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Asocian el ayuno intermitente con un 91% más de riesgo de muerte cardiovascular

Varios expertos recelan de los resultados de esta investigación no publicada, dada a conocer en unas jornadas de la Asociación Estadounidense del corazón

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Asocian el ayuno intermitente con un 91% más de riesgo de muerte cardiovascular
Freepik

Por Juan García

19 de marzo de 2024

El ayuno intermitente es una práctica que ha ganado popularidad en los últimos años como método dietético para perder peso. Hay expertos que defienden los beneficios para la salud de esta práctica, sin embargo, el conocimiento sobre sus efectos perjudiciales, especialmente a largo plazo, es menor. A este respecto, la Asociación Estadounidense del Corazón ha presentado un controvertido estudio que concluye que aplicar una dieta basada en la restricción alimentaria 16:8, es decir concentrar la ingesta en 8 horas y ayunar el resto, estaría relacionado con un riesgo un 91% mayor de muerte por enfermedades cardiovasculares.

Se trata de una investigación “preliminar” no publicada, presentada en las Sesiones científicas de epidemiología y prevención, estilo de vida y cardiometabólico, que cuenta con una muestra de 20.000 adultos estadounidenses. El estudio también apunta que, entre las personas con enfermedades cardiovasculares previamente diagnosticadas, comer en un periodo de entre 8 y 10 horas diarias también se asoció con un 66% más de riesgo de muerte por enfermedad cardíaca o accidente cerebrovascular.

“En general, este estudio sugiere que comer con un tiempo restringido puede tener beneficios a corto plazo, pero efectos adversos a largo plazo. Cuando el estudio se presente en su totalidad, será interesante y útil conocer más detalles del análisis”, explica Christopher Gardner, profesor de medicina en la Universidad de Stanford (EE.UU.).

“Nos sorprendió descubrir que las personas que seguían un horario restringido de alimentación de 8 horas tenían más probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares. Nuestra investigación muestra claramente que, en comparación con un intervalo de tiempo típico para comer de 12 a 16 horas por día, una duración más corta de la comida no se asoció con una vida más larga”, defiende el autor principal del estudio y presidente del departamento de epidemiología y bioestadística de la Facultad de Medicina de la Universidad Jiao Tong de Shanghai (China), Victor Wenze Zhong.

Voces discrepantes

La metodología y la falta de evidencia para llegar a las conclusiones del estudio han despertado recelos entre la comunidad científica, con voces que inciden en la necesidad de hacer un análisis más exhaustivo. “Dado que la información es limitada, no está claro a partir de la información disponible si se consideraron variables como fumar, la actividad física y el consumo de alcohol o ni si quiera si se incluyó el patrón de dieta saludable”, explica Duane Mellor, dietista y profesor senior en la Escuela de Medicina Aston (Reino Unido).

El profesor Mellor considera “imposible” decir si la restricción del tiempo en el que una persona come está relacionada con el riesgo de resultados de salud, en base a los datos “tan limitados” de este estudio. “Algunas personas podrían estar haciendo esto por razones de salud, mientras que otras debido a entornos laborales estresantes o pobreza, que son factores de riesgo para la muerte cardiovascular”, argumenta el profesor de Aston.

Para Keith Frayn, catedrático emérito de Metabolismo Humano de la Universidad de Oxford (Reino Unido), este trabajo demuestra la necesidad de realizar “estudios a largo plazo sobre los efectos de esta práctica”, aunque reconoce que “deja muchas preguntas sin respuesta y se necesitará más investigación”. “Sería necesario saber más sobre su estado médico, por ejemplo, el colesterol en sangre y la presión arterial”, apunta Frayn, por lo que aboga por la cautela a la hora de adoptar estrategias alimenticias cuyos efectos a largo plazo “no han sido evaluados adecuadamente”.

El profesor emérito de Nutrición y Dietética del King's College de Londres, Tom Sanders afirma que “hay una falta de evidencia que muestre que tenga algún beneficio en términos de pérdida o mantenimiento de peso”. Respecto a los factores de riesgo cardiovascular, lo que sí se conoce en base a la evidencia existente es que “probablemente sea mejor distribuir la ingesta de alimentos a lo largo del día (pequeñas pero frecuentes) en lugar de consumir comidas grandes en un período más corto. Esto se debe a que se producen aumentos grandes en las grasas y glucosa en sangre después de comidas abundantes”, sostiene Sanders.

Metodología y futuras investigaciones

Los autores de la investigación reconocen las limitaciones de esta, principalmente por la no inclusión de “factores que también pueden influir en la salud, aparte de la duración diaria de las comidas y la causa de la muerte”.

Aunque el seguimiento de los 20.000 participantes se realizó durante un periodo medio de ocho años, el estudio no aclara si los que alegaron hacer ayuno intermitente mantuvieron la práctica a lo largo del tiempo. “Los hallazgos de nuestro estudio alientan un enfoque más cauteloso y personalizado de las recomendaciones dietéticas, asegurando que estén alineadas con el estado de salud de un individuo y la evidencia científica más reciente”, asegura el autor principal. El estudio concluye que a través de futuras investigaciones se podrían examinar los mecanismos biológicos que subyacen a las asociaciones entre un horario de alimentación restringido y resultados cardiovasculares adversos, y si estos hallazgos son similares para las personas que viven en otras partes del mundo.



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