Por Andrea Martín
28 de noviembre de 2023La edad, la raza, los antecedentes familiares, el estilo de vida o los cambios genéticos son algunos de los factores de riesgo asociados al cáncer de próstata, el cuarto tumor más frecuente en España, solo por detrás del de colon y recto, mama y pulmón. Entre estos determinantes, los hábitos de alimentación y peso cobran especial importancia, según los investigadores de MD Anderson Cancer Center Madrid, quienes han impulsado un estudio nutricional que arroja que la obesidad está estrechamente relacionada con esta patología.
El estudio, donde han participado 103 pacientes varones con una edad promedio de 62 años, consistió en conocer cuál era el estado nutricional de los participantes en el momento del diagnóstico. Para ello, se utilizaron procedimientos antropométricos que incluyeron la evaluación de la relación peso/talla, mediciones del perímetro abdominal, pliegues cutáneos y parámetros de imagen que señalan la presencia de grasa abdominal y masa muscular, utilizando tomografía computarizada (TAC) bajo la supervisión diagnóstica del servicio de Urología.
Los resultados del estudio mostraron que el 87% de pacientes que acudía a la consulta de urología por diagnóstico de cáncer de próstata eran obesos, siendo un 13% una obesidad sarcopénica, término que relaciona el aumento de la grasa con la disminución de la masa muscular. Además, un 23% tenía un diagnóstico previo de diabetes tipo 2 y, de estos, un 9% se encontraba en tratamiento con metformina y el 8,5% por dislipidemia. “Diferentes estudios aportan información sobre la localización de grasa abdominal y las enfermedades tumorales, además de otros factores de riesgo asociados, como diabetes tipo II. Todo ello se traduce en un estado de inflamación celular continua que genera cambios en la estructura celular y genética, produciendo mecanismos de proliferación tumoral”, explica Pedro Robledo, responsable de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética de MD Anderson Madrid y uno de los impulsores del estudio.
También se registró el consumo alimentario habitual de cada uno de los pacientes, así como su medicación. Se determinó que el consumo medio calórico de estos pacientes era superior a 2.200 kcal cuando sus necesidades no superaban las 1.700 Kcal, con una dieta elevada en grasas saturadas y azúcares. Asimismo, más del 80% de los pacientes consumía alcohol de manera habitual. “No tomaban solo una cerveza o una copa de vino de forma esporádica, sino que incluían alguna bebida con alta graduación alcohólica en prácticamente todas las comidas. Además, un porcentaje elevado era fumador”, explica Pedro Robledo.
La segunda fase del estudio será comprender cómo responden los pacientes obesos a los tratamientos, determinando si la respuesta empeora en pacientes con obesidad, ya que después de la cirugía la tendencia es ganar más peso por el bloqueo hormonal que induce a la ganancia de peso. “Así como en el cáncer de mama y en el cáncer de ovario, incrementar de peso dentro del tratamiento supone un riesgo de recaída, no sabemos si esto es así también en próstata. Esto es lo que trataremos de averiguar en la segunda parte del estudio, aunque realmente lo que hemos hecho previamente ha sido estudiar una situación que era conocida, pero no evaluada hasta el momento en nuestro centro. Ahora contamos con los datos que nos indican que es similar a otros estudios y trataremos de dar una solución”, concluye el responsable de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética de MD Anderson Madrid.