Los españoles consumimos cerca de 35.000 kilos de dulces navideños

Turrones, mazapanes, polvorones, roscones… A nadie le amarga un dulce, menos aún en Navidad. Pero ¿cómo afecta la ingesta de estos manjares navideños a nuestro cuerpo? La dietista-nutricionista Alba López nos lo explica. 

Comemos muchos dulces en un periodo reducido de tiempo, normalmente en los meses comprendidos entre noviembre y enero. “Al tomar mucho azúcar en un periodo de tiempo corto es más probable que a nuestro cuerpo no le dé tiempo a gestionar tanta cantidad de azúcar de golpe, así que se acumulará mucho en sangre”, explica la doctora. De esta forma, se produce una sobre secreción de insulina por parte del páncreas y cambios repentinos de los niveles de azúcar en sangre, que dañan a nuestro organismo cuando se da de manera repetida. 

La doctora López señala que esto contribuye a que se promuevan procesos inflamatorios en nuestro organismo y se produzcan cambios endocrinos. De hecho, cuando el azúcar entra en nuestras células, y estas ya están cubiertas de la cantidad necesaria para tener energía, terminarán trasformando este azúcar en reservas de grasa, también conocidas como triglicéridos. 

Según el Informe de Consumo Alimentario en España 2021, los españoles consumimos cerca de 35.000 kilos de productos navideños en nuestros hogares. En nuestro país se calcula que se consumen hasta 30 millones de unidades de roscones y, si ponemos el foco en otros dulces como el turrón, este fue el más consumido el año pasado, ganándole la batalla a los mantecados, polvorones y mazapanes. Para la dietista-nutricionista ninguno de ellos es más dañino que otro, el efecto que tenga en nuestro organismo el consumo esporádico de cualquiera de ellos no será relevante, por ello, recomienda escoger el que más nos guste en estas ocasiones especiales. No obstante, sí que recalca que el consumo excesivo de cualquiera de ellos puede contribuir al deterioro de nuestra salud. 

Consumo de azúcar

Según la Organización Mundial de la Salud, el consumo de azúcar libre, es decir, el que está presente en el azúcar de mesa, los siropes, la miel, el zumo de frutas… no debería exceder el 10% de nuestro consumo calórico diario, lo que equivale a 25 gramos de media. “Cuanto menos azúcar libre consumamos en nuestra dieta habitual mejor, eso por supuesto no implica no tomar ningún tipo de azúcar (glucosa), como los propios del almidón”.

En España, el consumo per cápita de los dulces navideños ha disminuido un 3% con respecto al año 2020, hasta situarse en una cantidad ingerida de 0,75 kilogramos al año por persona de media. ¿Deberíamos eliminar estos productos de los desayunos, comidas y cenas navideñas? La doctora López hace hincapié en que no es necesario. Al fin y al cabo, tomar cantidades reducidas de azúcares libres en nuestra dieta no tiene por qué tener un impacto importante en nuestra salud. “Lo óptimo para la salud física no tiene por qué ser lo óptimo para la salud global o mental”. Por ello, señala que es mucho más importante cuando la persona tiene un hábito diario que cuando se hace un consumo puntual de mayor cantidad de azúcar, aunque sí que recomienda moderar la cantidad.

Los asturianos, a la cabeza

El Principado de Asturias, Andalucía, así como la Comunidad Foral de Navarra y la Comunidad de Madrid son las comunidades autónomas que más compran los dulces navideños. Al contrario, Extremadura, La Rioja o la Comunidad Valenciana, son los territorios que menos volumen presentan comparándolo con su peso demográfico.

Si ponemos el foco sobre los ciudadanos, los asturianos son quienes, a cierre del año 2021, realizaron la mayor ingesta de productos navideños de todo el territorio nacional con un consumo per cápita de 1,17 kilogramos, un 55% más que la media nacional. Como dato destacado, hay que comentar que es la única comunidad que supera el kilo de consumo de estos productos. 

No obstante, superan el promedio del consumo de estos productos (0,75) los baleares, catalanes, andaluces, madrileños, cántabros, vascos y navarros. Por el contrario, los habitantes riojanos son los que menos consumo per cápita realizan, con una ingesta de 0,42 kilos por persona al año.

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