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Así sufren nuestros pies en verano

En esta época del año, la sudoración excesiva puede provocar infecciones producidas por hongos. También nos podemos contagiar de papilomas

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Así sufren nuestros pies en verano

Por Virginia Delgado

23 de agosto de 2024

Durante el verano nos acordamos de echarnos crema solar, de aplicarnos un protector para el cabello, de proteger nuestros ojos con gafas de sol, de beber agua para hidratarnos… Pero de los pies, ¿prestamos atención a estas extremidades tan fundamentales para nosotros?

Los pies soportan el peso de nuestro cuerpo y son indispensables para nuestra movilidad, por ello, merecen una atención especial. En la época estival quizá aún más porque pueden sufrir más dolencias. “Durante los meses de calor, si no hay una buena higiene y un calzado adecuado, el exceso de sudoración puede provocar onicomicosis (infección crónica y progresiva de las uñas causada por hongos) y pie de atleta”, explica a Medicina Responsable Montserrat Diéguez Blasi, podóloga y miembro de la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio Profesional de Podología de la Comunidad de Madrid (ICOPOMA).

Los síntomas son hinchazón del pie y tobillos, quemaduras y deshidratación de la piel. “Esta la origina el exceso de calor y los agentes externos, como la arena o el polvo, provocando talones agrietados, rozaduras y ampollas”, añade la podóloga.

Andar descalzos en piscinas, duchas comunes o gimnasios también es un peligro para nuestros pies, porque pueden estar contaminados y transmitirnos hongos y papilomas. “Estas lesiones dérmicas, también llamadas verrugas plantares, son muy típicas de este tiempo por caminar en zonas húmedas. Hay que evitar lugares donde el agua se queda estancada y usar el calzado adecuado para prevenir. Además, debemos evitar compartir el uso de artículos personales como toallas, zapatos o zapatillas”, señala Montserrat Diéguez Blasi.

Respecto al tratamiento que deben tener los hongos, la podóloga subraya que debe ser prescrito por un profesional, ya que “depende del grado de afección que tenga la piel del pie”. En cuanto a los papilomas, también ha de ser evaluado por este sanitario en cuya evaluación tiene en cuenta la edad del afectado, así como su actividad diaria y el tiempo que lleve la lesión. “En ningún caso, el paciente debe tocar o rascar la verruga, ya que puede extenderse y reproducirse más”, añade Diéguez.

En general, las personas más propensas a contagiarse de hongos y papilomas son aquellas con un sistema inmunitario debilitado por enfermedad o por medicamentos.

Para evitar su transmisión, la podóloga aconseja hidratar los pies con cremas adecuadas, secar toda su superficie insistiendo entre los dedos, aplicar protección y utilizar calzado adecuado para cada actividad. Y, tanto en caso de contagio como para su cuidado en general, insiste en la atención de un profesional. “Hay que acudir a las clínicas podológicas acreditadas. El cuidado de los pies está a cargo de los profesionales de podología que están preparados para diagnosticar, tratar y prescribir cualquier tratamiento que necesiten. Son los grandes olvidados. Ellos son los que nos llevan de un lado a otro y tenemos que cuidarlos”, concluye Diéguez.



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