Por Clara Arrabal
3 de septiembre de 2025La histórica tenista Serena Williams, ganadora de 23 Grand Slam, ha estado envuelta en una polémica al ser la imagen de un fármaco antiobesidad similar a Wegovy que ella misma ha consumido. Se trata de un agonista del receptor GLP-1, con el nombre de Zepbound, fabricado por el laboratorio Elli Lilly.
“Me siento genial, muy bien y sana. Me siento ligera, física y mentalmente”, compartía con la revista estadounidense People durante la campaña de publicidad de este producto que, al igual que otros como Ozempic o Wegovy, han estado en la diana de los científicos por ser utilizado de forma masiva y sin prescripción médica para perder peso de forma rápida y sencilla, cuando realmente han sido fabricados para tratar la diabetes y la obesidad.
Ahora, la polémica salpica a este icono del deporte que, además de promocionarlo, ha confesado que lo ha consumido por razones estéticas: “Decidí que era hora de probar algo diferente y funcionó. Conseguí adelgazar 14 kilogramos después de dar a luz”, declaraba la pequeña de las Williams.
La tenista ha narrado a la revista Vogue el motivo por el que decidió comenzar a tomar Zepboud: tras su primer embarazo, no consiguió perder el peso ganado durante los meses de gestación, por lo que decidió comenzar con inyecciones semanales a principios de 2024, seis meses después del nacimiento de su hija. Así lo explicaba a la revista: “Había sido la superatleta, siempre compitiendo y manteniéndome en un estado de salud excepcional toda mi vida, pero nunca pude volver a estar donde necesitaba estar, hiciera lo que hiciera”.
Según la tenista, lo hizo a pesar de llevar una dieta equilibrada, realizar ejercicio diariamente y tener un estilo de vida saludable. Ella se centró más bien en el aspecto físico: “Nunca había tomado atajos en mi carrera y siempre trabajé muy duro, sé lo que se necesita para ser el mejor. Así que era muy frustrante hacer siempre lo mismo y no poder cambiar nunca la báscula ni mi aspecto físico”, explicaba a People. “Toda mi vida se centra en el gimnasio, corriendo, entrenando, bailando... Siempre llegaba a cierto peso en la báscula, pero nunca podía bajar de él”.
Como ya ha publicado en otras ocasiones Medicina Responsable, la utilización de este tipo de fármacos por motivos estéticos no están exentos de riesgos, sobre todo si se consume sin prescripción médica o si no se padece diabetes u obesidad. Estos actúan en el organismo como si fueran péptidos, por lo que reducen el nivel de glucagón (la hormona que regula el metabolismo de hidratos de carbono), retrasan el vaciamiento gástrico (es decir, que disminuyen la velocidad de los alimentos en el estómago) y producen sensación de saciedad.
Los efectos adversos más frecuentes son las náuseas, los vómitos, la diarrea, la pérdida de apetito, el estreñimiento o la deshidratación. Además, las autoridades europeas han alertado sobre otros más graves como la ceguera súbita, la caída de los niveles de azúcar en sangre, la pancreatitis o el desarrollo de tumores.