Por Virginia Delgado
3 de octubre de 2025Vivir el momento, disfrutar, valorar a la gente, pensar que las cosas vendrán si así ha de ser. Ésta es la filosofía de vida de la doctora Carola García de Vinuesa, quien acaba de recibir el Premio Nacional de Medicina Marqués de Valdecilla, otorgado por la fundación que lleva este nombre.
Unos pensamientos que reflejan que esta mujer, a pesar de ser toda una eminencia mundial en Inmunología, no vive en una vorágine y es capaz de parar y dejarse guiar por su instinto.
Así lo ha confesado en una entrevista concedida al periodista Ernesto Sáenz de Buruaga, presidente de Medicina Responsable. “Miro para atrás y veo que algunas de las mejores cosas que me han pasado y muchas de mis decisiones han sido por azar. Si lo hubiera pensado y planeado más, quizá, no me hubieran pasado. A veces, es bueno relajarse. La vida es misteriosa, mágica y nos lleva por caminos impensables”, subraya.
Licenciada en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en Reino Unido y Australia, por lo que reconoce que recibir un galardón en su país le ha hecho “muchísima ilusión”. “Sin lugar a duda, es el premio más especial que he recibido. Me gusta que sea España. Me siento muy cerca. Es el único al que he traído a toda mi familia”, manifiesta.
La doctora Carola García de Vinuesa confiesa que eligió la carrera de Medicina “sin pensarlo mucho”, ya que la práctica clínica no le llamaba la atención. “Me estimulaba más la investigación y aquí estamos”, recuerda.
Un camino que tomó y que le ha llevado a ser una de las mejores inmunólogas del mundo. No obstante, no hubiera llegado a serlo si no hubiera decidido ir a aportar su granito de arena a Ghana y a Calcuta cuando era estudiante. “Allí comprobé que la medicina todavía no tiene respuestas. No se podían tratar enfermedades, como la meningitis, la lepra o la malaria, y pensé que la investigación podía aportar donde todavía no llegaba la medicina. Esto me impulsó a seguir una carrera más por esta vía”, manifiesta la doctora.
La inmunóloga optó por Inglaterra y Australia para completar su formación. En este último país le concedieron una beca para investigar e hizo su doctorado. “Quería investigar, principalmente, por la frustración de ver que la medicina no tiene todas las respuestas. Me gustaba la idea de poder resolver preguntas importantes”, señala la inmunóloga.
De aquel primer viaje, que fue sólo de ida, han pasado más de 30 años y la doctora García de Vinuesa asegura que fue más que acertado, ya que hoy la investigación sigue siendo su ilusión. “Se me pasan las horas investigando y no me doy cuenta. Me apasiona. Hay cosas frustrantes, momentos bajos, inseguridades… pero me ha encantado y me sigue gustando probar ideas, diseñar experimentos, trabajar con gente y los descubrimientos. No hay nada más emocionante que el momento que descubres algo nuevo”, subraya la premiada.
La doctora asegura que la Inmunología ha transformado “profundamente” la medicina. “Lo ha hecho desde las vacunas, que han sido el mayor logro de salud pública y han salvado más de 150 millones de vidas en 50 años, hasta el éxito de la inmunoterapia. La supervivencia de los cánceres ha aumentado exponencialmente y algunos que eran incurables se están curando”, manifiesta.
La doctora García de Vinuesa no se olvida de los equipos de profesionales que trabaja con ella, “es gente brillantísima” -recalca-, y explica que cuando empiezan una investigación sobre una enfermedad se plantean una hipótesis y un trabajo denominado “libre de hipótesis”. Después, buscan la mutación que puede provocar la patología y la introducen en una célula o modelo animal. “Los ratones nos siguen sirviendo de forma muy útil para conocer el mecanismo de la enfermedad”, añade la inmunóloga. Si se reproduce o se desarrolla dicha enfermedad, es la prueba definitiva de que hay una causa. El paso siguiente es entender los mecanismos con unas herramientas e hipótesis. “Es un proceso detectivesco, bonito y emocionante”, dice.
Gracias a la labor de la inmunóloga y de su equipo muchas personas han liberado su vida de enfermedades, pero ella recuerda con cariño a una mujer de la que libró de la cárcel, después de estar 20 años presa acusada de asesinar a sus cuatro hijos cuando eran bebés. “Fue un proceso de cinco años en el que participaron investigadores de muchos países. Me dio una satisfacción muy grande. Uno de los casos más bonitos en los que he trabajado. Ver que la ciencia puede resolver un caso así y cambiar una vida…. También, el que se replantee cómo la ciencia puede informar a un sistema judicial”, señala.
Durante su carrera profesional, la inmunóloga no sólo ha estado acompañada por su equipo de profesionales, también lo ha estado por el apoyo incondicional de sus dos hijas quienes han llegado a “identificar” mutaciones con su madre. “En los viajes en avión, mientras yo desplegaba hojas y hojas de Excel, analizaban la información conmigo. También, me preguntan en casa qué he descubierto. Tengo mucha suerte por las hijas que tengo y la paciencia que tienen conmigo”, concluye la galardonada con el Premio Nacional de Medicina Marqués de Valdecilla.