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Inyecciones para adelgazar: estos son los peligros que esconde su uso inadecuado

Esteban Jódar, endocrinólogo del H. Universitario Quirónsalud Madrid, considera poco razonable que haya personas las usen sin ser obesas y sin supervisión

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Inyecciones para adelgazar: estos son los peligros que esconde su uso inadecuado

Por Lucía de Mingo

15 de febrero de 2023

Desde controlar la glucosa en sangre de los pacientes diabéticos hasta reducir su peso. Estos son los beneficios de la liraglutida, la dulaglutida o la semaglutida, un tipo de fármacos que se ha puesto muy de “moda” en los últimos meses para perder kilos, llegando incluso a agotarse en las farmacias de todo el mundo, pero que está exclusivamente indicado para pacientes con obesidad y con un tipo de sobrepeso determinado que, a su vez, tengan algún problema de salud como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial o el hígado graso. 

El afán por adelgazar sin necesidad de dietas ni ejercicio ha provocado que estos fármacos estén siendo utilizados sin los controles médicos adecuados, por ello, el doctor Esteban Jódar, jefe del servicio de endocrinología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, nos habla más a fondo sobre los fármacos inhibidores del receptor GLP-1 y los peligros que pueden tener sobre el organismo si se usan de forma inadecuada. 

Por todos es sabido que los medicamentos utilizados sin prescripción médica y sin conocer cuáles son las indicaciones, ni las contraindicaciones o los efectos secundarios, son un problema de seguridad para quien los toma. En este caso concreto, el doctor Jódar recalca que “lo que es poco razonable es que haya personas que estén siguiendo este tratamiento sin ser obesas, sin tener una supervisión adecuada y sin acompañarlo de un programa de modificación de hábitos, de dieta y ejercicio. Es un absoluto disparate utilizar este tipo de fármacos para quitarse cuatro o cinco kilos”. 

Cómo funciona

Esta familia de fármacos imita la acción de una hormona llamada péptido, similar al glucagón tipo 1 (aGLP1), y deriva de una hormona gastrointestinal que se produce cuando llegan restos de comida parcialmente digeridos al intestino. Entre sus funciones principales está aumentar la producción endógena de insulina, reducir el nivel de glucagón (es decir, de una hormona que regula el metabolismo de los hidratos de carbono), retrasar el vaciamiento gástrico (o lo que viene a ser lo mismo, disminuir la velocidad a la que pasan los alimentos en su trayecto desde el estómago hasta el duodeno) y producir sensación de saciedad. 

Por esta razón, "estos tratamientos deben ser prescritos y supervisados por especialistas que conozcan cómo es su funcionamiento”, hace hincapié el doctor Jódar. Además, recalca que no está indicados para cualquier bajada de peso, sino para personas con un índice de masa corporal (IMC) por encima de 30 o para aquellos pacientes que tienen un IMC por encima de 27 con comorbilidades como presión arterial alta o hipercolesterolemias, apnea del sueño u otros. Para el endocrinólogo es realmente esencial que se conciencie a los pacientes a los que se les prescribe este tipo de medicamentos de que el tratamiento es tan solo una ayuda, que no servirá de nada sin un cambio de estilo de vida. "Si no se produce este cambio, ineludiblemente se recuperará todo el peso al terminar la intervención farmacológica". 

Además, para el doctor, el problema es mucho mayor y radica en que seguimos considerando la obesidad una condición estética, cuando es una enfermedad responsable de una gran cantidad de complicaciones como la diabetes, la insuficiencia cardiaca o cánceres. “En nuestro país el propio Ministerio de Sanidad o las comunidades autónomas no reembolsan los tratamientos para esta enfermedad, en cambio, sí sufragan las cirugías, algo que no tiene sentido”. 

Los efectos secundarios

Si navegamos por la ficha técnica del Ozempic, uno de los fármacos indicados para tratar la diabetes mellitus tipo 2 y la obesidad, podemos comprobar que tiene asociados múltiples efectos adversos. Entre los más leves y comunes se encuentran los efectos gastrointestinales, es decir, las náuseas, vómitos, diarrea, dolor de estómago o el estreñimiento. Pero ¿qué pasa con los más graves? Según se informa en el prospecto, los efectos secundarios varían y pueden ser más o menos graves: desde cambios en la vista, tener un descenso severo de los niveles de azúcar en sangre, problemas en la vesícula biliar, pancreatitis (si la persona sufre problemas renales o de páncreas) o hasta el desarrollo de tumores, tanto benignos como malignos. 

Algo parecido sucede con Saxenda, otro de los medicamentos que también está aprobado en nuestro país por la Agencia Española del Medicamento. El boca a boca hizo que desde los laboratorios Novo Nordisk, los fabricantes del fármaco, tuvieran que informar en un comunicado de que el medicamento no puede usarse libremente sin supervisión endocrinológica porque requiere un seguimiento médico específico. 



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