logo_medicina
Síguenos

Infecciones respiratorias o mayor riesgo de cáncer: así afecta el humo de los incendios a nuestra salud

Hay estudios que apuntan que los efectos podrían expandirse en 50 km a la redonda desde el foco del incendio

Compartir
Infecciones respiratorias o mayor riesgo de cáncer: así afecta el humo de los incendios a nuestra salud
Freepik

Por Juan García

18 de julio de 2025

El calor del verano dispara el riesgo de incendios forestales, convirtiéndose en una de las catástrofes más temidas y frecuentes en época estival. El desatado el pasado jueves en la localidad toledana de Méntrida o los de la semana anterior en Tarragona son los últimos ejemplos de la amenaza para la salud pública de la población colindante que representan estos sucesos, con una propagación del humo y la ceniza que suponen riesgos para los habitantes más allá de la zona quemada.

Estos eventos suponen una destrucción del paisaje natural, causando importantes pérdidas medioambientales, materiales, económicas y, en el peor de los casos, también humanas. Aunque estas tragedias no se cobren vidas, la propagación del humo hace estragos en la salud de quienes están expuestos a él. Unos efectos que el neumólogo y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), Carlos Baeza, analiza en conversación con Medicina Responsable.

“El humo de un incendio está formado por una mezcla de partículas y gases cuya composición depende de lo que se esté quemando”, apunta este doctor experto en salud respiratoria ante incendios. Entre estas sustancias se encuentran “hidrocarburos aromáticos policíclicos, como el benceno, que son sustancias con un potencial carcinógeno conocido; puede haber plomo o gases como el dióxido de azufre, el dióxido de nitrógeno o el ozono, que han demostrado ser muy reactivos en la vía respiratoria”. 

También hay presente monóxido de carbono y cianuro que, cuando se concentra en un lugar cerrado, puede producir una intoxicación. “De hecho la principal causa de intoxicación por cianuro en los países desarrollados son los incendios domésticos”, apunta. 

Desde infecciones respiratorias a mayor riesgo de cáncer o infarto

Aunque los pulmones y el sistema respiratorio son quienes pagan la mayor parte de la factura, la mayoría de las sustancias “son capaces de atravesar la barrera del pulmón y llegar a la sangre y producir problemas en prácticamente cualquier parte de nuestro organismo”, explica el doctor Baeza.

Uno de los efectos demostrados de la exposición al humo es la pérdida de capacidad pulmonar, que puede seguir manifestándose incluso años después de haber estado expuestos. Los síntomas que produce entrar en contacto con estas partículas pasan por la tos, la fatiga o el dolor de garganta, aunque estas solo son las primeras manifestaciones de los eventos de salud que puede desencadenar. “La exposición al humo se ha visto que desencadena una respuesta inflamatoria, tanto a nivel del pulmón como incluso a nivel sistémico de todo el cuerpo. Produce estrés oxidativo que daña nuestras células y produce alteraciones en el endotelio vascular, es decir, daña las paredes de nuestras venas y de nuestras arterias”, señala el neumólogo. Estudios han demostrado que son diversas las patologías cuya incidencia aumenta por esta causa, desde infecciones respiratorias como la neumonía o la bronquitis, hasta arritmias, infartos, ictus y cáncer de pulmón. 

El aumento del riesgo cancerígeno es un hecho constatado, aunque las evidencias difieren sobre el radio de exposición a este humo que puede provocarlo. Una de estas investigaciones, publicada en la revista The Lancet, concluía que vivir a menos de 50 km de una zona donde se hubiese producido algún incendio forestal aumenta hasta en casi un 5% el riesgo de sufrir un cáncer de pulmón. Incluso hay algún estudio que relaciona la presencia cercana a un incendio con la incidencia de tumores cerebrales, aunque el doctor reconoce que hay poca evidencia al respecto. 

En conclusión, lo que sí está demostrado es que se produce un aumento de la mortalidad por todas las causas cuanta mayor es la exposición a las partículas del humo. También hay estudios que ponen cifras a esta correlación, apuntando que, en EE.UU., la exposición al humo de los incendios estaría relacionada con unas 17.000 muertes al año, apunta el doctor. 

Los efectos se multiplican cuando entran productos químicos en juego

Las corrientes de aire son uno de los grandes enemigos para combatir los incendios, pues aceleran la propagación, no solo de las llamas, sino también del humo que generan. Esta capacidad de recorrer grandes distancias y afectar a distancias lejanas la ejemplifica el doctor Baeza con los graves incendios ocurridos en Canadá en 2023 que acabaron con casi cuatro millones de hectáreas de terreno y que dejaron en Nueva York (a más de 500 km de distancia) la peor calidad del aire de la historia como consecuencia.

Los efectos nocivos para la salud se multiplican cuando se trata de incendios en zonas industriales o fábricas. “Si a los efectos ya mencionados le sumamos sustancias químicas corrosivas, venenos, mutagénicos reactivos que pueden alterar el ADN se complica mucho más la ecuación”, expone. Así, apunta que la irritación de las vías respiratorias es mucho mayor que el humo normal. 

Hay determinados colectivos, como ancianos y embarazadas, que son especialmente vulnerables ante los efectos de los incendios. Algo que también es aplicable a los pacientes de patologías respiratorias, quienes son más susceptibles de acudir a urgencias o acabar ingresados a causa de un incendio. 

Aunque los bomberos están pertrechados con importantes medidas de protección con trajes especiales y mascarillas filtrantes, también sufren las consecuencias al estar expuestos en primera línea. “Hay estudios entre estos profesionales que muestran una tendencia a tener más síntomas respiratorios, más tos y más inflamación en las vías. Además, durante la temporada alta de incendios tienden a bajar la capacidad pulmonar, aunque la vuelven a recuperar a los pocos meses.

Aumentar la concienciación y la prevención

El cambio climático es una causa sobradamente conocida como factor que aumenta la incidencia de los incendios. Científicos, autoridades y la población general son conscientes del mayor riesgo que existe, pero el doctor considera que en España seguimos estando “poco preparados” para afrontar estas situaciones.

Las recomendaciones básicas para evitar males mayores con los efectos del humo pasan en primer lugar por intentar mantener las ventanas cerradas y salir lo menos posible a la calle. Las mascarillas filtrantes (FFP2 O FFP3) pueden ser una solución “parcial” para reducir la exposición, pero “no filtran los gases y las partículas más pequeñas del humo. 



Te puede interesar
alerta-presencia-gluten-chocolatinas-sin-gluten
Alerta por la presencia de gluten en chocolatinas etiquetadas como “sin gluten”
nueva-catedra-de-abordaje-para-el-manejo-de-la-hipertension-arterial-riesgo-vascular-1649242229312
Nueva cátedra de abordaje para el manejo de la hipertensión arterial y el riesgo vascular
el-medico-rural-1651230033777
El médico rural