Por Andrea Rivero
15 de junio de 2022Hablar de cannabis es, para muchos, hablar de droga. Pero el cannabis, más concretamente el Cannabis sativa, solo es una planta. Una planta que no siempre ha estado asociada al mundo de los estupefacientes y de la que ahora se vuelve a hablar por el llamado cannabis medicinal. Existe mucha controversia y confusión respecto al uso medicinal de esta planta, pero ¿qué se sabe realmente?
La medicina más antigua se basaba en ungüentos y mejunjes de plantas, hierbas, flores y demás vegetales que se utilizaban para sanar diversas patologías. Con los años, tras el descubrimiento de los fármacos que se conocen hoy en día, estas mezclas se quedaron atrás, como es el caso del Cannabis.
Esto volvió a cambiar entre la década de los 70 y 80 cuando se descubrió el sistema endocannabinoide en el ser humano y resurgió el interés por estudiar más profundamente los posibles beneficios médicos de esta planta. Este sistema está compuesto por receptores cannabinoides (CB) que desempeñan un papel fundamental en el sistema nervioso y regulan diversos procesos fisiológicos.
Los riesgos de los cannabinoides
Aunque se están analizando los beneficios de la planta y sus posibles propiedades médicas, su consumo no está exento de riesgos. Existen diversos cannabinoides provenientes de diversas fuentes, pero los más estudiados son el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidol (CBD). El THC es la sustancia que genera más polémica ya que se sabe que genera los síntomas eufóricos a través de los receptores CB. Por otra parte, el CBD actúa con otro tipo de receptores, los cuales todavía no se conocen, pero sí está demostrado que no tiene los mismos síntomas de euforia.
De acuerdo con la doctora Rosana Cajal, directora médica de Jazz Pharmaceuticals en España y Portugal, “el CBD no es una sustancia inocua, puede presentar riesgos de seguridad reales si no se utiliza bajo la supervisión y el control de un profesional médico. Sabemos que las interacciones farmacológicas aparecen en dosis bajas y que hay diversas variables que pueden influir en el grado de exposición del organismo a los riegos del CBD. Por ejemplo, sabemos que cuando se toma con una comida con un contenido alto en grasas el organismo está expuesto a un 500% más de CBD que si se toma en ayunas”.
La preocupación de los expertos por los posibles riesgos de estas sustancias abarca diferentes aspectos:
- Preocupación por los resultados a largo plazo de la exposición al cannabis durante la infancia y la adolescencia y sus posibles efectos en la estructura y el funcionamiento del cerebro.
- La sensibilidad al impacto cognitivo y los efectos cardio-metabólicos en pacientes de edad avanzada.
- Efectos del cannabis sobre la coordinación motora y el tiempo de reacción. Preocupación por la dependencia.
- Farmacocinética compleja, conocer la dosificación y las potenciales interacciones con otros medicamentos.
La doctora Cajal apunta que, “su potencial terapéutico es prometedor, pero difícil de desentrañar. Se debe garantizar un uso seguro y que actúe como se quiere. Es necesario conocer las dosis adecuadas, el nivel de toxicidad, etc.”.
Medicamentos a base de cannabis
En el contexto actual hay que diferenciar entre medicamentos a base de cannabis aprobados por las autoridades reguladoras, productos a base de cannabis no regulados por las autoridades, bienes de consumo o alimentos que contienen CBD y lo que se utiliza de manera recreativa.
En España solo existen dos medicamentos a base de cannabis aprobados por la Agencia Española del Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), el Epidyolex y el Sativex. El primero de ellos se utiliza en dos tipos de epilepsias muy concretas y complicadas, el síndrome de Dravet y el síndrome de Lennox-Gastaut. El otro medicamento se usa para tratar el síntoma de la espasticidad (rigidez y espasmos musculares) en esclerosis múltiple.
De acuerdo con el catedrático de farmacología de la Universidad de Alcalá, Francisco Zaragozá, “de la planta se extraen las moléculas que se utilizarán en el medicamento y según como se mezcle tendrá unos efectos u otros. El coste de elaborar medicamentos es muy elevado, tanto en dinero como en tiempo, por ello, no se puede ser riguroso en unas ocasiones y permisivo en otras”.
En este sentido hay que respetar siempre la jerarquía de los medicamentos, primero se hace uso de tratamientos aprobados y constatados y, en el caso de que no tengan éxito, se prueban otras terapias. Como apunta el profesor Zaragozá, “aspectos como la seguridad solo se puede determinar a través de los ensayos clínicos en los que se evalúa la farmacocinética y la farmacodinámica (los efectos en humanos) de cada compuesto a través de las dosis fijadas por una ruta de administración concreta”.
Existe una creencia popular de que los productos y medicamentos que contienen cannabis son más eficaces y seguros por ser naturales, pero hay otros muchos que también provienen de la naturaleza. Utilizar este tipo de productos sin control es lo que puede acarrear problemas debido a los pocos conocimientos que hay sobre sus efectos.