Por Santiago Melo
22 de abril de 2025El Papa Francisco ha fallecido tras sufrir un ictus cerebral que le provocó un coma súbito y un colapso cardiocirculatorio, según ha confirmado el Vaticano este lunes. La noticia ha conmocionado al mundo, pero también pone el foco en una enfermedad que afecta a una de cada seis personas a lo largo de su vida y que puede producir secuelas graves, o incluso la muerte, si no se actúa con rapidez.
El ictus, también conocido como accidente cerebrovascular, ocurre cuando el flujo de sangre al cerebro se interrumpe o reduce de forma repentina, privando a las neuronas de oxígeno y nutrientes. Esta falta de irrigación puede causar daño cerebral irreversible en cuestión de minutos.
Según el Ministerio de Sanidad, cerca de 120.000 personas sufren un ictus cada año en España, y unas 25.000 fallecen. Aunque se da con mayor frecuencia a partir de los 65 años, su incidencia ha aumentado un 25% en personas de entre 20 y 64 años. De hecho, se estima que el 90% de los casos podrían prevenirse mediante hábitos saludables y el control de los factores de riesgo.
El doctor Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable, explica que el 80% de los ictus son de tipo isquémico, es decir, se producen cuando el flujo sanguíneo a una parte del cerebro se interrumpe o reduce, generalmente debido a la obstrucción de una arteria. El 20% restante corresponde a ictus hemorrágicos, causados por la rotura de un vaso sanguíneo que genera una hemorragia cerebral. Estas situaciones pueden estar relacionadas con diferentes afecciones que debilitan o dañan los vasos sanguíneos.
Reconocer los signos de un ictus es fundamental para actuar con rapidez, por eso, el doctor Pedro Gargantilla señala como síntomas más habituales:
· Pérdida de fuerza repentina en la cara, brazo o pierna de un mismo lado del cuerpo.
· Dificultad para hablar o entender el lenguaje.
· Hormigueo o pérdida de sensibilidad en una mitad del cuerpo.
· Pérdida súbita de visión en un ojo.
· Dolor de cabeza intenso, distinto al habitual.
Aproximadamente un 30% de los pacientes experimentan lo que se conoce como ataques isquémicos transitorios, síntomas de corta duración que deben interpretarse como una señal de alarma precoz.
La prevención del ictus debe comenzar lo antes posible. A partir de los 45 años, es especialmente importante controlar los principales factores de riesgo: hipertensión arterial, colesterol elevado, diabetes, enfermedades cardiacas, tabaquismo, consumo de alcohol y sedentarismo. Además, la fibrilación auricular, la arritmia más frecuente en la población, afecta a más de 600.000 personas en España y es responsable de aproximadamente el 35% de todos los ictus. Su detección y control adecuados son esenciales para prevenir episodios cerebrovasculares.
Seguir una dieta equilibrada, mantener un peso saludable, realizar actividad física regular y evitar el consumo de tabaco o drogas son medidas clave para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular. También es fundamental acudir a revisiones periódicas con el médico de Atención Primaria para evaluar y controlar posibles factores de riesgo.
En caso de sospecha de ictus, el tiempo es crucial. La llegada del paciente a un centro hospitalario en las primeras seis horas desde el inicio de los síntomas puede reducir las complicaciones en un 25-30%.
Además del impacto físico, el ictus puede dejar importantes secuelas cognitivas, emocionales y motoras. Según un informe del Instituto de Rehabilitación Neurológica, Irenea, entre las secuelas motoras más frecuentes se encuentran la ataxia (falta de coordinación), la paresia (debilidad o pérdida parcial de movimiento voluntario) y la plejía (pérdida total de función motora).
La hemiparesia, en concreto, es una de las secuelas más comunes y puede reducir significativamente la masa muscular y la fuerza del paciente. En el plano psicológico, también se observan con frecuencia afasias, síndromes demenciales, heminegligencia, deterioro cognitivo, alteraciones conductuales y emocionales, situaciones que a menudo son ignoradas en los planes de tratamiento y que requieren un abordaje integral especializado.