Los tratamientos contra el cáncer influyen en el riesgo cardiovascular

Disfunción ventricular, insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial, aparición de arritmias, problemas coronarios, trombosis arteriales, miocarditis… Las consecuencias que los tratamientos oncológicos pueden tener sobre la salud cardiovascular son grandes. A pesar de que con el paso del tiempo las terapias contra el cáncer se han vuelto mucho más eficaces, no están exentas de efectos secundarios y de potenciales riesgos sobre el corazón.

De acuerdo con Cardiotox, un registro internacional que estudia la cardiotoxicidad, es decir, la aparición de la disfunción del músculo cardiaco a causa de este tipo de tratamientos, el 37,5% de los pacientes presentó problemas cardiológicos en el año 2020. De ellos, el 31,6% era de grado leve, en el 2,8% de grado moderado y en el 3,1 % de grado severo. En los grados leves y moderados no se apreció un aumento de la mortalidad y no hubo que suspender el tratamiento oncológico, sin embargo, en los grados severos sí que aumentó la mortalidad.

La doctora Teresa Blasco, cardióloga de Quirónsalud Zaragoza, explica que el cáncer y las enfermedades cardiovasculares comparten muchos factores de riesgo. Entre ellos, el tabaco, la alimentación, el sobrepeso, la falta de ejercicio físico, el consumo de alcohol y la edad avanzada. Además, señala que “la incidencia y prevalencia de procesos oncológicos es mayor en edades más avanzadas, donde también son más prevalentes los factores de riesgo y las enfermedades cardiovasculares”. Por ello, con frecuencia pueden coexistir en el mismo paciente.

Cuidar el corazón en pacientes con cáncer

La doctora Blasco establece algunas recomendaciones para evitar problemas cardiacos en este tipo de pacientes. Entre ellas, “estratificar el riesgo de cardiotoxicidad para identificar a los pacientes de riesgo y poder realizarles un seguimiento más estrecho y utilizar terapias más adecuadas”. Además, hace hincapié en que es esencial que se controlen y traten factores de riesgo cardiovascular como la abstinencia de tabaco y alcohol, la hipertensión arterial, la diabetes y la hipercolesterolemia. “Cuanto mejor estén controlados estos aspectos, menos probabilidad de cardiotoxicidad habrá”.

Controlar, diagnosticar y tratar de forma adecuada aquellas enfermedades cardiovasculares ya presentes previamente en el paciente también es indispensable para evitar el desarrollo de cardiotoxicidad. A ello, hay que sumar que “mantengan una alimentación cardiosaludable, como la dieta mediterránea, para evitar el sobrepeso”. En este aspecto, realizar ejercicio físico de forma regular y con una intensidad adecuada a cada paciente, al menos durante 30 minutos, 5 días a la semana, es esencial.

Otra de las circunstancias que se pueden dar es que una persona que padezca algún tipo de enfermedad cardiovascular desarrolle cáncer. En estos casos, hay que realizar una valoración cardiológica sobre su situación, es decir, “intentar que la enfermedad cardiovascular esté lo mejor diagnosticada y tratada posible antes del inicio de un tratamiento oncológico”. Posteriormente, junto con Oncología, se debe elegir el régimen terapéutico más adecuado en función de su eficacia y riesgo. “Es muy importante realizar un seguimiento estrecho durante el tratamiento oncológico para detectar de forma precoz la cardiotoxicidad, cuando todavía es leve/moderada, e indicar si procede darle un tratamiento cardioprotector y así evitar que evolucione a una toxicidad mayor y, sobre todo, a suspender el tratamiento”.

En la actualidad, Quirónsalud, mediante analítica con biomarcadores de toxicidad cardiaca y la realización de ecocardiogramas seriados, puede identificar precozmente a estos pacientes.

 

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