Por Juan García
6 de septiembre de 2024La cirugía estética no ha parado de crecer en los últimos años de forma exponencial en todo el mundo. Cada vez más personas, sobre todo en países desarrollados, se interesan por intervenciones quirúrgicas que mejoren su aspecto físico. Al tratarse de procedimientos muy costosos y no cubiertos por la sanidad pública en la mayoría de los casos, también se aprecia una tendencia a buscar el low cost en estas intervenciones, algo que, con frecuencia, se encuentra en países extranjeros como Turquía o regiones de Sudamérica. Una práctica que puede suponer importantes riesgos para la salud de los pacientes por la falta de garantías de seguridad e higiene necesarias para intervenciones de este tipo.
Los últimos datos que ha dado a conocer el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) a través de su estudio sobre turismo y gastronomía respaldan este crecimiento. En 2024 el número de españoles que practicó el turismo sanitario alcanzó el 2,5%, lo cual supone casi un 30% más que el año pasado. En el caso de la cirugía estética, los datos de las distintas asociaciones, así como la valoración de los expertos, demuestran la predilección por rinoplastias, blefaroplastias, aumentos de pecho o liposucciones.
Ante este auge del turismo sanitario por razones estéticas, el doctor César Casado, especialista en cirugía plástica, estética y reparadora explica a Medicina Responsable los peligros que hay detrás de estas prácticas y la necesidad de que los pacientes tomen conciencia de ello. La razón principal que explica el aumento de la demanda de estas intervenciones es que “el culto de la belleza tiene cada vez más cuota de mercado”.
Sobre los riesgos de ir al extranjero para operarse, el doctor Casado lo resume de la siguiente manera: “Si vas buscando el precio más bajo, lo vas a terminar pagando en seguridad”. Recientemente, se conoció el caso de una mujer residente en España que falleció tras realizarse una intervención estética en Estambul. El propio cirujano asegura haberse encontrado en consulta con varios casos de pacientes que han sufrido secuelas a causa de intervenciones como esta. “La gente que se va a operar a Colombia, Brasil, etc. vete a saber en qué condiciones de asepsia y seguridad, luego tienen infecciones agudas inmediatas, infecciones diferidas por hongos o implantes de prótesis mamarias que no son tales”, explica. El doctor conoce casos aún más escabrosos, con intervenciones “realizadas en garajes, donde se monta un quirófano improvisado”. “Yo tengo pacientes reintervenidos que no han conseguido corregir las secuelas, por ejemplo, que no pueden cerrar los ojos tras una blefaroplastia”, ilustra el doctor.
En la mayoría de los casos, los principales riesgos vienen por la carencia de garantías de seguridad de los materiales y de seguimiento tras la intervención. “Cuando te vas a uno de estos países, te intervienen y en todo caso te vuelven a revisar a los dos o tres días y a partir de ahí nada”, explica el doctor. El riesgo de infección aumenta de esta forma, desarrollándose en muchos casos tras la vuelta al país de origen.
En lo que se refiere a los materiales empleados, “en España tenemos unos controles súper rigurosos, pero fuera de la comunidad económica europea no es igual”. De ahí que se den casos de falsos implantes mamarios que, “en lugar de prótesis, inyectan un material de esponja que puede derivar en grandes complicaciones”. Esto, a su vez, da lugar a más dificultades para corregir estos problemas a posteriori, ya que “son materiales que pueden diluirse fácilmente por las mamas y se hacen muy difíciles de extirpar”.
A la hora de elegir con quién operarse, para el doctor hay que basarse en tres principios fundamentales: “Profesionalidad, seguridad y naturalidad”. Con naturalidad se refiere a obtener unos resultados “naturales”, acordes con el canon de belleza estética que desea alcanzarse, algo que, destaca, no es igual en todos los lugares del mundo. En este sentido, recalca que, por ejemplo, las prótesis mamarias que se implantan en países de Sudamérica pueden resultar, de acuerdo con nuestros cánones estéticos “excesivas”, en comparación con las que solemos ver en nuestro país. “Los estándares de belleza varían de un país a otro”, por eso, el doctor Casado señala que cuando la intervención te la realizan en un país extranjero es probable que el resultado no sea el deseado.
A propósito de la profesionalidad como requisito indispensable para llevar a cabo estas intervenciones, el cirujano destaca los peligros del intrusismo y las “clínicas pirata” que existen en nuestro país. Una de las intervenciones más populares en el extranjero desde hace unos años venía siendo los injertos capilares, especialmente en Turquía, aunque, debido a los casos de infecciones del cuero cabelludo que se producían por la falta de seguimiento, el doctor percibe que han bajado. Esto, no obstante, según señala el doctor Casado, ha producido que muchas de esas clínicas se trasladen de forma irregular a España, reclutando pacientes en gimnasios y otros espacios.
Fuera del ámbito quirúrgico, el campo de la medicina estética (aquella que no utiliza técnicas de cirugía mayor y no requiere anestesia general), otro peligro que detecta es la administración de productos como la toxina botulínica (botox) en centros no acreditados o por profesionales ajenos al mundo sanitario.
El cirujano reconoce la complejidad de perseguir y acabar con estas prácticas, ya que muchos de estos “intrusos van de forma ambulante cambiando de ubicación, y en menos de 48 horas están de vuelta en el extranjero”. Por ello, destaca que la solución pasa por fomentar la conciencia de los pacientes para “que se documenten bien” y busquen las pertinentes garantías de seguridad y profesionalidad.
Antes de realizar la intervención, el proceso debe comenzar con “una entrevista profesional con el paciente” para luego “diseñar un plan quirúrgico en el que le expliques al paciente cómo vas a realizar la intervención”. Esta es una de las principales formas de detectar el grado de profesionalidad de los cirujanos. En este sentido, recuerda el problema que existe en nuestro país con el intrusismo en este campo, con gran cantidad de cirujanos que ejercen, pero carecen de la especialidad necesaria.