Por Nuria Cordón
3 de diciembre de 2023“Durante muchos años los seres humanos hemos pensado que estábamos solos en el mundo y que vivíamos de forma aislada, sin ver las consecuencias con otros organismos y especies con los que convivimos. Y esto nos ha pasado factura”. Así de contundente se mostró Cristina Nadal, directora ejecutiva de Policy MSD en España, en la inauguración del seminario “Diálogos MSD Inventing for Life”, organizado en la planta Animal Health que la farmacéutica tiene en Salamanca y que en esta edición giró en torno al enfoque One Health (Una única salud).
Este concepto, impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente (PUMA), busca equilibrar y optimizar de manera sostenible la salud de las personas, los animales y los ecosistemas, al reconocer que están estrechamente relacionados y son interdependientes. Para ello, interpela a múltiples sectores, disciplinas y comunidades en diversos niveles de la sociedad, con miras a trabajar conjuntamente para promover el bienestar y neutralizar las amenazas para la salud y el medio ambiente.
Durante el último siglo hemos experimentado cambios, avances científicos, tecnologías muy disruptivas, así como un aumento de la movilidad que ha sido muy positivo para el mundo actual, pero “también ha venido a romper el equilibrio de nuestra salud, reflejando que somos vulnerables”, comentó Nadal. El crecimiento cada vez mayor de la población humana hace que las personas convivamos más con animales, no sólo domésticos, sino también silvestres, y esto ha generado una mayor relación entre ambas especies que incrementa el riesgo de transmisión de enfermedades, lo que se denomina zoonosis. Hasta el 60% de las enfermedades de los humanos tiene origen zoonótico.
A esta ecuación formada por humanos y animales hay que sumarle un tercer elemento, el medioambiente. El cambio climático que está sufriendo el planeta en los últimos años está haciendo proliferar vectores (organismos vivos que pueden transmitir enfermedades infecciosas) como los mosquitos, provocando enfermedades en lugares donde no era habitual encontrarlas (dengue), o artrópodos, como chinches o garrapatas, que también se incrementan en áreas donde antes no estaban.
Responder a los efectos del cambio climático y a la protección del medio ambiente es una prioridad. Según el director de Acción Climática de ECODES Pablo Barrenechea “nos enfrentamos a un enorme desafío: preservar la salud de la población en un mundo en constante movimiento, en el que personas, animales y medio ambiente forman parte de una compleja red de interacciones. Fenómenos como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas naturales están afectando a este complejo equilibrio”, por ello, es vital poner el foco en el sistema sanitario, “ayudando a disminuir su huella de carbono y reducir su impacto sobre el clima, facilitando su rol de prescriptor de medidas de prevención a toda la sociedad y visibilizando la relación entre el cambio climático y la salud de las personas”.
Para Maite Martín, presidenta de la plataforma One Health, “nos encontramos en un escenario poco predecible”, por lo que “cualquier pequeño cambio produce efectos en cascada que amenazan a nuestra salud. Por ello, es necesario abordarla de forma integral en los tres pilares que lo sustentan”.
Para la presidenta de la plataforma One Health, este enfoque no es más que una herramienta de trabajo: “Es la herramienta que nos permitirá crear una salud publica moderna. Ahora, nuestra salud pública está muy delimitada, no es suficiente en el contexto actual, porque estamos en un mundo con una importante transformación y, en esta nueva realidad, es necesario reforzar la prevención, más allá de las medidas que tenemos contempladas”. Por ello, según Martín, el enfoque One Health es totalmente preventivo, conservando la salud de los animales, los ecosistemas, protegiendo el ámbito natural o actuando para mitigar el cambio climático. Y todo esto mejorará nuestra salud y contribuirá a la sostenibilidad de las medidas sanitarias”.
Para ser capaces de asumir estos retos, Santiago Vega, catedrático del área de Salud Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad CEU Cardenal Herrera, insistió en que “solo podremos enfrentarnos a los desafíos del siglo XXI, concomitantes a la crisis climática, el aumento de la población mundial y la urbanización, la intensificación de la producción pecuaria y agrícola, la alteración de los ecosistemas y la globalización del comercio y el tránsito humano, a través de una estrategia One Health. La medicina humana, la veterinaria y las disciplinas medioambientales deben tratarse de forma integrada, con el fin de diseñar e implementar prácticas, programas, políticas, legislación e investigación, para lograr mejores resultados en salud pública”.
