Por Virginia Delgado
20 de enero de 2025Enrique López y Paula Medina son dos de las 15.000 personas que el sábado 25 de enero se presentarán al examen MIR. Él lo hará en Barcelona, donde ha estudiado y reside, y ella, en Bilbao, ciudad a la que llegó hace dos años desde su país natal: Colombia.
Durante la carrera, Enrique no tenía muy claro si presentarse, pero le convencieron y hoy, a pocos días de la prueba, está seguro de que ha tomado la decisión correcta. “Me encuentro bastante mejor de lo que esperaba. Siempre he visto este examen como muy traumático, con una preparación lenta y monótona. A mí, al final, se me ha pasado bastante rápido”, comenta a Medicina Responsable.
Una “rapidez” que, realmente, ha durado unos 16 meses. “Comencé a prepararme en septiembre de 2023, cuando empecé 6º de Medicina. Después de graduarme, todo fue más intensivo”, añade. En esta última etapa, López ha dedicado al examen MIR entre 10 y 12 horas diarias, un tiempo que emplea la mayoría de los opositores.
Hay pocas excepciones y, entre ellas, está la de Paula, que ha compaginado el estudio con un trabajo. Desde que llegó a España, la colombiana tuvo muy claro que, para optar a una especialidad, debía homologar el título de médico que obtuvo en su país tras cursar la carrera. “Tenía tantas ganas que me presenté el año pasado, cuando obtuve la homologación. No estaba preparada, pero quería ver cómo era la experiencia. En esta convocatoria sí lo estoy”, asegura a Medicina Responsable.
Para su preparación, Enrique y Paula optaron por matricularse en una academia especializada en exámenes MIR. Una decisión que toma la mayoría de los opositores y que es la más recomendada por aquellos que un día lo fueron. “Estos centros formativos tienen mucha experiencia y orientan muy bien, tanto sobre el temario como en la manera de enfrentarse a la prueba”, nos comenta Virginia Arroyo del Moral, médico de familia que se presentó en 2018. En ello está de acuerdo López. “Si quieres sacar un buen número, es la mejor opción. Los formadores te dicen lo que puede caer, viendo la tendencia de otros años, o porque es lo que se habla en congresos. También haces muchos simulacros”, señala.
Estas simulaciones son una de las cosas que más ha ayudado a Medina. “Con ellas, he entrenado mucho y siento que he mejorado bastante. No solo por los conocimientos que he adquirido, sino porque he aprendido a estar concentrada cuatro horas y media, el tiempo máximo que dura el examen. Eso me costaba. También me han servido para no dejarme llevar por la ansiedad, manejar los nervios y el cansancio”, dice la estudiante.
A ella, lo que le ha resultado más complicado durante los meses de preparación al examen MIR ha sido mantener una disciplina. Al barcelonés, renunciar pasar tiempo con su madre y sus amigos y la oportunidad de cursar un máster. “Todo esto ha sido lo peor. No poder hacer nada”, lamenta.
No obstante, está seguro de que esta exigente dedicación tendrá su recompensa y ha sido la mejor decisión para su futuro. Así también lo manifiesta la doctora Arroyo del Moral. “Yo aconsejo hacer el MIR porque terminar la carrera de Medicina y no tener una especialidad es restringirse mucho el mundo laboral, acotarte las opciones”. Sobre los cuatro años de formación, los define como “duros”. “Te viene mucha responsabilidad de golpe -añade-, pero son enriquecedores porque aprendes mucho y, además, conoces a personas buenas”.
Mientras que Paula tiene muy claro que le gustaría hacer la especialidad de Cirugía General porque se siente “muy cómoda” en las salas de operaciones y le llama la atención, Enrique ve casi imposible decidirse por una de sus siete preferidas. “Algunas las quiere todo el mundo y otras, nadie”. Ante la duda, él tiene claro que priorizará una que pueda estudiar cerca de su familia y en su ciudad. “Me gustaría hacer el MIR en el Hospital Clínic Barcelona o en el Vall d’ Hebrón”, manifiesta.
A pocos días del examen, los opositores reciben consejos de los profesores de su academia, amigos, familiares o médicos que ya han pasado por él… Todos coinciden en que deben confiar, dejarse llevar por la intuición en caso de duda y descansar la jornada anterior. “A día de hoy, ya lo tienen todo hecho. La preparación, que es lo más importante, ya la tienen. Han de estar lo más tranquilos posible y despejarse”, insiste la doctora.
Enrique y Paula lo intentarán, pero no pueden evitar estar nerviosos. “Lo estoy, y bastante, aunque me he sorprendido a mí mismo de cómo lo he gestionado hasta ahora. Hace dos meses pensaba que iba a estar completamente desquiciado”, dice el joven. Por su parte, Medina reconoce estar más tranquila que el año pasado, aunque, como subraya, “en medicina nunca tenemos la certeza de que estamos preparados. Tenemos la sensación de que nunca sabemos lo suficiente”.
El 24 de marzo se harán públicos los resultados oficiales del examen MIR. Hasta entonces, es inevitable que los opositores se hagan la pregunta “y si no obtengo plaza ¿qué hago?”. López tiene dudas de si volvería a intentarlo el año que viene. “He estado en mi universidad investigando en un departamento gracias a una beca. No descarto continuar con la investigación y ser docente”. La joven colombiana hará otra especialidad, si no accede a su primera opción. “Si te entregas al 100%, da igual la que elijas, yo siento que cualquiera me va a hacer feliz”, concluye.
Sentada en su consulta de un centro de salud madrileño, la doctora Arroyo anima a probar elegir aquella que no fue una preferencia. “Pueden darle una oportunidad. Esta profesión es muy bonita y amplia. Si realmente te gusta la medicina, vas a encontrar tu sitio”, concluye.