El consumo de edulcorantes artificiales provoca diabetes, obesidad y problemas cardiovasculares

Hace tan sólo unos días la Organización Mundial de Salud alertaba del posible potencial cancerígeno de un edulcorante artificial, el aspartamo. Sin embargo, la comunidad científica lleva años avisando que el uso de estos edulcorantes, como sustitutos del azúcar y para adelgazar, tienen el efecto contrario. Ahora, científicos españoles de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) y de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) han demostrado que el consumo de edulcorantes artificiales (aspartamo, sucralosa, sacarina, ciclamato...) genera importantes disrupciones en el sistema endocrino, incrementando entre un 18% y un 24% el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 e, incluso, un 44% de desarrollar síndrome metabólico (grupo de afecciones que, en conjunto, aumentan el riesgo de sufrir cardiopatía coronaria, diabetes, accidente cerebrovascular y otros problemas de salud grave). “Fundamentalmente hemos hecho una revisión de las evidencias científicas que en los últimos meses se han multiplicado sobre el uso y abuso de estos edulcorantes y el impacto negativo que tienen sobre la salud cardiovascular”, apunta el médico especialista en Medicina Interna en el Hospital Universitario de Jaén, el doctor Francisco Gómez Delgado. Miembro además de la SEA y de la SEMI, junto al doctor Pablo Pérez Martínez, ha elaborado un documento que recoge estos peligros, y que ha sido publicado en la revista “Current Opinion in Cardiology”.

El documento recopila las evidencias de que el uso de edulcorantes artificiales incide sobre el desarrollo de obesidad, factores de riesgo cardiometabólico como la hipertensión, la dislipemia y la diabetes mellitus tipo 2, e, incluso, sobre el desarrollo de eventos cardiovasculares. “El problema es que estos productos, estos edulcorantes artificiales, son productos químicos procesados que no tienen aporte calórico pero que potencian el estímulo del sabor dulce hasta 200 veces, lo que quiere decir que, cuando tomamos un gramo de edulcorante, necesitaremos tomar 200 gramos de azúcar para compensar el estímulo de sabor creado en nuestro cuerpo. Es decir, preparan a nuestro metabolismo para tomar más azúcar”, explica el doctor Gómez.

La paradoja es que estos alimentos se crearon precisamente como alimentos dietéticos; se presentaban como una alternativa para la reducción del aporte calórico en la dieta, por lo que se había establecido como una opción especialmente interesante en personas con sobrepeso y obesidad. Sin embargo, los expertos señalan que “no tienen ningún beneficio y no pueden sustituir el consumo de productos naturales que nos aporten los carbohidratos necesarios para el organismo. Es más, nos incitan a comer más azúcar”, dice el doctor Gómez.

“Lo recomendable es tomar alimentos naturales, por ejemplo, los que tenemos presentes en nuestra dieta mediterránea, lo menos procesados posible, y tomar como mucho un 10%, aunque lo ideal es un 5%, como recomienda la OMS, de azúcares del total del aporte calórico. Y en cuanto a los productos dietéticos, si los tomamos, que no supongan más de tres dosis a la semana”, apunta el doctor Gómez.

La idea no es dejar de comer, sino comer bien, es decir, eliminar los productos dietéticos y los edulcorantes de nuestra dieta y tomar los carbohidratos (azúcares) necesarios de tubérculos como la patata, legumbres, frutas y verduras.

 

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