Por Juan García
17 de julio de 2024Las agujetas son vistas con una doble connotación. Por un lado, como una molestia fruto de realizar actividad física, pero también se entienden con cierta satisfacción por haber completado una sesión de entrenamiento provechosa. El dolor que producen es, para muchas personas, sinónimo de progresión a la hora de realizar ejercicio, pero ¿es mejor dejar descansar el músculo hasta que desaparezcan o se puede seguir ejercitando? ¿Qué reacción producen en el organismo? ¿Hay algún remedio para mitigar sus efectos? El experto en fitness y ganador del Premio Latido 2024 a la Comunicación y Divulgación, Marcos Vázquez, explica a Medicina Responsable las respuestas a estas y otras cuestiones sobre estas molestas compañeras de los deportistas.
Lo primero que cabe explicar es qué son y cómo aparecen exactamente. Las agujetas son los dolores musculares producidos como consecuencia de la realización de una actividad física intensa. “Se producen por microtraumas en las fibras musculares que inician procesos inflamatorios y acumulaciones de metabolitos (sustancias que el cuerpo elabora o usa cuando descompone los alimentos, los medicamentos, sustancias químicas, o su propio tejido)”, expone Vázquez.
Aunque aparecen entre 16 y 24 horas después de haber realizado el ejercicio, suelen alcanzar su punto álgido a las 48 horas. Su duración, según apunta el divulgador, puede llegar a extenderse hasta una semana.
Al igual que existe el mito infundado de que los efectos de la resaca se atenúan con el consumo de bebidas alcohólicas suaves como la cerveza, en el caso de las agujetas, sí que se puede aplicar una lógica similar. Las recomendaciones que apunta Marcos Vázquez para paliar el dolor de las agujetas pasan, precisamente, por la realización de actividad física ligera, además de otras opciones como suplementación con proteína y cafeína, masajes, rodillos de espuma, aplicación de calor en saunas o baños calientes y el consumo de antiinflamatorios naturales como jengibre y curcumina.
Cuando las agujetas aparecen, el dolor no sirve siempre como excusa para el divulgador. “Es conveniente seguir entrenando, pero ajustando la intensidad. Entrenar con agujetas puede ser doloroso, pero ayuda a mejorar la tolerancia al ejercicio y a la recuperación muscular”, señala. Sin embargo, cuando el dolor es muy intenso sí que se recomienda dejar reposar el músculo y, en cualquier caso, la mejor alternativa es seguir ejercitando grupos musculares que no estén doloridos.
Entre quienes hacen deporte o actividad física regularmente, especialmente con la intención de obtener progresos notables, el dolor de las agujetas es visto como el precio a pagar para obtener la recompensa de mejorar el rendimiento. Sin embargo, el experto en fitness señala que “las agujetas no son necesariamente un indicador de un buen entrenamiento”. Así, explica que también pueden aparecer “por realizar ejercicios a los que no estamos acostumbrados, que hace tiempo que no hacemos o con una intensidad por encima de la habitual”.
Otra creencia que desmonta es que son requisito indispensable para progresar, ya que “la hipertrofia y la ganancia de fuerza dependen principalmente de la tensión mecánica y el estrés metabólico, no del dolor muscular”. Para medir el progreso en los entrenamientos recomienda basarse en otros parámetros “como si levantas más peso, si corres más rápido, si aguantas más…”.
Aunque son fácilmente distinguibles de los dolores causados por lesión, pueden llegar a confundirse. El divulgador explica que mientras que las agujetas son un dolor muscular generalizado que aparece al día siguiente, las lesiones causan un dolor más agudo e inmediato con posible hinchazón o incapacidad de movimiento en la zona afectada.
En conclusión, el ganador del Premio Latido 2024 afirma que “las agujetas no son condición necesaria ni suficiente, pero a veces son inevitables”. Con estos matices claros, podríamos precisar esas máximas que cuelgan en las paredes de muchos gimnasios tales como “no pain, no gain” (sin dolor no hay recompensa) o “el dolor es parte de la gloria”. El fin de un buen entrenamiento no debe ser, por tanto, alcanzar el dolor en sí mismo, pero las agujetas, algunas veces, son el peaje insalvable para alcanzar ciertos objetivos.