Por Andrea Martín
10 de septiembre de 2024Aaron James, de Hot Springs, Arkansas, es un militar de 46 años que, mientras trabajaba como electricista instalador de alto voltaje en junio de 2021, tocó accidentalmente con su rostro un cable con corriente. La descarga eléctrica que sufrió fue de 7.200 voltios y, aunque es muy difícil sobrevivir a tal fuerza eléctrica, él vivió milagrosamente. Sin embargo, como consecuencia del accidente, sufrió graves lesiones en el cuerpo, incluida la pérdida de su ojo izquierdo, su brazo izquierdo, su nariz, sus labios, sus dientes frontales, el área de la mejilla izquierda y el mentón hasta el hueso.
En mayo de 2023, el equipo quirúrgico de NYU Langone Health le realizó el primer trasplante completo de ojo y parcial de rostro en el mundo. Ahora, más de un año después, un estudio publicado en la revista científica Journal of the American Medical Association (JAMA) ha revelado que James se ha recuperado notablemente y ha vuelto a su vida cotidiana en Arkansas.
El estudio muestra que el ojo trasplantado ha mantenido una presión y un flujo sanguíneo normales a lo largo del tiempo. Aunque el ojo trasplantado no ha recuperado la visión, la electrorretinografía (una prueba que mide la respuesta eléctrica de la retina a la luz) muestra una respuesta de los fotorreceptores, lo que indica que los conos y bastones, las células nerviosas sensibles a la luz del ojo, sobrevivieron al trasplante. Esta respuesta eléctrica convierte la luz en señales que, en última instancia, el cerebro podría interpretar para la visión, lo que da esperanza para el futuro de los trasplantes de ojos completos con el objetivo de restaurar la vista.
“Nuestros descubrimientos marcan resultados prometedores, sentando las bases para futuros avances e investigaciones en curso”, explicó Eduardo D. Rodríguez, el autor principal del estudio y el cirujano que dirigió un equipo de más de 140 profesionales. “Estamos realmente sorprendidos por la recuperación de Aaron, sin episodios de rechazo. Nuestro enfoque metódico para el proceso de compatibilidad, asegurando que Aaron recibiera la donación más compatible, junto con nuestro régimen de inmunosupresión único, ha establecido el estándar para evitar episodios de rechazo temprano”.
Sin embargo, aún no ha sido posible restaurar la visión, y se han producido daños notables en el nervio óptico, lo que ha provocado cierta pérdida de tejido retiniano a medida que el ojo se recuperaba. Los autores señalan que se necesitan más pruebas para sacar conclusiones definitivas de estas mediciones iniciales. “Los resultados que estamos viendo después de este procedimiento son increíbles y podrían allanar el camino para nuevos protocolos clínicos e inspirar más investigaciones sobre trasplantes complejos que involucren órganos sensoriales críticos”, explicó Vaidehi S. Dedania, oftalmóloga de Aaron y especialista en retina del Departamento de Oftalmología.
Para James, los momentos más destacados del último año estuvieron marcados por hitos que la mayoría de las personas dan por sentados, como no volver a recibir miradas de extraños o poder disfrutar nuevamente de alimentos sólidos. “He vuelto a ser una persona normal, a hacer cosas normales”, dijo James. “Pero, en general, este ha sido el año más transformador de mi vida. He recibido el regalo de una segunda oportunidad y no doy por sentado ni un solo momento”.
James continúa con sus citas de seguimiento regulares en NYU Langone y se siente orgulloso de ser parte de una investigación tan transformadora. “Me he sentido honrado de ser el paciente cero. Aunque no pueda ver con mi nuevo ojo, he recuperado mi calidad de vida y sé que este es un paso adelante en el camino para ayudar a futuros pacientes”, concluyó.