Por Gema Puerto
15 de marzo de 2023Más de 2.000 personas, entre población general y sanitarios, han participado en la creación de un documento que pretende ser una fotografía actual sobre la salud mental en nuestro país. El estudio ha sido elaborado por la Confederación Salud Mental España y la Fundación Mutua Madrileña.
Según esta investigación, el 74,7% de la población en España cree que en los últimos años ha empeorado la salud mental de los españoles. Las tres razones más señaladas como causas de este empeoramiento son: las dificultades económicas (91,4%), la incertidumbre ante el futuro (89,0%) y la presión, las exigencias y el estrés del día a día (88,8%). Tras estas le siguen la pandemia causada por la Covid y la sensación de que vivimos en una sociedad cada vez más individualista y competitiva. Así, transcurrido más de un año desde el final de la pandemia, casi seis de cada diez españoles (57%) se sienten preocupados, temerosos, deprimidos o tristes. De hecho, según revela el informe, cuatro de cada diez personas en España (42,1%) han sufrido una depresión a lo largo de su vida; un 47,6%, han experimentado ataques de ansiedad o pánico y un 36,9%, ansiedad prolongada en el tiempo.
El 14,5% de la población ha tenido ideas suicidas o ha intentado suicidarse. Esto ocurre en mayor medida entre las mujeres (17%) que entre los hombres (11,7%). Sucede lo mismo en el caso de quienes han llegado a autolesionarse (6,4% de hombres frente a 11,3% de mujeres). Por edad, las ideas o el intento de suicidio (31,8%) y las autolesiones (30,7%) se producen en mayor grado en el grupo de jóvenes de 18 a 24 años.
El informe también refleja que un 18,9% de la población de más de 18 años consume psicofármacos y el 73% de ellos lo hace a diario. Los más utilizados son los ansiolíticos (61,9%) y los antidepresivos (47,2%). El médico de Atención Primaria es quien los prescribe de forma más habitual (55,1%), seguido del psiquiatra (35,2%). En este sentido, el 26,2% de las personas acude actualmente a un especialista de salud mental (20,8% a consulta de psicología y 17,6% a consulta de psiquiatría).
Una parte del informe evalúa el perfil y la situación de las personas con experiencia propia en problemas de salud mental (denominadas PEP) y lo compara con la población general. Este grupo lo conforma casi uno de cada cuatro españoles (22,8%) del total de la muestra y en él se han incluido tanto a personas que han sido diagnosticadas al respecto, como a aquellas que en el cuestionario autoevaluaron su salud mental como mala y muy mala. Respecto a las personas que han tenido un diagnóstico de un problema de salud mental, este suele producirse en la juventud; en concreto, la edad media de quienes lo han sufrido se sitúa en los 26 años. Los problemas y relaciones familiares (36,3%) y la autoexigencia en los ámbitos profesional o académico (32,4%) son las dos causas más señaladas como detonantes para la aparición de los problemas de salud mental.
En materia de terapias, el estudio revela que el 57,1% de los tratamientos se basa en la prescripción de fármacos, seguido por la psicoterapia (47,6%) y la participación en programas sociales de apoyo (27,4%). De entre las personas diagnosticadas con un problema de salud mental, más de la mitad (58,5%) ha sentido rechazo social por ello. Además, el 55% ha sentido en algún momento discriminación, siendo el laboral el ámbito más común en la que se produjo.
Un 61,3% de las personas que ha sufrido problemas de salud mental son mujeres, Además de las mujeres, los jóvenes de entre 18 y 34 años son los que valoran más negativamente su salud mental: sólo el 30,8% considera que su salud mental es buena o muy buena. A su vez, este grupo duplica la tasa de ideas o intento de suicidio de la población general).
La población general considera que no se destinan suficientes recursos al cuidado de la salud mental y aboga por tomar medidas tanto sanitarias como sociales para ayudar a las personas con estos problemas.
Entre ellas señalan con carácter prioritario, aumentar el número de profesionales de salud mental, asegurar la continuidad del tratamiento con el mismo profesional a lo largo del proceso y la existencia de más centros de salud mental comunitarios. En el plano social, más de la mitad demanda acciones de apoyo para prevenir el estrés laboral y las situaciones de acoso; la promoción de iniciativas comunitarias para prevenir la soledad y fomentar la resiliencia y la inclusión de programas específicos de prevención y sensibilización en el ámbito educativo.