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Cerebro podrido: cuando el scroll derrite la mente

La coronación de “brain rot” como palabra del año 2024 por el diccionario Oxford legitima una expresión nacida en la cultura popular digital

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Cerebro podrido: cuando el scroll derrite la mente
Foto de fauxels. Pexels

Por Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable

27 de enero de 2025

La degradación mental de la era digital ya tiene nombre oficial. El prestigioso diccionario Oxford ha coronado “brain rot” (literalmente “cerebro podrido”) como la palabra del año 2024, un término que refleja con crudeza el impacto que el consumo excesivo de contenido digital está teniendo en nuestra capacidad cognitiva. Este neologismo, nacido en las entrañas de las redes sociales y popularizado entre la Generación Z, describe la sensación de deterioro mental que experimentamos tras largas sesiones de consumo pasivo de contenido en línea.

La elección del vocablo no es casual y llega en un momento en que la sociedad debate intensamente sobre los efectos de la tecnología en nuestro bienestar mental. Los lexicógrafos de Oxford señalan que el uso del término se ha disparado un 300% en el último año, especialmente entre jóvenes de 16 a 24 años, quienes lo utilizan para describir la niebla mental que experimentan tras un scroll infinito en plataformas como TikTok, Instagram o YouTube.

Síntomas del cerebro podrido

Psicólogos y neurocientíficos relacionan este fenómeno con la disminución de la capacidad de atención, la dificultad para procesar información compleja y la necesidad creciente de estímulos cada vez más intensos para mantener el interés.

Esta designación marca un hito significativo en la evolución del lenguaje contemporáneo, ya que es la primera vez que una palabra relacionada con el deterioro cognitivo digital alcanza tal reconocimiento institucional. El fenómeno no solo señala un cambio en nuestros hábitos de consumo de información, sino que también apunta a una creciente conciencia sobre la necesidad de desarrollar una relación más saludable con la tecnología.

Entre los síntomas más comunes de la pudrición cerebral está la incapacidad severa para mantener la atención en cualquier actividad que dure más de 15 segundos (el tiempo medio de un TikTok) y el desarrollo de un pulgar capaz de hacer scroll a velocidades supersónicas, mientras el resto del cuerpo permanece en “estado vegetativo”. A todo esto, hay que añadir que el cerebro ha perdido la capacidad para distinguir entre información relevante y videos insustanciales.

Pero ¿por qué sucede todo esto?

La explicación científica es fascinante: nuestros cerebros, diseñados para cazar mamuts y recolectar bayas, ahora están tratando de procesar quinientos videos de bailes virales por hora. Es como intentar ejecutar Cyberpunk 2077 en una calculadora de los años ochenta.

Los algoritmos de las redes sociales están diseñados para mantenernos enganchados, aprovechándose de nuestros circuitos de recompensa como un casino digital, y es que cada scroll es una pequeña dosis de dopamina.

Quizás, solo quizás, los médicos deberíamos recetar algunos tratamientos efectivos que vayan desde la desintoxicación digital gradual hasta la terapia de exposición a la vida real, pasando por ejercicios de atención. En esta línea habría que limitar el tiempo en redes sociales, recomendar salir a dar un paseo sin teléfonos móviles y leer un libro completo.

Pero no todo son malas noticias, terminamos con un mensaje optimista: nuestro cerebro podrido es recuperable, tiene una capacidad asombrosa para recuperarse, eso sí siempre y cuando le demos un respiro, es como si a un ordenador que lleva demasiado tiempo ejecutando programas pesados le reseteáramos.

 



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