Uno de los problemas a los que se enfrenta la salud global en el contexto actual son las enfermedades emergentes. De acuerdo con Santiago Vega, todos los años aparecen cinco enfermedades nuevas y, de ellas, tres son de origen animal. Pero ¿cómo pasan a nosotros? “Por un lado, los virus, que son el 44% de los agentes infecciosos de estas enfermedades emergentes, multiplican su transmisión por culpa del cambio climático, y los vectores, los que los transmiten, pasan más tiempo con nosotros llegando a sitios donde antes no llegaban”
Para los expertos, no hay duda de que las enfermedades emergentes son consecuencia del momento que vivimos. Según Pablo Berrechenea, estamos “en un planeta interrelacionado donde el cambio climático es un problema y retroalimenta esos equilibrios en la salud”. Por ello, “planteamos un modelo de actuación: la corresponsabilidad. One Health no es un tema de sanitarios, aquí entramos todos, la salud nos compete a todos”.
El principal problema al que se enfrenta la salud en la actualidad es, según los expertos, la resistencia a los antibióticos. Para Helene Lanz, directora de MSD Animal Health España y Portugal, 1,2 millones de personas murieron en 2019 por la resistencia de las bacterias a estos medicamentos y en 2050 la cifra puede llegar a los 10 millones. Por ello, “es importante tomar acciones ya para poder prevenir futuras muertes”.
La gravedad de las cifras ha llevado a las autoridades sanitarias mundiales a tomar cartas en el asunto. El pasado mes de julio, la OMS publicaba el primer informe de su historia sobre las vacunas que se encuentran actualmente en desarrollo para prevenir las infecciones causadas por patógenos bacterianos resistentes a los antimicrobianos. El informe señalaba la necesidad de “acelerar los ensayos de las vacunas contra estos patógenos que se encuentran en las últimas fases de desarrollo y maximizar el uso de las existentes”. De acuerdo con la OMS, las vacunas son herramientas poderosas para prevenir las infecciones y, por tanto, tienen el potencial de frenar la propagación de las infecciones resistentes a los antimicrobianos. “Prevenir las infecciones mediante la vacunación reduce el uso de antibióticos, que es uno de los principales factores que propician la resistencia a los antimicrobianos (RAM). Sin embargo, de los seis principales patógenos bacterianos responsables de las muertes debidas a la RAM, solo uno, la enfermedad neumocócica (Streptococcus pneumoniae), tiene vacuna”, apuntaba la doctora Hanan Balkhy, subdirectora general de Resistencia a los Antimicrobianos de la OMS.
Las vacunas, de acuerdo con Jaime Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología, son una de las patas más importantes para luchar contra este problema de salud pública. “Tienen tres posibles usos: evitar infecciones, reducir el uso de antibióticos en un 40%, porque se prescriben más de forma preventiva que por necesidad de prescripción, y frenar la resistencia”. De hecho, “sólo la vacuna de la gripe puede reducir el consumo de antibióticos en casi un 40%”.
La vacunación, de acuerdo con González-Zorn, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y director de la Unidad de Resistencias Antimicrobianas, tanto de infecciones bacterianas como víricas, es una herramienta vital contra la resistencia a los antibióticos, no solo en medicina humana sino también veterinaria, ayudando a reducir la necesidad de estos medicamentos y preservar su eficacia para futuras generaciones. “Al prevenir enfermedades infecciosas, disminuimos la dependencia de los antibióticos, frenando así la aparición y propagación de bacterias resistentes”.
En nuestro país, el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos, PRAN, coordinado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), ha conseguido situar a España como el país con mayor reducción de consumo de antibióticos veterinarios y el tercero en salud humana a nivel europeo, registrando una disminución del consumo del 17% en salud humana y del 69,5% en sanidad animal. “Afortunadamente, hemos avanzado mucho”, comentó Rafael Cantón, coordinador clínico del European Committe of Antimicrobial Susceptibility y jefe del Servicio de Microbiología en el Hospital Universitario Ramón y Cajal, aunque hay que mejorar el resto de los indicadores. “Una cosa muy beneficiosa ha sido poner a todos los profesionales juntos (médicos, veterinarios, economistas…), aunque no podemos decir que por tener un plan vamos a conseguir todo, necesitamos recursos. La propia UE publicó unas recomendaciones para incentivar los planes frente a la resistencia, unos indicadores duros para los que necesitamos recursos y trabajar de forma multidisciplinar”.
