Por Andrea Rivero
7 de junio de 2023A Sandra le diagnosticaron un cáncer de mama hace unos meses. Por suerte vive en Valencia y solo ha tenido que esperar tres semanas y media para acceder a ribociclib, un medicamento esencial para su tratamiento. Sin embargo, Paula, que vive en Murcia, ha visto como su espera se ha alargado hasta siete meses para conseguir ese mismo fármaco. La desigualdad entre comunidades para acceder a ciertos medicamentos es una realidad. Así se refleja en el informe “European Cancer Inequalities Registry”, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que muestra las desigualdades que viven muchos pacientes en España a la hora de acceder a medicamentos oncológicos. Pero, ¿cuál es el proceso que sigue un medicamento hasta que el paciente puede acceder a él?
El informe de la OCDE va en línea con otro realizado por la consultora Iqvia, para la Federación Europea de la Industria Farmacéutica, que desvela que, en nuestro país, los pacientes tienen que esperar una media de 629 días para acceder a nuevos fármacos. Cifra muy por encima de los 180 días recomendados por la industria farmacéutica.
Según fuentes de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Farmacéuticos (AEMPS), este tiempo de espera se debe a que, tras la solicitud de comercialización por parte del laboratorio del medicamento a la agencia reguladora y su posterior autorización, se pasa a otra fase en la que, la Dirección General de Cartera Común de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia (DGCYF) y la Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos (CIPM) toman una decisión para la financiación y fijación del precio del medicamento. “Tras esto, cada comunidad autónoma inicia el proceso de compra y es aquí donde pueden surgir las diferencias de acceso, ya que cada región tiene su propia política. El proceso centralizado a nivel nacional se cumple hasta la resolución de inclusión o no del medicamento en la financiación pública”.
Hay que diferenciar entre farmacia comunitaria y farmacia hospitalaria. En el caso de las comunitarias, “existe una red de farmacias que hace la compra a un distribuidor o directamente al laboratorio. Se trata de un negocio y son los propios dueños o encargados del mismo quienes deciden qué productos compran”, explica a este medio Ruben Quiñoy, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Farmacéuticos de A Coruña. Sin embargo, en el caso de los hospitales, hay una comisión de farmacia del hospital que tiene como principal función la selección de medicamentos que deberán conformar la guía farmacoterapéutica del hospital. Por lo que en el caso de que un fármaco no se encuentre en un centro hospitalario o región puede deberse “a que la decisión final va a depender de la política de cada hospital”, añade Quiñoy.
Según Sandra Flores, jefa del servicio de farmacia del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, “si el medicamento está financiado y disponible para una indicación, es muy extraño que una comunidad no lo tenga incorporado. Otra cosa es que el medicamento todavía no tenga una resolución clara de financiación. Aquí sí que podría haber discrepancias entre comunidades”. Además, añade que la financiación de los medicamentos sale de los fondos de las CCAA y por norma general todas las comunidades adquieren los nuevos fármacos aprobados.
La inclusión de fármacos se debe hacer siguiendo unos criterios que permitan seguir apoyando la sostenibilidad del sistema sanitario. De nada serviría incluir todos los medicamentos si esto lleva a la quiebra del sistema. Según la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), los criterios a seguir en los hospitales son:
En algunos hospitales se solicita el uso compasivo de ciertos medicamentos que, en el caso de que este uso se autorice desde la AEMPS, puede permitir a un paciente acceder a tratamientos que se encuentran en fase final de autorización antes de que esta se formalice. “Esto es algo muy excepcional, ya que el médico lo solicita si la persona ya no tiene más opciones. Además, es una excepción individual para un paciente concreto”, explica Quiñoy.
Por otro lado, también está la opción de adquirir medicamentos extranjeros, fármacos ya aprobados en nuestro país, pero que, por problemas de suministro, no están disponibles. Sanidad puede realizar un proceso de compra a otros países que sí los tengan y así los pacientes pueden acceder a ellos.