Por Juan García
16 de septiembre de 2024El Observatorio Europeo de los Sistemas y Políticas de Asistencia Sanitaria es un organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se encarga de analizar el estado y la evolución de los sistemas sanitarios en la región europea, tanto de forma individualizada como estableciendo comparativas entre ellos. Esta institución ha dado a conocer hoy su informe “Análisis del sistema sanitario español”, en el que retrata el estado de la sanidad en nuestro país.
En palabras de Cristina Hernández-Quevedo, autora del informe, el objetivo es analizar “qué podemos aprender de otros países y qué pueden aprender otros países de España” en materia sanitaria.
Dicho informe destaca los avances de nuestro país en la universalidad de la cobertura sanitaria y la reducción de necesidades asistenciales no cubiertas, aunque subraya también la necesidad de dar respuesta a dos de los grandes problemas del sistema sanitario: la falta de profesionales en Atención Primaria (AP) y el aumento de las listas de espera. Así lo ha señalado el otro autor del informe, el doctor del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud, Enrique Bernal-Delgado.
El experto ha apuntado que el diseño del sistema es robusto y funciona en términos de ofrecer una cobertura universal a la población y combatir la mortalidad, pero que existen “muchas oportunidades para mejorar la eficiencia”. Por ello, ha instado a diseñar políticas públicas para “no seguir respondiendo a las necesidades de la población como si estuviéramos en los años 70”. En este sentido, ha aludido al aumento de los tiempos de espera para conseguir una cita en Atención Primaria, que se situó en nueve días de media en 2023, lo que ha contribuido a empeorar la percepción que tienen los españoles sobre el SNS. “Cada vez hay menos personas que creen que el sistema sanitario va bien”.
Sobre la AP, también ha destacado la existencia de barreras de acceso, especialmente en zonas rurales y despobladas, lo cual nos puede llevar a “malos resultados a la larga”. “Cada vez habrá menos profesionales en determinadas zonas y habría que trabajar más en las necesidades de las personas”, ha apuntado.
A propósito de la salud mental, el doctor ha hecho hincapié en la necesidad de que “haya más recursos de psicología” para la atención de la población y que estos se destinen desde un “enfoque comunitario”. Se trata de un problema agravado desde la pandemia, con un incremento de las enfermedades de salud mental del 44%, según recoge el informe.
El problema no está en el número total de médicos, según se extrae de las cifras del informe, ya que España está por encima de la media europea en tasa de médicos por habitante, aunque por debajo en el caso de las enfermeras. Ya que estas tasas no reflejan las carencias que experimenta la Atención Primaria en los entornos rurales, los expertos han instado a las administraciones a implantar políticas eficaces para mejorar la atención en estas zonas.
El estudio confirma que España sigue liderando la esperanza de vida en Europa, aunque la cronicidad se ceba con una población cada vez más envejecida, estando por encima de la media europea en la incidencia de estas patologías entre los mayores de 65 años.
La respuesta a este problema de salud pública puede estar, según han destacado en la presentación del informe, en los hábitos de vida saludable como factores que previenen la mortalidad. El observatorio insta a las administraciones a hacer más esfuerzo para reducir las tasas de consumo de alcohol, obesidad y tabaquismo.
En este sentido, pone el acento en las medidas de prevención dirigidas a menores. Entre 2018 y 2020, se registraron problemas de sobrepeso y obesidad en un 39,8% de los menores de entre seis y nueve años, detectando además un aumento de las tasas de consumo de alcohol entre adolescentes.
Por otro lado, el tabaco sigue siendo la principal causa de mortalidad evitable en España. Detrás de estas prácticas, señala el informe, hay una importante relación con el nivel socioeconómico, por lo que Hernández-Quevedo ha destacado la necesidad de atajar estas “desigualdades en los estilos de vida” asociadas al nivel de renta.
Si bien España se sitúa por encima de la media europea en cuanto al porcentaje del PIB que va destinado a sanidad, nuestro país está por debajo en lo que se refiere a gasto sanitario per cápita. Es decir, aunque la inversión sanitaria representa un buen volumen sobre el total de la producción de nuestro país, esta no alcanza a llegar a los ciudadanos al mismo nivel que en otros países de nuestro entorno.
En 2021, España destinó un 10,7% del PIB a inversión sanitaria, siendo uno de los países de la eurozona que más aumentó el gasto sanitario como consecuencia del estallido de la pandemia. De este gasto, más del 70% proviene de la financiación pública, frente a un 28,3% procedente de la sanidad privada.