Es un paso importante, pero hay que seguir trabajando. De acuerdo con el doctor Cantón, las consecuencias de la resistencia a los antibióticos se pueden medir de diferentes formas. “Desde nuestra sociedad hemos hecho un estudio de campo, revisando las historias clínicas de pacientes que habían tenido infección por bacteria multirresistente, en 130 hospitales de España, en el 45% de las camas. A los 30 días, del total de esas personas, mueren cerca de 30.000 y, aunque alguna puede no estar relacionada con el problema, muchas de ellas sí”. Pero, además de en términos de mortalidad, también se puede medir en aspectos económicos: un paciente que ingresa en un hospital por una bacteria multirresistente está más tiempo en el hospital y, por lo tanto, cuesta más, explicó el doctor Cantón. Además, “su probabilidad de morir es dos o tres veces más que si tiene una bacteria normal”.
Pero las bacterias no se quedan exclusivamente encerradas en el hospital, fluyen hacia afuera entre humanos, animales y en el medioambiente, por lo que es importante “establecer esos vínculos y medidas que no son solo hospitalarias y que pueden ayudar a frenar la resistencia a los antibióticos”, explicó Bruno González-Zorn. Entre estas medidas, destacan las ya mencionadas vacunas, mejoras en las medidas higiene sanitarias o poner el foco en las granjas para prevenir el uso de antibióticos y, así, poder hacer frente a esta pandemia silenciosa”.
Hasta el momento, se han hecho grandes avances, pero aún queda mucho camino por recoirrer. De acuerdo con Cantón, “se han conseguido nuevos antimicrobianos, asociaciones de betalactámicos conocidos con nuevos inhibidores de betalactamasas y una nueva cefalosporina, que evitan de forma eficiente resistencias con elevado impacto. No obstante, necesitamos seguir investigando en nuevas dianas, explorar estrategias innovadoras como la fagoterapia, la trasferencia de microbiota o los sistemas de edición genética, así como potenciar proyectos que nos hagan entender mejor los mecanismos de transmisión y selección de bacterias resistentes y multirresistentes”.
La difusión de la estrategia One Health es clave para continuar con un planteamiento eficaz. De acuerdo con Nadal, “estamos convencidos no solo de la necesidad de concienciar, sino de colaborar coordinadamente en tomar acción para encontrar posibles soluciones que contribuyan a afrontar los desafíos presentes y anticiparnos a los futuros”. Sin embargo, es importante que los mensajes lleguen a la ciudadanía de la forma más clara posible. Para Raquel Sánchez Sanz, asesora del Foro Español Pacientes, el concepto One Health “sigue siendo un gran desconocido, la terminología con la que se aborda lo es y a veces no somos capaces de entenderla. Hay que tener en cuenta que un paciente es un señor de la calle y hay que hablarse en su idioma”.
Tampoco se percibe bien el contexto de sobreprotección del medio ambiente y animales con respecto a la salud humana. “El One Helath salió en el sector veterinario y hay que trasladar bien que el animal no tiene una protección especial, sino que, protegiéndolo a él, protegemos la salud humana. Hemos de saber llegar con un mensaje de que esto no es una carga, que es un ejercicio de corresponsabilidad”, explicó Sánchez. En definitiva, hablamos de salud pública, pero eso la ciudadanía no lo entiende. “Necesitamos mucha formación e información, y para ello el papel de los medios de comunicación es crucial, porque nos acercan a la realidad, a testimonios y experiencias vitales, ofreciéndonos soluciones, desde un punto de vista constructivo, positivo y de corresponsabilidad. Administración, pacientes, médicos, farmacéuticos, veterinarios y demás profesionales sanitarios hemos de unir esfuerzos y voz para ahondar en este enfoque, que es, sin duda, transversal, construyendo una salud para todos, humana, animal y ambiental, y un Sistema Nacional de Salud sostenible para la vida y el bienestar”.