que algo hemos avanzado, porque no hace mucho veíamos a alguien por la calle, con una mascarilla, y sabíamos, con seguridad, que se trataba de un chino.

Una vez comprobado que los chinos no eran tontos, Manuel Franco nos ha observado que, en Nueva York, además de que los menús escolares sean saludables, que siempre lo ha sido, se ha añadido el término de sostenibles. Eso, me ha preocupado, ya verás, cualquier día dicen que bajemos el consumo de jamón, porque los purines de los cerdos perjudican el medio ambiente, y el jamón se pondrá al precio del caviar. No obstante, confío en los chinos que, además de usar y vendernos mascarillas, están aprendiendo a curar jamones. Claro que como todos los chinos del cerdo agridulce pasen al jamón, se comerán su producción ellos mismos.

Por si fuera poco, Manuel Franco, amenaza con que dejemos los coches y vayamos todos en bicicleta. Teniendo en cuenta que la redacción de medicina responsable está a 24 kilómetros de mi domicilio, y dada mi edad, espero que me consideren exento de obligarme a pedalear 48 kilómetros diarios, porque bajaré el colesterol, pero me moriré mucho antes. 

Hablando en serio, Gutiérrez Ibarluzea propuso que las medidas sobre el medio ambiente vayan acompañadas de los beneficios económicos que producirán esas medidas, porque posiblemente no veamos claro los sacrificios ecológicos, pero sí sabemos lo positivo de gastar menos dinero.

Y ya que estamos hablando de dinero, demos las gracias a nuestros patrocinadores, sin cuya ayuda sería imposible celebrar este tipo de reuniones: Air liquide, Astellas Farma y MSD.

La segunda mesa fue moderada por Ernesto Sáenz de Buruaga, que hizo de suplente de nuestra redactora jefe. Él es muy humilde y si tiene que hacer de suplente, lo hace.
La mesa trataba del dato digitalizado, y les voy a dar un dato de que, servidor, que es una especie de dinosaurio analógico, le ha costado mucho seguir las disquisiciones por su falta de inteligencia y acomodación a la velocidad de los cambios.

Gontzal Tamayo Medel, viceconsejero de Salud y Transformación digital, está convencido de que el manejo rápido de datos es fundamental para tomar decisiones acertadas. 
Patricia Arratibel, directora del área Health en Deusto Business School, se solidarizó con Asier Albizu, director general de Bioian Microbiosensores, en el sentido de que los datos pueden ayudarnos a planificar la investigación, es decir, que la decisión sobre futuros objetivos esté recomendada por datos que nos evidencien necesidades que están sin cubrir. Aludió también Patricia a que vivimos en un cambio permanente, y eso puede dañar una gestión eficaz. Mira, me devolvió algo de confianza en mí mismo, porque parece que a los tigres digitales también les cuesta adaptarse… menos que a los dinosaurios, pero les cuesta.

Inés Gallego Camiña, directora de Transformación Digital, moderó la última mesa sobre participación del paciente y decisiones compartidas. Esto me animó mucho porque soy un impaciente paciente, y me sentí protagonista.

A Karmele Garro, directora gerente en asociación de Esclerosis Múltiple en Bizkia le asombró que, en las primeras reuniones, los profesionales hablaban de sus pacientes, como si fueran suyos, y los representantes de los pacientes estaban allí. Pedro Carrascal, director general de la Plataforma de Organización de Pacientes, detectó que los intereses de pacientes y profesionales no eran los mismos, y Ana Belén Otero, directora gerente de la Asociación Alavesa de familiares y personas con enfermedad mental, agradeció al consejero el reconocimiento a su colectivo, y reconoce que no hablan el mismo lenguaje que los profesionales.

Ahora que se acercan las navidades podríamos decir que, de la Navidad, no tienen la misma opinión el pavo que el cocinero. Y ya puestos, que el nacimiento no es una cosa que afecte sólo a los ginecólogos. Lo más positivo es que este acercamiento ayudará a enriquecer a los pacientes y a los profesionales. Primero, porque se conocen. Y, segundo, porque nunca se puede amar y apreciar lo que no se conoce. Ojalá fuera un villancico que se cantara en todas las demás comunidades, pasado ya el mes de enero. Feliz Navidad y feliz 2026 lleno de colaboración y entendimiento entre pacientes, médicos, enfermeros y sanitarios.

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