Por Medicina Responsable
11 de agosto de 2025Una investigación de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos) ha revelado que vivir cerca del mar aporta beneficios que alargan la esperanza de vida.
El trabajo, publicado en Environmental Research, resalta la diferencia entre las personas que viven en el litoral y las que residen en el interior, cerca de ríos, lagos u otras superficies de agua dulce. “Pensamos que era posible que cualquier tipo de espacio azul ofreciera algunos efectos beneficiosos, y nos sorprendió encontrar una diferencia tan significativa y clara entre los que viven cerca de las aguas costeras y los que viven cerca de las aguas interiores", ha señalado el investigador principal del estudio, Jianyong Wu, profesor asistente de Ciencias de la Salud Ambiental en la Facultad de Salud Pública de la Universidad Estatal de Ohio.
Para elaborar el trabajo, los expertos recopilaron datos de la esperanza de vida al nacer estimada en más de 66.000 distritos censales de Estados Unidos y cruzaron la información con datos ambientales, geográficos y sociodemográficos. Comprobaron que los factores que hacen que las personas que residen cerca del mar vivan más tiempo son las temperaturas más suaves, la mejor calidad del aire y una menor susceptibilidad a la sequía en estos ambientes. También, las mayores oportunidades de ocio, un mejor transporte y la percepción de unos ingresos más altos.
Además, sobre el contraste entre esperanza de vida de la costa y el interior, señalaron que podría deberse a las diferencias en la calidad ambiental, la exposición a la contaminación, las condiciones socioeconómicas, los comportamientos relacionados con la salud y la vulnerabilidad a peligros hidrológicos como las inundaciones.
Respecto a las temperaturas, los investigadores explican que las zonas costeras experimentan menos días calurosos y fríos, así como temperaturas máximas y medias más bajas en comparación con las localidades de aguas interiores.
En el estudio se recuerda que el calor se relaciona con la mortalidad cardiovascular y en la tercera edad, así como con el aumento de las tasas de suicidio. Mientras que el frío se vincula a las enfermedades respiratorias, además de a muertes por problemas del corazón.
Los investigadores confían que sus conclusiones sirvan de guía para la planificación urbana, el desarrollo residencial y el diseño de entornos que promuevan vidas más largas y saludables.