Por Juan García
8 de abril de 2024La vacuna frente al cáncer ha sido durante años una utopía para la investigación médica. Los últimos avances en investigación, aunque están lejos de materializarse aún, abren una ventana de esperanza en la lucha contra esta enfermedad en una carrera investigadora y farmacéutica por encontrar nuevos hallazgos. En esta línea, un equipo de investigadores del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (MSK) de Nueva York han hecho públicos los prometedores resultados de una vacuna basada en ARN mensajero (ARNm) para tratar el cáncer de páncreas.
La candidata a vacuna terapéutica contra el cáncer “autogene cevumeran” ha demostrado en ensayos clínicos de fase I su eficacia para estimular una respuesta inmune que puede reducir el riesgo de que la enfermedad regrese después de la cirugía. Esta vacuna, producida en colaboración con las empresas BioNTech y Genentech, se ha desarrollado a medida para cada participante en función del perfil mutacional de su tumor.
Las vacunas introducen en el cuerpo una partícula inofensiva de una bacteria o virus debilitado como mecanismo para preparar al cuerpo para luchar contra estos patógenos. A diferencia de las vacunas convencionales, las basadas en ARNm introducen esta molécula en el organismo en lugar de una bacteria o virus. El ARNm tiene la información genética que se necesita para elaborar las proteínas y lleva esta información desde el ADN, en el núcleo de la célula, al citoplasma, donde se elaboran las proteínas.
El director médico de Medicina Responsable, el doctor Pedro Gargantilla, explica que los tumores de páncreas producen unas proteínas denominadas neoantígenos como consecuencia de la presencia de ciertas mutaciones. Estas proteínas son usadas como diana de las vacunas ya que “sirven de señalización para nuestro sistema inmune”, ya que son “exclusivas” de las células tumorales y permiten identificar las células que se tienen que eliminar.
Las vacunas terapéuticas contra el cáncer basadas en ARNm tienen como objetivo enseñar a las células T (células inmunitarias especializadas que protegen al cuerpo de patógenos y cáncer) a reconocer estos neoantígenos. El objetivo de este enfoque es entrenar al cuerpo para que se proteja contra las células cancerosas.
Los resultados anteriores del ensayo de fase 1, publicados en mayo de 2023 en 'Nature', mostraron que la vacuna fue bien tolerada y que activó las células inmunitarias en la mitad de los pacientes tratados. Ahora, con una media de seguimiento de tres años, el equipo continúa encontrando evidencia de una sólida respuesta de células T activadas por la vacuna. Mediante el análisis de la sangre extraída de los pacientes del ensayo, los investigadores encontraron que el 98% de las células T activadas específicamente por la vacuna candidata contra el cáncer no estaban presentes en los pacientes antes de la vacunación, y que, en seis de ocho pacientes analizados, los estaban el 80%.
Una vez alcanzados estos objetivos, el siguiente paso es la continuación con los ensayos clínicos en fase II para seguir probando la eficacia de esta vacuna para reducir el riesgo de que el cáncer de páncreas regrese después de que el tumor se extirpa mediante cirugía.