Por Virginia Delgado
10 de octubre de 2024Un 5,20. Esta es la calificación que ha obtenido el estado ocular de los españoles, después de que el grupo de oftalmología Miranza realizara una encuesta a un millar de personas de más de 25 años. Este y otros datos han quedado reflejados en el Barómetro de Bienestar Ocular, el cuarto que elabora esta compañía con la finalidad de conocer la salud visual de la población, sus problemas y los hábitos para su cuidado.
A pesar de tener un aprobado justo, el 72% de los encuestados cree que su salud ocular es “razonable” y el resto, “buena o excelente”. Respecto a los problemas visuales, el estudio indica que al menos uno de cada tres españoles tiene síntomas, siendo los más frecuentes la visión borrosa, la sensibilidad a la luz, la sensación de pérdida de visión, la irritación, el picor o escozor y la sequedad en los ojos.
En cuanto a las afecciones que más sufren los españoles, la miopía ocupa la primera posición (37%), seguida del astigmatismo (35%) y la presbicia (32%). “A lo largo de los últimos 30 años, la miopía ha aumentado considerablemente en todo el mundo, convirtiéndose en una pandemia global que se prevé que afecte a la mitad de la población en el año 2050, si no se toma ninguna medida preventiva en el presente. No hay duda de que los hábitos incorporados a la rutina diaria influyen en el bienestar ocular, especialmente si se tiene en cuenta el incremento de actividades que ponen a prueba la vista, como el uso de pantallas”, ha manifestado el oftalmólogo Juan Pedro Torralba.
Los expertos reconocen que el principal problema es la poca concienciación que hay sobre la repercusión que tiene en nuestros ojos llevar un estilo de vida saludable. Solo el 49% de los encuestados percibe esta asociación, pese a la relación comprobada entre el estado de nuestros ojos y el sueño, el tabaco y el alcohol, la alimentación o el deporte. En lo que respecta a la otra mitad, considera que factores que no dependen de uno mismo, como la herencia, la contaminación o el clima, pueden afectar a la salud ocular.
En el barómetro también se hace mención al estrés. Más de la mitad de los encuestados que reconoce sufrirlo valoraron peor su bienestar ocular, una apreciación que tiene su porqué, ya que los oftalmólogos subrayan que este estado emocional puede ocasionar alteraciones visuales como la coriorretinopatía serosa central, una patología que afecta a la retina.
En lo que respecta a la prevención, ocho de cada 10 participantes en el estudio consideran que hay que revisar la vista anualmente, aunque el promedio de exploraciones no llega a una visita oftalmológica al año. Esta periodicidad es la que recomiendan los especialistas, sobre todo en la infancia y a partir de los 40 años, que es cuando empieza a aumentar la prevalencia de muchas patologías oculares, como el glaucoma, la presbicia o vista cansada y la catarata. El 80 % de encuestados de entre 41 a 64 años afirma que le preocupa su vista y, además, son los más conscientes de la necesidad de cuidarla.
Respecto al impacto de la mala visión en la vida cotidiana, la mitad de la muestra coincide en que afecta a la capacidad de conducir y de trabajar y, en menor medida, a la aptitud de socializar. Asimismo, hay una parte de la población que asocia sus problemas de visión con sensación de inseguridad (25%), frustración, dependencia y hasta vergüenza (10%), lo que estrecha vínculos entre los problemas que afectan a la vista con procesos depresivos.
En lo referente a la pérdida de visión, seis de cada 10 personas que participaron en el estudio consideran que no es posible evitarla y casi la mitad con problemas oculares dice no haber recibido tratamiento. “Muchos pacientes se resignan a vivir con molestias o patologías y, en muchos casos, desconocen que lo podemos tratar eficazmente, ya sea en consulta o quirúrgicamente, gracias a los grandes avances y nuevas técnicas que cada vez más están irrumpiendo en el campo de la oftalmología”, ha explicado el oftalmólogo Aritz Urcola.
En cuanto a la corrección de defectos refractivos, el 72% de los encuestados lleva gafas de forma permanente u ocasional y el 17% afirma usar lentes de contacto. Sobre su percepción como una molestia o incomodidad, casi la mitad lo afirma. “La cirugía para miopía, hipermetropía o astigmatismo y la cirugía del cristalino para la presbicia o vista cansada son alternativas que podemos ofrecer y por las que cada vez optan más pacientes, por sus eficaces resultados, seguridad y facilidad de recuperación, así como altas posibilidades de personalización. Hoy en día, realizamos estudios preoperatorios muy completos y contamos con un amplio abanico de técnicas, que nos permiten ofrecer solución a pacientes que hace años no podían operarse por tener muchas dioptrías o ciertos condicionantes oculares”, ha concluido el doctor Torralba.
Por su parte, el oftalmólogo Urcola ha hecho hincapié en “la importancia de concienciar a los ciudadanos sobre la necesidad de valorar periódicamente su salud ocular para obtener un diagnóstico y un tratamiento temprano que evite o ayude a frenar el desarrollo de cualquier patología que pueda disminuir la calidad de la visión y con ella la calidad de vida”.