Por Europa Press
15 de septiembre de 2025La mitad de los adultos sin diabetes que comienzan a tomar semaglutida (el componente principal de medicamentos como Ozempic y Wegovy, utilizado para el tratamiento de la esta patología y de la obesidad) lo interrumpen en el plazo de un año. Así lo ha revelado un nuevo estudio poblacional de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) presentado en la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), que se celebra en Viena (Austria) desde el 15 al 19 de septiembre.
“Este nivel de disminución es preocupante, ya que estos medicamentos no están pensados para ser una solución temporal. Para que sean eficaces, deben tomarse a largo plazo. Todos los efectos beneficiosos sobre el control del apetito se pierden si se suspende el medicamento”, ha explicado el autor principal, el profesor Reimar W. Thomsen, del Departamento de Epidemiología Clínica de la Universidad de Aarhus y el Hospital Universitario de Aarhus.
Antes de llegar a esta conclusión, los investigadores utilizaron datos de registros de salud a nivel nacional en Dinamarca de adultos (18 años o más) sin diabetes que iniciaron el tratamiento entre la fecha de lanzamiento del medicamento en Dinamarca (1 de diciembre de 2022) y el 1 de octubre de 2023.
De 77.310 usuarios, más de la mitad (concretamente, 40.262 con una edad media de 50 años) dejó de tomarla después de un año. Antes de este tiempo, el 18% interrumpió su tratamiento a los tres meses; el 31%, a los seis; y el 42%, a los nueve.
El análisis reveló que el factor más común que influía en la probabilidad de interrupción era la edad. Los usuarios más jóvenes, de 18 a 29 años, tenían un 48% más de probabilidades durante el primer año que los de 45 a 59 años, tras controlar las diferencias de sexo. De igual manera, los que vivían en zonas de bajos ingresos tenían un 14% más de probabilidades de interrumpir el tratamiento durante el primer año que los que vivían en zonas de altos ingresos.
Ambos factores resaltan el probable impacto de los altos costes de estos medicamentos (2.000 euros al año para la dosis más baja de semaglutida a partir de junio de 2025), lo que constituye una barrera importante para el tratamiento de muchas personas. Además, las personas que habían usado previamente medicamentos gastrointestinales (lo que puede indicar que son más vulnerables a los efectos secundarios, como náuseas, vómitos y diarrea) tenían un 9% más de probabilidades de suspender la semaglutida también durante los primeros 12 meses.
De igual manera, los usuarios con antecedentes de medicación psiquiátrica tuvieron un 12% más de probabilidades de abandonar la medicación en el primer año, mientras que quienes padecían enfermedades cardiovasculares u otras afecciones crónicas tuvieron alrededor de un 10% más de posibilidad. “Esto es especialmente preocupante, dado que las personas con comorbilidades relacionadas con la obesidad pueden obtener el mayor beneficio del tratamiento", ha manifestado el profesor Thomsen.
El estudio también encontró que los hombres tenían un 12% más de probabilidades de suspender el tratamiento dentro de un año que las mujeres, lo que podría reflejar una pérdida de peso insatisfactoria dados los mejores resultados de pérdida de peso generalmente observados en las mujeres que toman GLP-1RA que los hombres.
“Estos resultados son nuevos y arrojan luz sobre las razones de las altas tasas de interrupción temprana de semaglutida para la pérdida de peso en la práctica clínica. Con más de la mitad de los adultos europeos con sobrepeso u obesidad, comprender quiénes pueden beneficiarse más de las intervenciones que fomentan la adherencia es esencial para mejorar el uso del tratamiento y, consecuentemente, los resultados de salud y la calidad de vida”, ha comentado el profesor Thomsen.
A pesar de los importantes hallazgos, los autores reconocen varias limitaciones del estudio, incluyendo que las medidas antropométricas, como el índice de masa corporal (IMC) exacto, no suelen estar disponibles en los registros sanitarios daneses, y que no pudieron evaluar los ingresos individuales, la cobertura del seguro ni los gastos de bolsillo, lo que podría afectar parcialmente las conclusiones. También, señalan que los efectos secundarios más leves, como las molestias gastrointestinales y otras posibles razones para la interrupción del tratamiento no se pueden registrar completamente en los registros y probablemente se subestimaron. Finalmente, los investigadores no contaban con información sobre la pérdida de peso lograda tras el inicio del tratamiento con semaglutida.