Por Andrea Rivero
6 de julio de 2023El café por las mañanas es indispensable para muchas personas que, nada más levantarse de la cama, acuden directamente a la cocina a tomarse su dosis diaria cafeína. “Hasta que no me tomo un café, no soy persona”. ¿Quién no ha oído esa frase alguna vez? Pero, un nuevo estudio de la Universidad do Minho, de Portugal revela que los efectos de la cafeína no son tan potentes como pensamos y que están condicionados a otros factores como el olor, el sabor o la expectativa psicológica.
Los investigadores compararon los efectos de tomar una taza de café con los efectos de tomar cafeína simple, es decir, consumiendo otros alimentos que la contengan o suplementos de cafeína. De esta manera comprobaron que la cafeína por sí sola solo reproduce parcialmente los efectos de beber una taza de café, activando áreas del cerebro que te hacen estar más alerta, pero no otras áreas importantes como la memoria del trabajo y el comportamiento dirigido a alcanzar objetivos y centrarse.
Al analizar lo que sucedía en el cerebro al tomar una taza de café, observaron que, tras su consumo, disminuyó la conectividad de la red de modo predeterminado posterior (DMN). Se trata de un sistema de áreas cerebrales conectadas que muestran una mayor actividad cuando una persona no se centra en lo que ocurre a su alrededor y, por el contrario, es muy activa cuando se realizan actividades introspectivas como soñar despierto o pensar en el pasado o futuro. En concreto, se vieron afectadas las redes somatosensoriales, aquellas que nos permiten saber la posición exacta de todas las partes de nuestro cuerpo en todo momento y recoger información táctil. También las redes motoras, que nos permiten controlar y ejecutar las funciones de movimiento, y la corteza prefrontal, que cumple funciones relacionadas con la memoria de trabajo, la conducta y el control de algunos estados emocionales.
Según el estudio, la conectividad de la red de control ejecutivo derecho (RECN) y visual superior se incrementó después de beber café, partes del cerebro que están involucradas en el control cognitivo y el comportamiento dirigido a objetivos.
De acuerdo con la doctora María Picó-Pérez, coautora del estudio, “teniendo en cuenta que algunos de los efectos que encontramos fueron reproducidos por la cafeína, podríamos esperar que otras bebidas con cafeína compartan algunos de los efectos. Sin embargo, otros eran específicos de beber café, impulsados por otros factores como el olor y el sabor particular de la bebida, o la expectativa psicológica asociada con el consumo de esa bebida”. De hecho, debido a esto último, los investigadores creen que beber café sin cafeína podría causar los mismos efectos que con cafeína.
Ahora el estudio quiere concretar más y analizar las diferencias individuales en el metabolismo de la cafeína entre las personas, ya que esto podría modificar los efectos.