Por Virginia Delgado
15 de julio de 2024En el listado de enfermedades responsables del daño cardiovascular, la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y la diabetes están en los primeros puestos. Un ranking en el que los profesionales sanitarios ya añaden la enfermedad renal. “Hay un elemento poco conocido que es la relación de la salud de los riñones con las patologías del corazón. Los pacientes tienen más posibilidad de morir por causas cardiovasculares que de progresar a una insuficiencia renal terminal”, ha explicado el doctor Francisco Amaral-Neiva, especialista del servicio de Nefrología del Hospital Quirónsalud Córdoba y jefe de este servicio en el Hospital Quirónsalud Málaga.
Por ello, los facultativos aconsejan vigilar la función renal y seguir un control estricto de la presión arterial, sobre todo, en los pacientes ya diagnosticados de hipertensión. Y es que, dentro de las causas potenciales de la tensión alta, puede estar presente un componente vascular que condiciona el flujo de sangre que llega a los riñones y altera los mecanismos de regulación de presión arterial.
En hospitales como Quirónsalud de Córdoba y de Málaga se realizan valoraciones nefrológicas y completos estudios analíticos. “Nos apoyamos mucho en el estudio renal. Hay que tener en cuenta que los riñones son los principales encargados del control y la regulación de la presión arterial y, por ese motivo, hay que valorar que todos esos mecanismos estén funcionando correctamente mediante determinaciones analíticas, pero también con ecografías”, ha subrayado el doctor Amaral-Neiva.
Los especialistas en Nefrología de estos centros diagnostican la causa de dicha enfermedad y mediante el tratamiento individualizado procuran tratar la causa de la hipertensión y controlarla para minimizar el daño que produce a un nivel multiorgánico. “En la mayoría de los casos se pasará por un control estricto de los factores de riesgo como hipertensión, diabetes e hipercolesterolemia”, ha añadido el nefrólogo. Los pacientes con estas dolencias deben llevar a cabo, como mínimo, un control analítico anual en el que se incluye la determinación de la excreción urinaria de albúmina, que es la cantidad de proteínas que se pierden a través de la orina y que constituye un indicador tanto de enfermedad renal como cardiovascular.
El objetivo del seguimiento nefrológico es buscar una buena salud renal y retrasar el deterioro que se produce en el paciente a raíz de un mal control de los factores de riesgo o del propio efecto de la edad y el envejecimiento. El nefrólogo lo aconseja, sobre todo, a pacientes que hayan tenido una pérdida de masa renal por cáncer, accidente, trombosis o cualquier otro motivo. También, a las personas que hayan nacido con menor masa renal, es decir, con un solo riñón o que uno de los dos no funcione adecuadamente.
Doctor Francisco Amaral-Neiva.