Por Juan García
8 de abril de 2024“El plan ya es una realidad”, ha declarado la ministra de Sanidad, Mónica García, en un desayuno socio-sanitario, en relación con el Plan Integral de Prevención del Tabaquismo (PIT) aprobado por el viernes en el Consejo Interterritorial, y en el que ha aprovechado para anunciar que la primera medida que plantea poner en marcha su departamento es el empaquetado genérico de las cajetillas de tabaco. Tras la adopción de enmiendas propuestas por las comunidades autónomas y las diversas polémicas sobre las medidas que recogía el primer borrador, el Ministerio ha anunciado su intención de comenzar a hacerlo efectivo con la homogeneización del envasado del tabaco.
El empaquetado genérico o etiquetado neutro consiste en un envasado estándar que implica desprender a los envases de productos del tabaco de los aspectos atractivos y promocionales, conservando solo el nombre de la marca. Así, la fuente, el tamaño, el color y localización serían uniformes para que “el empaquetado no funcione como un reclamo publicitario haciéndolo menos atractivo”, señala García.
La ministra ha declarado que la evidencia existente avala la eficacia de esta medida para reducir los índices de tabaquismo que ya está implantada en otros países como Australia, Francia, Noruega o Dinamarca. Esta es una de las medidas que establece el Convenio Marco de Control del Tabaco propuesto por la Organización Mundial de la Salud de 2009. Una serie de estudios de universidades australianas constataron cómo el envase neutro era considerado, tanto por consumidores adultos como por niños, “menos llamativo, atractivo, estiloso y asociado a una menor calidad del producto”.
En relación con la aplicación del PIT a través de nuevas modificaciones regulatorias, la ministra ha declarado que “aunque vuelvan a surgir voces catastrofistas” sobre los efectos de las medidas que plantea el plan, “el barco de la lucha contra el tabaquismo ya ha zarpado y no vamos a dar ni un solo paso atrás”. Los ejes del plan contemplan la ampliación de los espacios sin humo, la prevención de iniciación a su consumo y fomentar el abandono.
Aunque el primer borrador de 2021 mencionaba la cuestión de los "espacios exteriores", de donde se podía deducir el caso de las terrazas, el texto final se limita a mencionar que se deben ampliar los espacios sin humo, en especial en lugares compartidos donde haya personas consideradas de riesgo. Sobre la mesa también están otros lugares como marquesinas o playas, aunque lo que parece estar claro, por el momento, es el descarte de la “voluntariedad” para aplicar estos espacios, como proponían algunas comunidades a través del establecimiento de incentivos fiscales. Este extremo fue descartado antes del CISNS del viernes por el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, por considerar que la voluntariedad no es “eficaz” para reducir el consumo.
Otra de las medidas más controvertidas que estaban en el aire era la prohibición en espacios privados como el coche o el domicilio, algo que fue eliminado del documento presentado el viernes a las comunidades. Si bien las versiones anteriores hablaban de un posible veto futuro, en especial cuando haya menores y personas vulnerables delante, el desacuerdo de varias comunidades autónomas ha hecho que se sustituya por el término "espacios de uso público o colectivo".
El aumento del precio de los productos de la industria tabacalera a través de una mayor carga impositiva es otra de las medidas que plantea el departamento que dirige Mónica García. Si bien los impuestos al tabaco han subido un 122% desde 2005, cuando se aprobó la primera ley de prevención y limitación del consumo, el plan busca “impulsar el establecimiento de medidas fiscales” para “incrementar los precios” de las cajetillas y “promover la creación de una nueva figura impositiva que establezca un gravamen específico para los cigarrillos electrónicos con nicotina”. La ministra ha mostrado su compromiso en que “esa fiscalidad tenga un retorno en políticas de salud”. Para hacerla efectiva, Sanidad debe primero negociar esta cuestión con el Ministerio de Hacienda.
Por último, el plan también recoge la equiparación de los dispositivos electrónicos al tabaco convencional, imponiendo restricciones a la venta, suministro y requisitos de etiquetado, fabricación y comercialización, de forma que sólo puedan comercializarse en puntos determinados, como ocurre ya con los cigarrillos.