Por Juan García
6 de mayo de 2025La propuesta de reforma del Estatuto Marco elaborada por el Ministerio de Sanidad ha abierto diversos frentes en el sector. Tras trasladar Sanidad su propuesta el pasado mes de enero, la reacción inicial fue de descontento, de forma especialmente acusada entre la profesión médica. Desde entonces, la mesa del ámbito negociación para esta norma que rige las condiciones laborales de todos los profesionales sanitarios en la pública, formada por Sanidad y los sindicatos mayoritarios, ha mantenido su agenda de encuentros para avanzar en la negociación. Paralelamente, el Ministerio se ha reunido con representantes de los médicos fuera de este cauce, dejando ver un distanciamiento entre algunos de los actores de la negociación.
Mientras tanto, las medidas de protesta se han ido sucediendo con varias manifestaciones en toda España y la convocatoria de huelga para el próximo 23 de mayo, avivando el conflicto entre Sanidad y los sindicatos, al mismo tiempo que entre las propias organizaciones sindicales.
En un primer momento, los sindicatos médicos salieron en bloque a criticar de forma contundente algunas de las medidas incluidas en el borrador, como la reclasificación profesional, la regulación de la jornada o la dedicación exclusiva a la sanidad pública. La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) y otros sindicatos autonómicos, junto con la Asociación MIR España y el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina reclamaron de forma conjunta un estatuto propio para los médicos donde plasmar sus demandas para la profesión. Sin embargo, esa unidad se fue diluyendo hasta tornarse en caminos separados con la creación de una nueva agrupación sindical, APEMYF, que ya ha mantenido su primer encuentro con el Ministerio.
Más allá de la profesión médica, desde el sindicato de enfermería SATSE, UGT y CSIF también mostraron su disconformidad con la norma por quedarse corta en ciertos puntos. El descontento ha sido creciente en el caso de CSIF, que puso en marcha un calendario de movilizaciones frente a las “promesas incumplidas” de la ministra Mónica García sobre las condiciones laborales de los sanitarios.
Todas estas organizaciones han ido tomando caminos divergentes, mostrando desacuerdos en temas como la reclasificación profesional que incluye a las enfermeras en la misma categoría profesional que los médicos, pero en un subgrupo inferior. Los sindicatos médicos han mostrado su oposición a esta propuesta, que CSIF exige concretar con una mejora retributiva, mientras que desde SATSE celebran su inclusión.
Entre los representantes de los médicos hay unanimidad en cuanto a la necesidad de establecer, si no un estatuto propio para los facultativos, al menos un espacio diferenciado para negociar sus condiciones laborales por la “singularidad” que defienden que les diferencia del resto de profesiones sanitarias. No obstante, la medida de limitar las horas de guardia, el margen de autonomía que se da a las enfermeras en materia de prescripción o la regulación del cómputo de las jornadas semanales son asuntos que no generan consenso entre los médicos, ni tampoco entre sus representantes. El frente común de los sindicatos médicos no duró mucho más allá de esa primera aparición conjunta y ahora mismo la división se escenifica con cauces de negociación paralelos con el Ministerio.
Por un lado, la CESM y el Sindicato Médico Andaluz han convocado huelga médica para el próximo 23 de mayo que mantienen tras la primera reunión del comité con Sanidad. El vicesecretario general de CESM, José María Soto, explica a Medicina Responsable que el objetivo de esta convocatoria es “abrir un nuevo cauce de negociación” a través del Comité de Huelga para negociar por separado con Sanidad las condiciones laborales de los médicos, al considerar que “la dinámica en la mesa de negociación del ámbito es muy rígida”.
CESM es el único sindicato presente en esa mesa de negociación, aunque están disconformes por la falta de avances en sus demandas y el desacuerdo con los sindicatos generalistas. “Nuestra idea es que podamos negociar un estatuto que recoja nuestra singularidad y nuestras especiales características de trabajo”, apunta el doctor Soto, para lo cual están usando “todos los instrumentos legales”.
Por otra parte, a comienzos del pasado mes de marzo se unieron 16 sindicatos médicos autonómicos (incluyendo algunas delegaciones territoriales de la CESM) para crear la Agrupación Profesional por un Estatuto Médico y Facultativo (APEMYF). La secretaria general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts), Ángela Hernández, como portavoz de APEMYF, señala a este medio que esta plataforma está “abierta a todo el mundo” y que con ella buscan “presentar una opción por no ser siempre todo mal y no presentar posibilidades”.
El doctor Soto considera que “no ha pasado nada especial” que motive esta separación: “Les ha parecido que era más oportuno organizar esa plataforma y simplemente CESM no lo considera necesario, se está demostrando que tenemos capacidad de movilización con las manifestaciones”. Además, reivindica el papel de su sindicato “a nivel nacional con representación en todas las autonomías y capacidad de negociación a nivel estatal y de convocatoria de huelga”, mientras que APEMYF “no tiene ninguna capacidad legal añadida a la que ya teníamos”.
Sin embargo, desde APEMYF, la doctora Hernández arguye diferencias “organizativas” con CESM para explicar el desencuentro. “En enero hubo muchas dificultades para coordinarnos porque CESM parecía que estaba a otra cosa. Para mí su objetivo prioritario no es el de modificar a mejor las condiciones de los médicos”, señala. Desde APEMYF discrepan de la conveniencia de convocar una huelga por considerarla “una herramienta muy dolorosa cuando se agotan los cauces de negociación”. Además, Hernández apunta el desajuste que supone hacerle una huelga “al servicio de salud autonómico por un tema que depende del Ministerio”.
Hernández hace hincapié en la falta de representatividad sindical de los médicos en la negociación del Estatuto Marco, achacando a los sindicatos generalistas una excesiva “tendencia a nivelar a todas las profesiones en todos los aspectos, salvo en formación y responsabilidad”.
En este clima de desencuentro entre los sindicatos médicos, ambas corrientes mantuvieron sendas reuniones la semana pasada con el Ministerio de Sanidad para continuar las negociaciones del Estatuto. Las sensaciones de unos y otros fueron dispares, pues mientras la CESM y el SMA celebraba la admisión por parte de sanidad de “la especial regulación que reclama la profesión médica”, desde APEMYF salieron descontentos de su primera reunión con el Ministerio por ver un alejamiento de posturas ante la postura “inflexible” del departamento que dirige Mónica García.
Para el doctor Soto, los temas centrales son la regulación de la jornada y la reclasificación profesional, frente a lo que reclama un sistema “flexible que retribuya adecuadamente a los médicos”. El vicesecretario general de CESM considera que temas como la limitación de las guardias deberían hacerse de forma diferenciada entre servicios y destaca la necesidad de “mejorar las condiciones laborales” y mitigar la fuga de médicos de la pública al extranjero o la sanidad privada.
Por su parte, Hernández hace hincapié a este respecto en que “no hay dinero si no hay ni voluntad política” para aumentar las plantillas lo suficiente para poder cubrir la reducción de las jornadas de guardia, algo que desde AMYTS cifran en un tercio de las plantillas actuales.
Ante esta tónica de desencuentro en la negociación, habrá que esperar para ver cómo el Ministerio responde al descontento de los representantes de los profesionales sanitarios, así como para saber si entre los propios representantes son capaces de limar asperezas y encontrar fórmulas de consenso.