Por Medicina Responsable
23 de abril de 2025Un estudio publicado hoy en Nature con participación del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) apunta a la toxina bacteriana colibactina, producida por algunas cepas de Escherichia coli, como posible culpable del aumento del cáncer colorrectal de aparición temprana. El trabajo muestra que la exposición a la toxina durante la primera infancia imprime una firma genética en las células del colon y demuestra un aumento sustancial de estas mutaciones en los casos de cáncer colorrectal en menores de 50 años.
“Este informe refleja la necesidad de realizar estudios que corroboren y evidencien el papel del microbioma y su posible efecto beneficioso, así como la asociación de la colibactina con el cáncer colorrectal en edades jóvenes”, explica Isabel Portillo al Sciencie Media Center (SMC), coordinadora de los Cribados de Cáncer Colorrectal y Prenatal del Servicio Vasco de Salud-Osakidetza.
El estudio ha tenido en cuenta los factores de confusión, como añade la experta, aunque “se centra más en análisis genéticos que en la interrelación con otros factores”. Aun así, afirma que “todavía no se puede afirmar que haya un biomarcador único, y si existe la posibilidad de neutralizarlo y cómo”. Sin embargo, apunta que estas investigaciones son muy relevantes para avanzar en la génesis y el desarrollo del cáncer, tanto colorrectal como otros relacionados con los mismos marcadores.
Este tipo de tumor hace referencia a aquel que se manifiesta antes de los 50 años y su diagnóstico necesita atención oncológica integral. Representa entre el 7% y el 12% de los casos de cáncer colorrectal y se concentran en su mayoría entre los 40 y los 49 años.
Sus pacientes son, por lo general, personas con mayor riesgo de enfermedades inflamatorias intestinales, antecedentes familiares de este tipo de cáncer o con síndromes de predisposición hereditaria.
Esta patología puede considerarse un problema mundial, ya que tiene una tasa de incidencia de 2,8 por cada 100.000 habitantes, aunque en Europa se eleva hasta los 3,9 por cada 100.000; y en España alcanza los 4,1. Además, se ha notado un incremento progresivo anual de los casos de cáncer colorrectal precoz en Estados Unidos, Canadá, Europa, Australia y China.
Para hacer frente a este diagnóstico, es imprescindible adquirir hábitos de vida saludables ya que se ha demostrado que la obesidad y la alimentación pueden ser variables de riesgo. Además, es necesario mejorar la identificación del cáncer colorrectal hereditario o familiar ya que un 25% de estos pacientes tienen antecedentes familiares.
Son múltiples los estudios que advierten de que algunas cepas de E. coli productoras de colibactina juegan un papel fundamental en el desarrollo de cánceres del tracto urinario, como el de vejiga o próstata.
La colibactina es una sustancia con capacidad para dañar el ADN y que se vincula a la aparición de tumores. Además, se ha constatado que este elemento está más presente en los países más industrializados, por lo que podría explicar la mayor incidencia de algunos cánceres en estas regiones.