Por Andrea Rivero
2 de agosto de 2023La polipíldora cardiovascular Trinomia, desarrollada por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y el laboratorio farmacéutico español Ferrer, acaba de ser incluida en la lista de medicamentos esenciales, por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Como ya avanzamos en Medicina Responsable hace dos meses, esta polipíldora ha demostrado ser eficaz en la prevención de eventos cardiovasculares tras un ataque al corazón, disminuyendo la mortalidad por causas cardiovasculares en un 33%.
La lista de medicamentos esenciales es un registro de fármacos que la OMS considera que todo sistema de salud debe tener disponible. Se actualiza cada dos años y está reconocida internacionalmente para los sistemas de salud de los países, ayudándolos a priorizar medicamentos efectivos y asequibles.
El investigador principal del estudio, el doctor Valentín Fuster, director general del CNIC y director del Mount Sinaí Heart destaca que, “la adherencia al tratamiento después de un infarto agudo de miocardio es esencial para una prevención secundaria eficaz. Esta polipíldora cardiovascular, por ser una estrategia que aúna tres de los tratamientos basales en este tipo de pacientes, ha demostrado su valor, ya que el aumento de la adherencia implica que los pacientes están siendo tratados durante más tiempo y, gracias a ello, tienen un menor riesgo de sufrir eventos cardiovasculares”. Por este motivo la OMS considera este medicamento esencial y relevante para satisfacer las necesidades de las personas que han sufrido un infarto agudo de miocardio.
Actualmente, este tratamiento se comercializa en 25 países y se está analizando la viabilidad de ampliar su distribución a territorios adicionales, como Estados Unidos.
“Esta polipíldora cardiovascular podría convertirse en una parte integral de las estrategias para prevenir eventos cardiovasculares en pacientes que han sufrido un infarto y que, actualmente, ya están siendo tratados con los monocomponentes por separado. Este enfoque tiene el potencial de reducir el riesgo de enfermedad recurrente y muerte cardiovascular”, concluye el doctor Fuster.