Por Julia Porras
17 de enero de 2024La cantidad y la intensidad de la actividad física suele disminuir con la edad, por lo que es habitual que la salud ósea se deteriore con el envejecimiento. Sin embargo, el entrenamiento de fuerza y los ejercicios de impacto, como correr y saltar, pueden atenuar esta pérdida ósea relacionada con la edad.
Así lo ha constata un estudio realizado por la Universidad de Jyväskylä, Finlandia, que ha demostrado que la densidad mineral ósea en el cuello femoral (localizado en la parte superior del hueso) disminuyó, pero las propiedades estructurales se mantuvieron o incluso mejoraron ligeramente, durante una intervención de entrenamiento multicomponente de un año de duración en personas de 70 a 85 años. El cuello femoral es particularmente propenso a sufrir fracturas relacionadas con caídas. Tanto la densidad mineral ósea en el cuello femoral como la prevención de caídas son fundamentales para la prevención de las fracturas de cadera.
El estudio se llevó a cabo en 299 hombres y mujeres mayores que anteriormente habían estado físicamente inactivos. Aquellos que habían acumulado una actividad más moderada y de alta intensidad no experimentaron tanto deterioro en la densidad ósea que aquellos que eran menos activos o acumulaban su actividad diaria a menor intensidad. En definitiva, la densidad ósea se conservó mejor en aquellos participantes que llevaron a cabo más actividad diaria con la intensidad de caminar a paso ligero o saltar ligeramente.
Una novedad de este estudio fue que, además del ejercicio físico, también se analizó la importancia de la actividad física en la vida cotidiana. Los resultados sugieren que vale la pena aumentar la cantidad de actividad de impacto de carga ósea en la rutina diaria de los mayores. "Incluso los breves momentos de actividad pueden ser importantes para el esqueleto, por lo que también analizamos el movimiento en términos del número y la intensidad de los impactos individuales", dice la investigadora Tiina Savikangas.
"Es posible incorporar más actividad de alta intensidad a la vida diaria en pequeños períodos, como caminatas rápidas y subir escaleras", dice el investigador postdoctoral Tuuli Suominen . "También se pueden lograr impactos tipo salto sin el salto real, levantándose primero de puntillas y luego dejándose caer sobre los talones".
Savikangas y Suominen también sugieren que, especialmente en las personas mayores que no hacen ejercicio con regularidad, aumentar la actividad física diaria puede ayudar a mantener la salud ósea y prevenir fracturas mediante una mejora de la capacidad funcional y la fuerza muscular. Una buena capacidad funcional y fuerza muscular reduce el riesgo de caídas, pero también permite cargar los huesos de forma más eficiente.