Por Julia Porras
17 de julio de 2023Neurocientíficos de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica, Campus de Roma, y de la Fundación Hospital Universitario Agostino Gemelli Irccs han descubierto que el ejercicio intensivo podría retrasar el curso de la enfermedad de Parkinson y han entendido los mecanismos biológicos subyacentes. Este descubrimiento podría allanar el camino hacia nuevos enfoques no farmacológicos para tratar esta enfermedad.
La investigación ha identificado un nuevo mecanismo responsable de los efectos positivos del ejercicio físico sobre la plasticidad cerebral. Aunque estos resultados se obtuvieron en un modelo experimental de la enfermedad, los autores ven implicaciones importantes para el paciente. “La novedad de nuestro estudio -subraya el profesor Paolo Calabresi , autor del estudio, catedrático de Neurología de la Universidad Católica y director de Neurología de la UOC en el Hospital Universitario A. Gemelli Irccs- radica en haber descubierto un mecanismo nunca antes observado, mediante el cual el ejercicio físico realizado en las primeras fases de la enfermedad induce efectos beneficiosos sobre el control del movimiento voluntario que puede perdurar en el tiempo incluso tras la interrupción del entrenamiento”. El descubrimiento, continúa Calabresi, “sugiere que la actividad física intensiva, realizada de forma regular, es capaz de inducir modificaciones funcionales y estructurales en las neuronas y permite contrarrestar los efectos de eventos que provocan toxicidad neuronal”. Este mecanismo puede ayudar a identificar nuevas dianas terapéuticas y marcadores funcionales para desarrollar tratamientos no farmacológicos que se adopten en combinación con las terapias farmacológicas actualmente en uso.
Trabajos anteriores ya habían demostrado que la actividad física intensa se asocia con un aumento en la producción de un factor de crecimiento esencial para la supervivencia de las neuronas, el factor neurotrófico derivado del cerebro. Sin embargo, los expertos han demostrado que un protocolo de ejercicio de cuatro semanas puede retrasar la progresión de la enfermedad en un modelo animal de Parkinson en etapa temprana. El efecto principal fue una reducción en la eliminación de agregados patológicos de alfa-sinucleína, que en la enfermedad de Parkinson conduce a la degeneración gradual y progresiva de las células nerviosas en ciertas áreas del cerebro, responsable del control del movimiento.
En cuanto a los posibles desarrollos de esta investigación, añade que: “Nuestro grupo de investigación está involucrado en un estudio clínico para verificar si el ejercicio físico puede ralentizar la progresión de la enfermedad de Parkinson en pacientes en etapa temprana e identificar nuevos marcadores capaces de seguir el curso de la enfermedad, ya que la enfermedad de Parkinson se caracteriza por un importante componente neuroinflamatorio y neuroinmune, que juega un papel clave en las primeras etapas de la enfermedad, explica el profesor Paolo Calabresi
El resultado de este estudio ha sido publicado en la prestigiosa revista Science Advances.