Por Medicina Responsable
6 de mayo de 2025Una investigación llevada a cabo por el Grupo de Factores de Crecimiento, Nutrientes y Cáncer, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), ha descubierto en modelos animales un mecanismo molecular que inicia el cáncer de colon. Un hallazgo que abre nuevas vías para el desarrollo de estrategias en la prevención de esta enfermedad y del cáncer de recto.
Ambas patologías juntas se conocen como cáncer colorrectal y, actualmente, es el tercer tipo de tumor más diagnosticado en todo el mundo. Hasta el 80% de los casos están relacionados con factores ambientales y de estilo de vida, como una dieta poco saludable, el sedentarismo, la obesidad, el tabaquismo o el consumo excesivo de alcohol. “La mayoría de los cánceres colorrectales se originan de pólipos adenomatosos, una lesión precancerosa que, si no se detecta y extirpa a tiempo, puede evolucionar hacia un tumor maligno”, han señalado desde el CNIO.
Los estudios, liderados por el doctor Nabil Djoude y publicados en la revista Nature Communications, se realizaron en ratones y, durante los mismos, se observó que la proteína p53 disminuía su presencia en las etapas iniciales de la formación de los tumores. Un decrecimiento que permitía la aparición y el desarrollo del cáncer. “La función antitumoral de esta proteína era conocida, pero no que su degradación inicia el proceso tumoral en el cáncer de colon. Y esto se produce porque las células adquieren la capacidad de crecer de manera descontrolada”, han explicado desde el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. “También facilita que las células tumorales acumulen otras mutaciones que, en conjunto, impulsan la progresión a tumores más agresivos”, han añadido.
Además de este descubrimiento, el grupo del CNIO ha identificado un mecanismo inédito en la regulación de los niveles de p53. Se trata de una proteína denominada URI, conocida por su expresión en otros tipos de cáncer. “Este estudio muestra que cuando los niveles de URI aumentan en las células, disminuye la p53”, han manifestado.
Trabajos previos, también del equipo de Nabil Djouder, ya habían relacionado la proteína URI con otros tipos de cáncer, sobre todo con el de hígado. Pero esta es la primera vez que se asocia URI a tumores colorrectales. “Sus niveles comienzan a elevarse muy al principio, lo que conduce a la formación del adenoma, un crecimiento aberrante que aún no constituye un cáncer, pero es en esa etapa donde empieza a degradarse p53”, ha explicado Irene Herranz-Montoya, primera autora de las investigaciones.
En sus experimentos en ratones, los científicos vieron que, si eliminaban URI o elevaban los niveles de p53 en los pólipos, estos no llegaban a transformarse en tumores y los ratones con cáncer colorrectal vivían más tiempo. “Nuestros resultados aportan una compresión más detallada de cómo evoluciona el cáncer colorrectal. Si nos centramos en investigar los mecanismos moleculares que provocan la degradación de p53, entre ellos el incremento de URI, podríamos en un futuro intervenir en los estadios iniciales del cáncer y prevenir su progresión a formas más agresivas de la enfermedad”, ha afirmado Herranz.
Con este objetivo, el equipo está enfocando actualmente su trabajo en el desarrollo de inhibidores de la proteína URI. “El futuro radica en ello, una estrategia que estamos desarrollando en el laboratorio. Buscamos inhibidores específicos que bloqueen la actividad de esta proteína, previniendo así la degradación de p53 e impidiendo el inicio del cáncer colorrectal. Estos inhibidores podrían tener un impacto en el tratamiento del cáncer colorrectal y otros tipos de cáncer relacionados con URI, ofreciendo un enfoque terapéutico innovador para frenar la progresión tumoral y mejorar el tratamiento de los pacientes", ha señalado el doctor Djouder.
El trabajo publicado demuestra que la expresión de URI está regulada por MYC, un oncogén que juega un papel crucial en el inicio del cáncer de colon por su implicación en la proliferación celular y en la regulación de otros genes clave para el cáncer. MYC activa la expresión de URI, que degrada p53 y favorece así el inicio del proceso tumoral.