Por Andrea Rivero
10 de octubre de 2022En los últimos años, la importancia de la salud mental ha ganado peso y se ha convertido en una prioridad a nivel médico y social. Esta tendencia se ha visto especialmente impulsada por la pandemia, momento en el que se estima que aumentaron en un 25% los trastornos como la ansiedad y la depresión en todo el mundo.
Aunque parece que desde la pandemia la salud mental ha ocupado titulares en los medios, esta crisis mundial solo agravó un problema ya existente, que en el pasado se trataba como un tema tabú. No hay que padecer esquizofrenia para hablar de salud mental; el estrés y la ansiedad también son problemas que acechan a muchas personas en su día a día. En España 14 de cada 100 personas padecen ansiedad o depresión, según la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud (SNS).
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 9% de la población española tiene algún tipo de problema de salud mental y el 25% lo tendrá en algún momento a lo largo de su vida. Los trastornos mentales que más prevalencia tienen en la población, según la organización, son los trastornos de ansiedad, que en 2019 afectaron a 301 millones de personas; la depresión, que afectó a 280 millones de personas y el trastorno bipolar, que sufrieron 40 millones.
En España el problema no es menos grave. Entre el 2,5% y el 3% de la población adulta padece un trastorno mental grave, lo que supone más de un millón de personas y más de la mitad de las personas que necesitan tratamiento no lo reciben o i no recibe el correcto.
Son solo números, pero demuestran que es necesario prestar más atención a las enfermedades mentales y frenar el estigma. De acuerdo con el psiquiatra Luis Gutiérrez Rojas, médico especialista en Psiquiatría en el Complejo Hospitalario de Jaén, “estas enfermedades muchas veces vienen acompañadas de estereotipos y prejuicios sociales que estigmatizan dolorosamente a quienes las padecen”.
Los jóvenes son uno de los grupos que más problemas arrastran desde la pandemia- Según el Barómetro Juvenil de Salud y Bienestar, un 15,9% de los jóvenes declara haber padecido problemas de salud mental con mucha frecuencia, por esta razón, para la OMS, los niños y adolescentes son una prioridad, “que puede lograrse mediante políticas y leyes que promuevan y protejan la salud mental, apoyando a los cuidadores para que ofrezcan un cuidado cariñoso, poniendo en marcha programas escolares y mejorando la calidad de los entornos comunitarios y en línea”.
Por otro lado, de acuerdo con un informe elaborado por la Unión Europea, “The impact of the Covid-19 pandemic on the mental health of young people. Policy responses in European countries”, los jóvenes con problemas de salud mental preexistentes, los jóvenes de entornos desfavorecidos, los inmigrantes y los jóvenes LGTBQIA+ se encontraban entre los grupos más afectados por las consecuencias de aislamiento.
El autocuidado ayuda a fomentar el bienestar emocional, dedicar tiempo a realizar actividades que ayuden a mejorar la salud física y mental o simplemente brindarse tiempo a uno mismo fomenta el sentirse bien. Y, en cualquier caso, pedir ayuda a un profesional es indispensable. “Hay que insistir en que es necesario no tener miedo a pedir ayuda pensando que eso nos hace más débiles. Debemos enfrentarnos a estos trastornos con naturalidad y con extremado respeto hacia quienes los padecen”, subraya la doctora María Pérez Páramo, responsable médico de la Unidad de Salud Mental de Viatris en España.
Por otro lado, mantener unas prácticas saludables es básico porque está demostrado que la alimentación o las horas de sueño tienen una relación directa con la salud mental y el bienestar emocional. Comer de manera saludable, hacer ejercicio y dormir correctamente son hábitos fundamentales que ayudan a crear un entorno que fomente la estabilidad emocional y no provoque desequilibrios emocionales.