Por Medicina Responsable
16 de octubre de 2025En la última entrevista, que llevó a cabo Ernesto Sáenz de Buruaga con el consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández Sanz, se abordó el preocupante choque entre intereses políticos e intereses sanitarios, lo que favorece la falta de acuerdos y colaboraciones, entre las autonomías y el Ministerio de Sanidad
Esa situación siempre es perjudicial para la salud, como sabemos muy bien, y quienes salen perdiendo suelen ser los enfermos y sus cuidadores.
En la política, está claro, no vivimos tiempos normales, y tampoco en la sanidad, como queda patente con detalles como la reciente huelga de médicos, en protesta por el Estatuto Marco, que prepara la ministra de Sanidad, o esa fuga anual de centenares de médicos y enfermeros que, tras formarse en España -y muy bien- aplican sus saberes sobre ciudadanos de otros países.
El reciente nombramiento de Antonio Sanz -hasta hace poco consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía- como triple consejero de Presidencia, Sanidad y Emergencias, ilustra que la tendencia de nombrar profesionales de la medicina, como consejeros de Sanidad, está girando, a medida que la titular del Ministerio de Sanidad se muestra más intensamente política que médica, como quedó demostrado con la no desautorización del director general de Sanidad, que proclamó la posibilidad de presionar -¿extorsionar?- a los médicos que decidieran inscribirse como objetores de conciencia del aborto.
Mezclar la política con la salud no es muy aconsejable, pero tampoco es aconsejable la guerra y, en Ucrania, no han tenido más remedio que meterse en ella.
A todos los consejeros les deseamos suerte. Por egoísmo. Y porque manejar el presupuesto más importante de una comunidad no es una tarea sencilla, porque los fallos los sufren los ciudadanos en sus propias carnes.