Por Andrea Martín
31 de julio de 2024El ojo es uno de los órganos que más nota el paso del tiempo. La pupila va perdiendo fibras y reacciona de forma más lenta a los cambios de luz, la córnea y el cristalino van perdiendo transparencia, los párpados pueden ver reducida su consistencia, y el vítreo, que cuando nacemos es transparente y sólido, puede generar condensaciones como unas "moscas" o "hilos flotantes" que dificultan la visión.
Estos son algunos de los cambios que están detrás de las principales enfermedades oculares asociadas a la edad, según comentó la doctora Fiorella Salvador, especialista en Oftalmología y retinóloga del Hospital de Día Quirónsalud Talavera y el Hospital Quirónsalud Toledo, durante el Aula de Salud celebrada en la Biblioteca José Hierro de Talavera de la Reina.
A lo largo de esta aula, bajo el nombre “Envejecimiento ocular: prevención y nuevos tratamientos”, la especialista puso énfasis en la carencia de síntomas al inicio de muchas de estas enfermedades, por ello aseguró que "es importante acudir al menos una vez al año al oftalmólogo para una revisión rutinaria en la que podamos comprobar en qué estado se encuentra nuestro ojo y actuar de forma precoz ante cualquier complicación".
La doctora Salvador puso como ejemplo la importancia de diagnosticar a tiempo el glaucoma que, a pesar de no presentar ningún síntoma en su estado inicial, puede derivar en una ceguera total e irreversible. El glaucoma es una enfermedad que daña el nervio óptico del ojo, el encargado de enviar la información visual del ojo al cerebro, y es vital para tener una buena visión. Generalmente esta patología se produce cuando se acumula fluido en la parte delantera del ojo aumentando la presión en él y, en consecuencia, dañando el nervio. "En este caso son muy importantes las revisiones de la presión intraocular, que afecta al nervio óptico, ya que podemos actuar con tratamientos que van desde gotas hipotensoras, al empleo del láser o una cirugía específica para controlar la enfermedad antes de que llegue a estar muy avanzada", subrayó la doctora Salvador. En el caso del glaucoma, además de la edad, los antecedentes genéticos, la diabetes y defectos refractivos como la miopía o la hipermetropía son otros factores de riesgo de que aparezca esta enfermedad.
Otra de las enfermedades que hay que tener en cuenta es la DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad), una enfermedad ocular que puede nublar la visión central. Se presenta cuando el envejecimiento daña la mácula, la parte del ojo que controla la visión nítida frontal. “Es una patología que tampoco presenta ningún síntoma en su etapa inicial pero cuyos efectos son irreversibles. Por ello, la importancia de las revisiones y de acudir cuanto antes a un especialista ante cualquier problema de visión".
Para ayudar a reconocer esta dolencia, la doctora Salvador explicó que "provoca una disminución de la visión central, pudiendo continuar con una mancha fija central y distorsión de la visión". En este caso, además de la edad y el factor genético, el tabaquismo es el principal factor de riesgo asociado a la DMAE.
Catarata, retinopatía diabética y edema macular son otras de las enfermedades oculares que, según la doctora Salvador, no presentan ningún síntoma en su estado inicial, por lo que “resulta importante la prevención, las revisiones anuales y acudir a un oftalmólogo ante cualquier molestia ocular, ya que, si bien el envejecimiento nos afecta a todos y no se puede evitar, sí que existen tratamientos que pueden frenar y controlar estas enfermedades".
La especialista también advirtió sobre los "signos de alarma que pueden indicar que se está produciendo un desprendimiento de retina además de un desprendimiento de vítreo posterior, como son el aumento de las moscas (manchas en la visión), visión de destellos de luz y disminución de la visión, ya que entre un 5 y un 10% de los casos de desprendimiento de vítreo pueden derivar en un desprendimiento de retina".