Por Julia Porras
17 de julio de 2023El cáncer de mama es el más frecuente en mujeres, y cuando se disemina a otros órganos, es decir, cuando se produce metástasis, el 70% de los casos es de tipo luminal, una variante en la que las células son sensibles a las hormonas sexuales femeninas, el estrógeno y la progesterona. De hecho, el tumor se forma cuando estas hormonas ordenan a las células dividirse. En los casos avanzados, el tratamiento habitual es la cirugía, seguida de una terapia hormonal sola o en combinación con quimioterapia o con terapia dirigida. Sin embargo, cerca del 20% de las pacientes no responden al tratamiento y, las que sí lo hacen, desarrollan resistencia en los dos primeros años, lo que significa que la terapia pierde efectividad.
Para estos casos, los investigadores del Instituto de Medicina Molecular João Lobo Antunes (iMM, Portugal) Luís Costa y Sandra Casimiro, en colaboración con Eva González Suárez, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han llevado a cabo una investigación que se centra en la proteína RANK, de la que se sabe que participa en el proceso de renovación de las células en nuestros huesos. “Nuestro trabajo y el de otros autores ya había mostrado que RANK tiene un papel en el cáncer de mama, tanto en la iniciación como en la progresión del tumor”, ha afirmado González Suárez, jefa del Grupo de Transformación y Metástasis del CNIO.
Los investigadores han comprobado que el exceso de RANK en las células tumorales fomenta la resistencia a los inhibidores de CDK4/6. En el cáncer de mama luminal, la terapia dirigida consiste en fármacos que inhiben estas proteínas CDK4/6, encargadas de la velocidad de crecimiento y división de las células. Es decir, han concluido que las pacientes con demasiada proteína RANK se quedan sin una defensa natural de su cuerpo y además no responden al tratamiento más habitual y efectivo, por lo que proponen como terapia el fármaco denosumab, un anticuerpo monoclonal aprobado en Estados Unidos y Europa para tratar la osteoporosis, prevenir metástasis en los huesos y daños en el esqueleto, derivados de otros tipos de cáncer “La ventaja es que, al estar ya aprobado este fármaco, sabemos mucho sobre su perfil de seguridad. Los efectos secundarios que pueda tener ya se conocen y, en el contexto del cáncer, resultan menores. Por eso, desde el punto de vista de la investigación, se podría diseñar inmediatamente un ensayo clínico con pacientes”, ha señalado González Suárez. Ese sería el paso siguiente, de cara a aplicar los resultados obtenidos. “Es el paso evidente. Para la publicación hemos trabajado solo con líneas celulares y modelos de ratón sin sistema inmune, un dato muy importante. El ensayo clínico en pacientes es lo que nos confirmaría si realmente existe un beneficio de la combinación de denosumab con la terapia combinada de hormonas e inhibidores de CDK4/6”.
El trabajo ha sido publicado en Cell Reports Medicine.