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Las estatinas, el fármaco que salva miles de vidas cada año

Estos fármacos son especialmente eficaces en personas que ya han sufrido un evento cardiovascular como un infarto o un ictus

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Las estatinas, el fármaco que salva miles de vidas cada año

Por Lucía de Mingo

18 de mayo de 2023

Las estatinas son, actualmente, los fármacos estrella para tratar los niveles altos del conocido colesterol “malo”, el LDL, presentes en casi la mitad de la población española, según la Sociedad Española de Cardiología. No hay que perder de vista que este colesterol es uno de los factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular que provoca 120.000 muertes y casi 600.000 ingresos hospitalarios anuales en España. Para intentar combatir estas cifras, en los años 70, el investigador japones Akira Endo encontró una sustancia, procedente de los hongos, con la que consiguió bloquear la producción de colesterol. Así, en el año 1987, se aprobó en Estados Unidos la primera estatina, la lovastatina. Desde entonces, estos fármacos han sido una auténtica revolución para el mundo de la medicina, más en concreto para el ámbito cardiovascular.

El doctor José Abellán, cardiólogo intervencionista en el Servicio Murciano de Salud, hace hincapié en que la evidencia científica ha demostrado su efectividad claramente cuando la persona ya ha sufrido un evento cardiovascular previo como un infarto o un ictus. De hecho, indica que, gracias a las estatinas, se evitan tres de cada 10 infartos en pacientes que ya hayan sufrido previamente, por ejemplo, un infarto. Sin embargo, en personas que no lo han sufrido “el beneficio es mucho menor y los efectos secundarios los mismos”.  Por eso, según Abellán, en estos casos los profesionales sanitarios tienen que hacer un balance, teniendo en cuenta que “una estatina de alta potencia es capaz de reducir el colesterol LDL en torno al 40 o 50%”, unos resultados que se pueden ver en tan solo de dos a tres semanas.

Uno de los problemas, para el doctor Abellán, es que “se le ha dado al colesterol un papel protagonista o único en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, cuando hay otros factores asociados que son igual de importantes”. Entre ellos, la hipertensión arterial, la resistencia a la insulina, el tabaco, la obesidad, tener un porcentaje de músculo bajo, la mala alimentación, el sedentarismo, la contaminación atmosférica e, incluso, el estrés crónico. Todos ellos colocan a las enfermedades cardiovasculares a la cabeza como la primera causa de muerte y de ingreso hospitalario en nuestro país.

Entonces ¿cuándo hay que recetar una estatina? Según el doctor Abellán, “en los casos en los que los beneficios generales superen los riesgos del fármaco”, es decir, cuando se ha sufrido un infarto o un ictus, cuando coexisten muchos factores de riesgo asociados y, en los casos en los que eso no ocurre, pero se tiene el colesterol muy elevado. “Si realizando cambios en el estilo de vida, no se consigue disminuir mucho el colesterol, sí que habría que recurrir a las estatinas”. En la práctica médica, en muchas ocasiones, los especialistas suelen recurrir a ellas “ya sea por comodidad del paciente, del propio profesional o, sobre todo, porque el sistema sanitario no está orientado a enseñar y reeducar en estilo de vida”. No obstante, señala que, en el caso concreto del colesterol, siempre hay que intentar combatirlo en una primera instancia con la prevención.

Los efectos secundarios

En la actualidad, algunas personas se siguen mostrando reticentes a tomar estatinas por los efectos secundarios asociados a su consumo. El doctor Abellán indica que “hay muy pocas personas que digan que le sientan bien”. Los efectos secundarios son “habituales”. Tanto cardiólogos como médicos de familia atienden consultas de pacientes que los presentan, pero la solución es sencilla: reducir las dosis o cambiar a una estatina menos potente para limitar estos efectos.

Y es que, derivado de su mecanismo de acción, y de que esta enzima está ubicada en el hígado y en otros tejidos y órganos de nuestro cuerpo, “las estatinas dificultan el metabolismo energético de muchas células, como las musculares. Por eso, cuando mandamos estatinas producen una sintomatología muy parecida a las agujetas”. Otra consecuencia es la elevación de enzimas hepáticas o la obstaculización del metabolismo energético de las células de nuestro páncreas, que puede desencadenar una diabetes mellitus sintomática. “Estos efectos secundarios no provocan la muerte, pero hay que ponerlos en consideración, por eso las estatinas solo hay que tomarlas cuando está verdaderamente indicado, cuando el riesgo de desarrollar un evento cardiovascular es tan grande que merece la pena que el paciente las tome a pesar de ellos”. 



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