Lavarse las manos, el gesto que salva más vidas en el mundo

Alrededor de 30.000 mujeres y 400.000 recién nacidos mueren cada año en el mundo por infecciones como la septicemia, causada por la falta de agua y saneamiento y por prácticas deficientes de lavado de manos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este es uno de los motivos por el que cada 5 de mayo se celebra el Día Mundial de la Higiene de Manos, con el objetivo de concienciar sobre la importancia de esta práctica para prevenir enfermedades infecciosas. El día fue elegido por la OMS para simbolizar los cinco dedos de nuestras manos.

Según la OMS, se estima que alrededor del 80% de todas las infecciones se transmiten por contacto, especialmente a través de las manos, de ahí la importancia de esta práctica entre los ciudadanos de a pie y, lo más importante, los profesionales sanitarios. Sin embargo, hasta el 70% de los trabajadores sanitarios no observan las prácticas recomendadas de higiene de las manos, según la OMS.

Lavarse las manos no es solo usar agua y jabón, sino higienizarlas correctamente y, para eso, hay que seguir una serie de pautas recomendadas por los expertos:

1.       Lavárselas siempre antes y después de comer. Antes porque las manos pueden estar contaminadas con gérmenes y bacterias que pueden enfermarnos. Y, tras la comida, para que no queden restos de alimentos ni de bacterias.

2.       Higienizarlas siempre después de ir al baño. Es recomendable desinfectarse las manos con agua y jabón después de usar el baño, ya que es una de las formas más comunes de propagación de gérmenes y bacterias.

3.       Tras estar en contacto con una persona enferma, es importante lavarse las manos, para evitar la trasmisión de enfermedades.

4.       Es recomendable tener disponible desinfectante de manos en lugares donde no sea posible el acceso al agua y jabón. A la hora de desinfectarse las manos, hacerlo frotando cuidadosamente el desinfectante durante al menos 30 segundos, cubriendo todas las áreas de la piel. Prestar especial atención a las yemas de los dedos y pulgares ya que entran en contacto con mayor frecuencia con superficies potencialmente contaminadas. Además, las yemas de los dedos albergan las concentraciones más altas de bacterias en comparación con otras áreas de la mano.

El descubridor de la importancia del lavado de manos

A mediados del siglo XIX, el ginecólogo húngaro Ignaz Semmelweis introdujo en la práctica médica el lavado de manos durante los partos, “consiguiendo reducir la mortalidad de las parturientas de un 30 a un 3%, confirma el director médico de Medicina Responsable y divulgador científico, el doctor Pedro Gargantilla.

En aquella época la tasa de mortalidad por fiebre puerperal, infección adquirida por la parturienta, era de entre un 11 y un 30%, debido sobre todo a que los médicos que atendían los partos normalmente habían practicado antes autopsias y no se lavaban las manos. Hay que tener en cuenta que los profesionales de la época  desconocían la existencia de microbios y “mucho menos se sabía que se pudiera contraer infecciones por el simple contacto”, asegura el doctor Gargantilla.

De hecho, las ideas del doctor Semmelweis fueron despreciadas por sus compañeros de profesión y, tras varios altercados, fue tachado de loco y encerrado en un psiquiátrico, donde murió debido precisamente a una sepsis (infección en la sangre provocada por gérmenes y bacterias), provocada por un corte que se hizo accidentalmente con un escalpelo.

“Lo importante aquí”- recalca el doctor Gargantilla- “es que si tuviésemos que realizar una lista con las aportaciones científicas que más vidas han salvado, el primer lugar no lo ocuparían ni los antibióticos, ni las vacunas, ni los rayos X, sino el lavado de manos”.

 

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