Por Julia Porras
31 de marzo de 2023Llegan las ansiadas vacaciones de Semana Santa y con ellas las escapadas a la playa o la montaña. Las ganas de exponernos al sol y recargar las pilas son muchas, pero debemos extremar las precauciones si no queremos tener más de un problema de salud.
Nuestra piel cuenta con una sustancia, la melanina natural, que es la responsable de que nos pongamos morenos. Al darnos el sol producimos más melanina y la piel se oscurece. Pero también, es la que nos protege de los rayos ultravioletas, pero solo durante un tiempo.
Hay muchos tipos de piel. Se llaman fototipos y se determinan “por la capacidad de un individuo para pigmentarse y la facilidad que tiene de sufrir quemaduras”, nos explica el doctor Ignacio Sánchez Carpintero, jefe de la Unidad de Dermatología de la Clínica Dermatológica Internacional.
Pero todas sin excepción deben ser protegidas mediante cremas solares y sobre todo teniendo en cuenta su FPS o factor de protección solar.
El FPS o filtro de protección solar es un concepto difícil de entender, pero que es importante conocer para comprar la protección eficaz para nuestro tipo de piel. El FPS, cuantifica el grado de protección de un filtro solar y se expresa por un índice numérico. “Se puede definir como el número de veces que hay que aumentar el tiempo de exposición solar en una piel protegida para que se produzca el mismo eritema (inflamación o rojez) que aparecería en esa misma piel sin protección”, explica Sánchez.
A nivel usuario, el FPS se puede explicar como el tiempo que una crema permanece de forma efectiva en nuestra piel, y que la protege de los rayos ultravioleta B.
Aunque son estos rayos ultravioleta B o rayos UVB los dañinos para nuestra piel, las cremas también deben protegernos de los rayos ultravioleta A, que penetran en capas más internas de la piel y provocan envejecimiento y problemas más graves como cáncer de piel.
Los FPS van desde el factor 6 hasta el 50 y más. Hay que elegir la crema solar con el FPS idóneo para nuestro tipo de piel. A mayor número, mayor protección.
La utilización del protector solar debe cumplir ciertos requisitos. “La piel debe estar limpia e hidratada y sin productos que contengan alcohol o perfumes. Se debe aplicar media hora antes de la exposición al sol y dependiendo de la actividad que se vaya a realizar (baño, deporte, etc…)”, dice Sánchez.
Además, es recomendable aplicar crema solar cada 3 horas aproximadamente y extenderla bien por todas las zonas, incluso aquellas a las que llegamos con dificultad o que podemos llegar a olvidar (algunas partes de la espalda, los pabellones auriculares, los pies…).
Pero, que no haya confusión, “el fotoprotector no es un procedimiento que nos permita prolongar la exposición solar sin ningún riesgo, por lo que las nomenclaturas como ‘pantalla total’ deberían ser eliminadas, porque crean una sensación de falsa seguridad”, asegura Sánchez.
Aunque el uso de protector es fundamental, debemos poner en marcha otros cuidados frente al sol, como evitar la irradiación durante las horas más fuertes, de 12 a 16 horas, y utilizar otros elementos de protección como sombreros, gorras y gafas de sol homologadas.
La quemadura solar produce una inflamación de la piel que se manifiesta con la aparición inicial de enrojecimiento. En casos graves pueden desarrollarse incluso ampollas, pero en todo caso, dependiendo del grado de quemadura y de la extensión, puede ser aconsejable acudir al dermatólogo. Una quemadura solar puede requerir el uso de medicación tópica e incluso oral.
“Si hemos sufrido quemaduras durante la infancia o juventud es conveniente realizar revisiones en el dermatólogo para evaluar la piel, en especial los lunares”, apunta Sánchez, puesto que “el efecto carcinogénico en la piel de la radiación solar está claramente demostrado y se puede manifestar con la aparición de tumores como el melanoma, entre otros”.
Si la quemadura es leve lo mejor es refrescar la piel e hidratarla con una crema o gel que tenga algún componente regenerador como el aloevera y evitar de nuevo el sol sobre esa zona durante unos días.
Aún así, disfrutar del sol es muy importante, ya que tiene múltiples beneficios para la salud. Tomar el sol diez minutos al día dos o tres veces por semana es beneficioso para nuestro cuerpo y nuestra mente. Estos son algunas de las ventajas de ponerse al sol:
Tomar el sol sí, pero sin quemarse.