
Por Nuria Cordón
18 de diciembre de 2025La forma en que las personas viven y entienden su sexualidad está cambiando, y lo hará aún más de cara a 2026. Así lo refleja el último informe de tendencias elaborado por Lovehoney Group, que analiza cómo los cambios sociales, culturales y tecnológicos están redefiniendo el placer, las relaciones y el bienestar sexual a nivel global. El estudio identifica cinco grandes tendencias que marcarán el futuro inmediato de la sexualidad, desde una aproximación más consciente al sexo hasta la irrupción de la inteligencia artificial (IA) como nueva intermediaria de la intimidad.
La Generación Z (nacidos entre 1997 y 2012) lidera un cambio de paradigma en la forma de entender la intimidad. Frente a modelos basados en la frecuencia o la validación externa, los jóvenes priorizan el consentimiento, los límites y la conexión emocional. El sexo deja de ser una expectativa social para convertirse en una decisión consciente.
Los datos del informe muestran que solo el 13% de la Generación Z mantiene relaciones sexuales semanales, frente al 37% de los millennials. Este fenómeno, bautizado como “Celiba-Z”, no responde a desinterés, sino a una elección más selectiva y alineada con los valores personales. En paralelo, desciende el sexo casual asociado al alcohol y a las relaciones de una noche, al tiempo que emergen nuevas formas de encuentro centradas exclusivamente en el deseo consensuado.
En palabras de Elisabeth Neumann, sexóloga titulada y responsable de Investigación de Usuario en Lovehoney Group, “esta generación ha crecido en una sociedad que trata la sexualidad de una forma completamente distinta a la de sus padres. Son la generación más empoderada y libre, lo que les da la capacidad de decidir si quieren rechazar la sexualidad o abrazarla”.
La experta subraya además que el acceso masivo a contenidos sexuales poco realistas y a cuerpos idealizados ha incrementado la presión y la inseguridad en torno al rendimiento, lo que ha llevado a muchos jóvenes a replantearse su relación con el sexo desde una perspectiva más consciente.
La IA se está introduciendo silenciosamente en las relaciones modernas, consolidándose como una tercera presencia en la intimidad. De acuerdo con el informe, lo que empezó como una herramienta de productividad y entretenimiento está influyendo ahora en cómo las personas hablan de sexo, gestionan las citas y buscan apoyo emocional, “convirtiéndose en una tercera presencia en la intimidad”.
Cada vez más personas recurren a herramientas como ChatGPT para resolver dudas sobre sexo, deseo, rendimiento o comunicación en pareja. El anonimato y la ausencia de juicio convierten a la IA en un primer punto de apoyo para temas que siguen siendo difíciles de abordar cara a cara. Eso sí, a medida que su papel crece, también aumenta la necesidad de establecer salvaguardas, estándares éticos y mecanismos de responsabilidad que aseguren que estas herramientas refuercen, y no sustituyan, la conexión humana.
El informe revela que más de la mitad de la población estaría dispuesta a hablar con una IA sobre prácticas sexuales, masturbación o fantasías, especialmente entre los grupos más jóvenes. Según el informe, para muchas personas, el sexo sigue siendo un tema incómodo, incluso dentro de relaciones íntimas. Solo el 17,5 % afirma hablar de sexo con su pareja de forma habitual, más de la mitad (55%) solo lo hace ocasionalmente y un 27% casi nunca o nunca. Este silencio se refleja en el uso de la IA como “terapeuta sexual”.
Aunque la IA está lejos de sustituir la conversación humana su creciente presencia pone de manifiesto un cambio relevante. De hecho, la IA comienza a actuar como coach de citas, ayudando a interpretar mensajes o incluso a responderlos, dando lugar a fenómenos como el chatfishing: interactuar en apps de citas sin saber si hay una persona real al otro lado.
Según el informe de Lovehoney Group, ya existen numerosos casos de personas que mantienen relaciones románticas con inteligencias artificiales, lo que alimenta el temor de que la tecnología pueda acabar sustituyendo las conexiones humanas en lugar de reforzarlas. El gasto global en aplicaciones de acompañamiento basadas en IA aumentó más de un 200% durante la primera mitad de 2025, y se prevé que continúe creciendo.
Estas tendencias plantean serias preocupaciones. La pérdida de interés y de confianza en las relaciones con personas reales, sumada a una creciente dependencia de las IA de compañía, “amenaza con distorsionar profundamente la comprensión de la intimidad y debilitar la capacidad de establecer vínculos humanos auténticos”, explica el informe.
Según Neumann, este contexto pone encima de la mesa una carencia previa de espacios seguros para hablar de sexualidad: “Refleja conversaciones que muchas personas no se atreven a tener, y sitúan a la inteligencia artificial como un primer punto de contacto accesible para necesidades sexuales y emocionales no cubiertas”. No obstante, la sexóloga advierte de que la IA debe ser una herramienta complementaria y no un sustituto de la conexión humana, subrayando la necesidad de establecer límites éticos y garantías de calidad en la información que ofrecen estas plataformas.
En 2026, el placer sexual se vuelve más lúdico, visual y culturalmente mainstream (popular). Los juguetes sexuales abandonan la discreción tradicional para abrazar el diseño, la fantasía y la autoexpresión. Las ventas de juguetes de estética fantástica han crecido un 244 % interanual, y las búsquedas de juguetes sexuales “cute” se han triplicado.
Para Elisabeth Neumann, este cambio es consecuencia directa de la normalización del bienestar sexual: “A medida que los tabúes sexuales se van rompiendo, la idea de tener un juguete sexual deja de ser algo trascendental o un gran hito vital y se percibe como algo completamente normal”.
La experta añade que esta normalización permite una mayor libertad creativa y de experimentación: “La gente se siente más libre para experimentar con su colección de juguetes sexuales: si quieren comprar un dildo con forma de dragón, lo hacen”.
Aunque gran parte de la conversación pública se centra en la Generación Z y los millennials, la Generación X (nacidos entre 1965 y 1981), vive un momento especialmente positivo en su vida sexual, según el informe. En particular, las mujeres de entre 46 y 61 años están explorando nuevas formas de intimidad, relaciones con diferencia de edad y un enfoque más consciente del placer, en un contexto en el que la menopausia se aborda con mayor apertura.
Neumann destaca que este proceso está vinculado a cambios culturales más amplios: “Las mujeres millennials, y también las de la Generación X, que crecieron con el popfeminismo de la década de 2010 están aplicando ahora estos aprendizajes con confianza a su propio proceso de envejecimiento”.
El informe señala que el bienestar sexual se integra cada vez más en una visión global de la salud. Las búsquedas del término han aumentado más de un 25% interanual y una mayoría de la población reconoce beneficios físicos y mentales asociados a la actividad sexual y la masturbación, como la reducción del estrés o la mejora del sueño.
Para Neumann, este cambio de mentalidad es especialmente relevante: “Es alentador ver cómo nuestra comprensión de la sexualidad se amplía y cómo cada vez más personas reconocen la profunda conexión entre el bienestar sexual, la salud mental, la regulación del estrés y la calidad de vida”.
La sexóloga concluye subrayando que el placer no debe entenderse únicamente como un medio para otros fines: “El placer en sí mismo es un componente fundamental de nuestro bienestar, una fuente valiosa de alegría y vitalidad”.